༻⎝░⎠༺ ιᥴhι ༻⎝░⎠༺

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—¡Ume! —gritó una mujer, frunciendo el ceño molesta—. ¡Ume! Dios, ¿dónde se metió? Oigan, ustedes. —Se dirigió a unas sirvientas que estaban limpiando las ventanas—. Díganle a los demás que la busquen. Ella no debe salir bajo ninguna circunstancia de la mansión.

—Sí, mi señora. —Hicieron una reverencia para después buscar a los demás sirvientes de la casa.

—Esa niña no entiende. Salir es muy peligroso para ella —murmuró—. Si ellos saben de su existencia...

Mientras todos en la mansión buscaban a la joven, ella se divertía teniendo un pequeño picnic con su amiga en el bosque.

—Ume, deberíamos volver. Si se enteran de que no estamos, te castigarán y podrían despedirme —dijo la sirvienta, viendo hacia los lados con nerviosismo.

—No te preocupes, Zenda —contestó despreocupada—. Dejé a una muñeca en mi habitación. Nunca notarán la diferencia entre nosotras.

—¿Otra vez el truco de la muñeca de almohadas? Ya lo han descubierto tres veces, no caerán en eso.

—Esta vez la hice más realista. ¿Recuerdas la peluca que te pedí que compraras?

—Ay, no. ¿La utilizaste para eso? Ya está. Me van a despedir.

—Je je. No seas tan pesimista, Zenda. No te despedirán, y si lo hacen, me aseguraré de molestarlos hasta que te hagan volver.

—Seguro...

—Dejando eso de lado. Ya estamos bastante lejos. Jamás había estado tan lejos de la mansión. Se siente... liberador. Después del asesinato de mis padres, viví toda mi vida encerrada y aislada, así que el sólo hecho de estar aquí se siente bien.

—Ume, sabes que tus tíos no te permiten salir porque temen que esos asesinos regresen por ti.

—Lo sé. Sé que lo hacen por mi bien. Pero vivir el resto de mi vida escondida y con miedo... ¿Sabes? A veces pienso que hubiera sido mejor morir con ellos.

—No digas eso. —Tomó sus manos y las apretó.

—Pero su falta me duele cada día. No lo soporto.

—Ume...

—¡Señorita Ume! —gritó un mayordomo.

—¡Rayos! —dijeron ambas chicas al ser descubiertas y verse en problemas.

—¡Zenda, ¿cuántas veces te hemos dicho que no ayudes a la señorita a escapar?!

—¡Lo siento mucho, yo...!

—Perdón, yo la obligué a venir. La arrastré hasta aquí, ella no quería salir.

—Su tía está muy preocupada. Debemos volver rápido.

—Voy. —Agachó la cabeza y soltó un suspiro.

Cuando estaban caminando, miró hacia atrás, viendo el hermoso paisaje en el que estaba. Luego regresó su vista al frente, lamentando no haber podido disfrutar más del exterior.

Cuando estuvieron a unos pocos metros de la mansión, vio a su tía, que no lucía nada feliz.

—Está enojada —susurró Ume.

—Está furiosa —concordó Zenda.

—¿¡Se puede saber en dónde te habías metido!? —Se dirigió a ella cuando estaban a unos pasos de distancia.

—Estaba...

—¡Te hemos dicho mil veces que no puedes salir de la mansión! ¿¡Acaso quieres morir!?

—No, sólo quería...

—¡Tu tío y yo hacemos todo lo posible para protegerte, pero parece que no te importan nuestros esfuerzos!

—¡Eso no es...!

—¡Nos preocupamos por tu bien, Ume! ¡No queremos que termines como tus padres! ¡No lo...! No lo soportaríamos... Perderte a ti también... —Puso sus manos en su vientre y se abrazó a sí misma.

Nidia se casó con Enoch unos años antes de que los padres de Ume se casaran. Poco tiempo después de casarse, Nidia quedó embarazada de una niña, pero unos meses antes de su nacimiento, sufrió un aborto espontáneo y perdió a su hija. Luego los doctores le dijeron que había quedado estéril, y su sueño de tener su propia familia no se cumplió. Por eso cuando Ume nació dos años después de lo ocurrido, la vio como su propia hija y siempre se preocupó por ella como una auténtica madre lo haría.

—Perdón, tía. —Tomó sus brazos para reconfortarla—. No lo volveré a hacer, lo prometo, y esta vez sí lo cumpliré.

Nidia sonrió y la tomó de la mano.

—Hay que entrar. Tu tío nos espera para comer.

Ume asintió y la siguió hasta el comedor donde ya estaba su tío.

—¿Volviste a escapar, Ume?

—No fui tan lejos, y sólo iba a estar ahí por muy poquito tiempo.

—Sabes que no puedo protegerte fuera de la mansión. Si alguien llegara a atacar y tú no estuvieras aquí, no tendría forma de saber tu ubicación inmediata o si te encuentras bien.

—Lo sé. Ya no lo haré de nuevo.

Enoch asintió y luego se dispuso a comer.

Enoch Ikeda, el hermano de Uriel Ikeda, el padre de Ume, fue considerado uno de los mejores usuarios del nen, pero este lo usaba más para proteger su casa y a su familia que para pelear. Lo contrario a Uriel, quién siempre se metía en problemas con otras personas y hacía enemigos que pagaban a asesinos para matarlo, y por desgracia lo consiguieron.

—Estaba pensando en ir a la ciudad mañana —comentó Nidia—. ¿Quieres que te compre algo, Ume?

—Hmm... ¿Armas nuevas? Las mías ya están un poco viejas y usadas.

—Bien, veré qué puedo encontrar.

—Mañana tu práctica será con el arco y el kusarigama. Hoy termina de entrenar con el abanico, ¿de acuerdo?

—Sí, tío.

Ume tuvo que aprender a combatir desde la muerte de sus padres por si algún día tenía que defenderse por sí sola. Su tío contrató a maestros de Nen, de artes marciales, con espada y muchos otros para que le enseñaran técnicas básicas. Ahora ella es capaz de usar cerca de 20 tipos de armas.

—Últimamente la has hecho entrenar demasiado. ¿No crees que sería bueno darle un descanso?

—Imposible, y más con la situación actual. ¿No oíste hablar del incidente con el Gen'ei Ryodan y la muerte de los dones?

—Sí, ¿pero eso en qué nos afecta a nosotros?

—Es que "ellos" estuvieron involucrados en el incidente.

—¿¡Ellos!? ¿Entonces dices que podríamos estar en peligro?

—Aún no lo sé. No parecen estar interesados en nosotros, pero eso puede cambiar. Debemos estar preparados para cualquier situación que pueda presentarse.

—Y justo cuando tenemos ese problema con ese sujeto.

Aunque pareciera que Ume sólo se concentraba en comer, en realidad estaba muy atenta a la conversación, ya que incluía a aquellas personas que le robaron la felicidad, la seguridad y la libertad: la familia Zoldyck. Una familia de asesinos que tiempo atrás mató a sus padres enfrente suyo.

¿Y si ellos vuelven para matarla también? ¿Y a sus tíos?

Apretó sus manos contra sus piernas, temerosa de lo que pudiera ocurrir si se les ocurre regresar.

«No, no pasará nada. El tío es muy fuerte. Él podrá derrotarlos si se atreven a atacarnos».

Y segura de sus palabras, volvió a comer.

𝐁𝐚𝐝 𝐑𝐨𝐦𝐚𝐧𝐜𝐞 |Yᥲᥒdᥱrᥱ Hιsokᥲ, Yᥲᥒdᥱrᥱ Iᥣᥣᥙmι, Yᥲᥒdᥱrᥱ Chroᥣᥣo|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora