𝐁𝐚𝐝 𝐑𝐨𝐦𝐚𝐧𝐜𝐞 |Yᥲᥒdᥱrᥱ Hιsokᥲ, Yᥲᥒdᥱrᥱ Iᥣᥣᥙmι, Yᥲᥒdᥱrᥱ Chroᥣᥣo|

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—¡Illumi! —gritó Gon, apretando puños y dientes.

—¡Suéltala ahora! —Kurapika dio un paso hacia él, pero se detuvo cuando Illumi ejerció presión en el cuello de Ume, haciendo que brote una fina línea de sangre. Al ver eso, sus ojos se volvieron de color carmesí—. Maldito... —habló entre dientes.

—Nos veremos pronto, Kill. —Subió a Ume a su hombro y saltó por la ventana que minutos atrás habían roto Gon y Killua.

Ume tuvo la intención de tomar las demás armas que tenía guardadas bajo su vestido, pero Illumi enterró sus garras en sus piernas en señal de advertencia. Además, uno de sus brazos le empezó a doler demasiado luego de que toda la adrenalina abandonara su sistema, lo que la limitaba aún más.

Estaban cayendo demasiado rápido, y cuando creyó que estarían a punto de estrellarse contra el suelo, sintió como algo los jalaba hacia arriba y luego los dejaba caer más lentamente. Rápido descifró que se trataba del Bungee Gum de Hisoka.

Illumi la bajó de su hombro y la cargó al estilo princesa para no levantar muchas sospechas, lo que menos quería era retrasarse, pues sabía que Killua y sus amigos los iban a perseguir, y prefería enfrentarlos en otro momento.

Todo estaba pasando tan rápido para Ume, que ni siquiera se le pasó por la cabeza gritar o usar su nen. Seguía procesando todo, y cuando se dio cuenta, ya estaban lejos de las personas.

—E-esperen, ¿¡a dónde creen que me llevan!? ¡Suéltame, asesino! —Se retorció en los brazos de Illumi.

—Quieta. —Hizo que lo mirara, sus ojos fríos, vacíos, amenazantes, la hicieron temblar—. No pelees, no quiero lidiar contigo ahora. —Luego volteó hacia Hisoka y se dirigió a él—. Sostenla un momento, debo revisar la ubicación que me envió mi madre.

—Muy bien. —Estiró sus brazos y la recibió.

Sus dedos fríos apretaron la piel desnuda de su pierna y brazo, haciendo que Ume se estremeciera y lo mirara. Él tenía una mirada de diversión, lasciva, maliciosa. Ume se sentía menos segura en manos del mago que del manipulador.

—Tienes bastante potencial, pero te contienes a la hora de pelear, ¿y sabes por qué? —preguntó, a lo que ella negó lentamente con la cabeza—. Te contienes porque no atacas para matar, sólo para lastimar, no estás lista para arrebatar una vida, y eso te limita demasiado. Pero una vez que asesines por primera vez estoy seguro que serás casi tan fuerte como tus amigos. —Se relamió los labios.

—¿Eh...?

—Hisoka, avanza —ordenó Illumi.

—Voy, voy.

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Ume Ikeda

—¡Bájame ya, puedo caminar por mi cuenta! —Me removí entre los brazos de Hisoka, cansada de sus constantes toques en mi cuerpo.

—¿Y quién asegura que no intentarás escapar, querida? —Inclinó su cabeza con diversión.

—Aunque lo intentara, ustedes fácilmente podrían atraparme.

—Bájala, de todos modos ya estamos aquí.

Al mirar hacia enfrente, vi una cabaña muy pequeña, diseñada para una sola persona.

Temí que fueran a matarme y ocultar mi cuerpo ahí, pero ellos no son así. Si matan a alguien, no les importa dónde queda su cuerpo, no se esfuerzan en ocultar su crimen.

—¿Por qué me trajeron aquí? —Volteé a verlos.

—Quería molestar un poco Kill, pero no podía tocar a Gon. —Miró a Hisoka de reojo—. Además, tenía la tarea de secuestrarte desde un inicio, no ha cambiado mucho.

—Jonah está muerto, no te pagarán por esto.

—Recibí el dinero desde que le informé que estabas en la fiesta, así que es lo mismo. —Dejó de verme y se dirigió a la cabaña.

—Vamos, cariño, no querrás hacerlo enojar —dijo tomándome del hombro y empujando para que avance.

Sin tener más remedio por el momento, me dirigí al interior de la cabaña sólo para ver que se veía mucho peor por dentro que por fuera. No había ni un sólo mueble, estaba llena de polvo, tenía moho, telarañas y un olor desagradable.

«En serio, ¿qué planean hacerme aquí? ¿De verdad querrán matarme y dejar aquí mi cadáver?», pensé nerviosa. «Podría intentar pelear, son dos asesinos mucho más poderosos que yo, pero prefiero morir luego de haber resistido un poco».

Tenía una última arma en mi escote, oculta en el hueco que dejan mis pechos. El abanico.

"—Siempre da el primer golpe, el primero siempre tiene ventaja. Espera una distracción de tu enemigo, oculta tus intenciones hostiles y ataca cuando menos lo espere. Esto no te asegura la victoria, pero te dará la ventaja. Recuérdalo, Ume".

Los consejos de mi tío aparecieron de repente en mi cabeza. Y mientras veía a Illumi agacharse y buscar algo en el piso, y a Hisoka curioseando, traté de no mostrar mis intenciones, pero tampoco de relajarme, si notaban algún cambio en mi actitud, comenzarían a sospechar. Seguí manteniendo mi actitud precavida y nerviosa, y cuando menos lo esperaban, en un segundo saqué el abanico y ataqué a Hisoka con él.

Por poco lo esquivó, pero logró dejarle una pequeña cortada en el cuello.

No le di tiempo de hacer nada y volví a atacar.

Pronto Illumi se dio cuenta de lo que pasaba, pero no interfirió. Y aunque me extrañó, no le presté atención, pues no podía distraerme de mi objetivo.

—Me tomaste por sorpresa. —Sonrió al mismo tiempo que esquivaba todos mis golpes—. No sentí ninguna intención asesina de tu parte, vaya que te entrenaron bien.

—Deja de jugar, ya encontré la escotilla —habló Illumi.

—Es una lástima. —Pateó mi estómago, haciéndome impactar contra una de las paredes. El golpe fue tan fuerte, que por poco creí que atravesaría la madera de la cabaña—. Debemos seguir con este juego después.

Pisó mi mano, haciendo que la abra por el dolor y tomó el abanico.

Lo miré con odio y un brillo apareció en sus ojos al mismo tiempo que sonreía.

—Te mataré algún día, a ti y a ese maldito Zoldyck. —Apreté los dientes.

Él soltó una risita.

—Esperaré con ansias nuestra pelea.

Luego me tomó del brazo y me hizo dirigirme a la escotilla, que se había ocultado debajo de una de las alfombras.

Bajé por unas escaleras, sosteniéndome con una sola mano, pues la otra me dolía demasiado. Ya la han lastimado dos veces.