༻⎝░⎠༺ sᥲᥒ jᥙᥙ ყoᥒ ༻⎝░⎠༺

214 34 2
                                    

Ume Zoldyck

Al día siguiente desperté sin encontrar rastros de Illumi, y aunque estaba aliviada al principio, después de quitarme las sábanas ese alivio se transformó en preocupación y miedo.

Mi periodo había llegado, se podía ver por la mancha de sangre en la sábana beige y en mi propia ropa. Si Illumi veía esto, estaría en problemas.

Me apresuré a quitar la sábana y la metí a la bañera junto con mi ropa. Me puse ropa limpia y coloqué mucho papel de baño en mi ropa interior para no mancharme.

En el baño había toallas femeninas, pero si abría un paquete, Illumi lo notaría y descubriría que tenía mi periodo.

Lavé con desespero las manchas hasta que desaparecieron casi en su totalidad. Debido a que la sangre estaba fresca, casi no se veía la mancha, pero la ropa que estaba usando era de un color más claro y se veía más el color café rojizo de la sangre.

Seguí tallando aún cuando mis manos se habían entumecido y mis músculos comenzaron a arder, hasta que por fin desaparecieron las manchas.

Envolví la ropa mojada en la sábana y salí de la habitación con sigilo, esperando no encontrarme con alguno de los tres, en especial Illumi.

Llegué al cuarto de lavado, cerré la puerta y metí la ropa a la secadora. Sin embargo, la secadora hacía mucho ruido, y si había alguien en el piso era muy seguro que lo escucharan.

Pasados cinco interminables minutos, saqué la ropa y nuevamente regresé a la habitación, por suerte, sin toparme con nadie.

Volví a poner la sábana en la cama y guardé la ropa. Al terminar solté un suspiro y me senté en el piso, apoyando mi espalda en el borde de la cama.

«No podré engañar a Illumi para siempre, pero al menos quiero decir que lo intenté».

Cerré mis ojos y me permití dormir un rato más.

●☆●☆●☆●☆●

Después de un rato, sin saberlo, me había quedado dormida por otras cuatro horas, por lo que ya era medio día y mi estómago gruñía de hambre.

Al levantarme, un dolor en mi vientre me hizo doblarme y apoyarme sobre la cama.

—Ugh... Malditos cólicos... —murmuré.

Normalmente me habría tomado una pastilla para el dolor, pero pedir algo así sólo hará que Illumi sospeche de mi situación. Hacer un té sería menos sospechoso, pero él problema era llegar a la cocina sin mostrar signos de dolor.

Tomé unas bocanadas de aire y me enderecé con un gruñido de dolor para luego empezar a caminar lentamente hacia la cocina.

Abajo, para mi mala suerte, estaban los tres. Hisoka y Chrollo sentados en la sala de estar e Illumi sirviéndose café en la cocina. En cuanto notaron mi presencia, voltearon a verme al mismo tiempo, haciendo que un escalofrío me recorra la columna.

—Vaya, vaya, pero si es nada más y nada menos que nuestra bella durmiente —habló Hisoka en el mismo tono burlón de siempre—. ¿Disfrutaste tu siesta? Yo sin duda disfruté verte dormir.

No le respondí, sólo seguí bajando las escaleras, conteniendo quejidos y gestos de dolor.

Estaba empezando a sudar frío y sentí que podría desmayarme del dolor. Eso no era normal. Aunque mis cólicos fueran fuertes, nunca habían sido tan violentos. Tal vez era por todo el estrés que había estado sufriendo estos días.

Llegué a la cocina y saqué unas hojas de té, ignorando la presencia de Illumi, luego agarré agua caliente de la cafetera y la serví en una taza.

Durante todo el proceso, Illumi no había despegado sus ojos de mí, me analizaba de forma fría y cautelosa, eso me hacía hacer las cosas con torpeza por lo nerviosa que estaba.

—¿T-tengo algo en la cara? —pregunté luego de cansarme de su mirada.

—Estás muy pálida —respondió Illumi.

—Y estás sudando —agregó Chrollo desde el sofá, sin despegar su vista de un libro.

—¿A-ah, sí? Debe ser por el hambre.

Illumi siguió viéndome, analizándome detenidamente.

—Ume, ven aquí —ordenó.

—E-estoy aquí, no sé a qué...

—Bájate el pantalón.

—¿Qué?... ¿E-estás loco? ¡No haré eso!

—Bájalo o yo lo haré por ti. —Se acercó peligrosamente.

—I-Illumi, no hagas esto ahora, no frente a ellos, por favor... Aún estoy adolorida por... por lo que pasó con... —Miré discretamente a Hisoka, que sólo me veía con una sonrisa socarrona, obviamente nada arrepentido de lo que me había hecho.

—Ume, obedece.

Negué con la cabeza y me alejé de él, pero no tardó en tomarme de la cintura y jalarme hacia él. Me empujó contra la encimera de la cocina y se agachó para bajarme el pantalón junto a mi ropa interior. Al ver la sangre en el papel de baño, se volvió a levantar y yo me apresuré a subirme la ropa mientras las lágrimas resbalaban por mis mejillas.

Illumi no dijo nada más y se fue a la habitación.

—Bueno, bueno, ¿no es esto maravilloso? Nuestra querida Ume ha sido descubierta. —Hisoka se levantó del sofá y se acercó a mí—. Me pregunto si esta vez me dejará jugar un poco contigo o si tendré que hacerlo sin su permiso —susurró en mi oído para luego alejarse e ir a su habitación.

Al quedarnos solos, Chrollo tarareó suavemente y cerró el libro para mirarme.

—Esperaré pacientemente para comenzar mi venganza, y créeme que me serás de mucha ayuda.

Sin dejar de llorar, me dirigí al cuarto de lavado, cerré la puerta y me derrumbé sobre el piso.

Todo iba de mal en peor por cada día que pasaba. La mala suerte me seguía a todas partes sin importar lo mucho que me esforzara para evitarla.

𝐁𝐚𝐝 𝐑𝐨𝐦𝐚𝐧𝐜𝐞 |Yᥲᥒdᥱrᥱ Hιsokᥲ, Yᥲᥒdᥱrᥱ Iᥣᥣᥙmι, Yᥲᥒdᥱrᥱ Chroᥣᥣo|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora