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—¿Te dijo dónde debían verse? —preguntó Killua.

—Eh... ¡Demonios, no le pregunté eso! P-pero supongo que llamará pronto para decírmelo, ¿no? —respondió viendo su teléfono.

—Aunque lo veas una y otra vez, no harás que te marque.

—Lo sé, pero aún así estoy ansiosa.

—Ya llegamos al aeropuerto. —Señaló Gon el edificio delante de ellos—. ¡Oh, y miren quién está ahí! —Movió su brazo para saludar a alguien.

—Vaya, es tu príncipe azul —se burló Killua.

Ume se sintió aún más nerviosa al verlo acercarse muy rápido a ella.

—Kurapika, yo... —Calló cuando los brazos del joven se envolvieron alrededor de su cuerpo.

—Me alegra saber que estás bien —murmuró y acarició su cabello—. Perdón por no estar contigo en ese momento.

—No necesitas disculparte por eso. No fue tu culpa.

Kurapika negó.

—Yo ya sabía que esos asesinos podrían ir por ti en cualquier momento y aún así te dejé sola.

—¡Ejem! ¿Qué quieres decir con sola? —Killua se cruzó de brazos, viéndose indignado.

—Bueno, no estabas sola, pero aún así estuviste en riesgo. Killua, Gon, les agradezco que hayan salvado a Ume.

—Es nuestra amiga, lo haríamos sin pensar de nuevo, así que no agradezcas —dijo Gon.

—Sí, sería una molestia que nos agradezcas cada vez que la salvemos. Es lo normal, así que no hace falta —habló rascándose la nuca y desviando la mirada.

—De acuerdo. —Les sonrió—. Entonces vámonos de aquí, ya compré boletos para el avión.

—¿Y a dónde iremos? —preguntó Killua.

—A Yorkshin.

●☆●☆●☆●☆●

—Perdón por hacer que se queden en este lugar, pero no creo que los dejen quedarse conmigo —dijo Kurapika en cuanto todos entraron al hotel.

—Es mucho mejor de lo que esperaba —comentó Gon.

—Será suficiente.

—Quisiera poder quedarme más tiempo, pero debo volver. —Se dirigió a Ume—. Por favor, no salgas si no es necesario, ¿sí? Vendré a visitarte cada vez que pueda. —Se acercó hasta estar a muy poca distancia de ella.

—Mejor les daremos privacidad. —Sonrió Killua.

—¿¡E-eh!? —Ume volteó a verlos con nerviosismo.

—Se los agradecería. —Asintió Kurapika.

Ume volvió su vista a él con más nerviosismo, pero este sólo le sonrió.

Killua jaló a Gon y lo sacó del lugar, dejándolos completamente solos.

El corazón de Ume latió desbocado y temió que él lo escuchara, pero no sabía que Kurapika estaba sufriendo por lo mismo a pesar de verse tan calmado.

—Quiero pedirte perdón una vez más —dijo al fin, rompiendo el silencio.

—Pero ya te dije que...

—Aún así quiero hacerlo —interrumpió—. No me sentiré bien hasta que te pida perdón mil veces más.

—Kurapika, no quiero que te sientas culpable. No me pasó nada.

—Te abandoné después de pedirte ser mi novia y no estuve contigo para protegerte. Si te hubiera pasado algo, entonces sería mi culpa, por eso pido que me disculpes.

—Si eso te hace sentir mejor y menos culpable, estoy dispuesta a perdonarte esas mil veces y repetirte que no fue tu culpa. —Puso su mano en la mejilla del chico.

—Gracias. No podría haber pedido a una novia más perfecta que tú. —Acarició su barbilla con sus dedos y la miró con ternura.

—Opino lo mismo, Kurapika —susurró al mismo tiempo que se acercaba lentamente a sus labios.

Cuando sus bocas se encontraron, Kurapika tomó la cabeza de Ume y la atrajo a sí para profundizar el beso.

—Hmm~ —gimió Ume por la pasión que Kurapika le estaba mostrando.

Reacio, él se alejó de ella.

—Te quiero, Ume.

—Yo también te quiero, Kurapika.

●☆●☆●☆●☆●

—Quiero salir —dijo desde el sillón.

—Sabes que no puedes hacerlo —respondió Killua.

—Lo sentimos, Ume, pero nos importa tu seguridad.

—Pero ustedes sí pueden salir, ¿por qué yo no?

—Illumi no me mataría a mí, y Hisoka impediría que mate a Gon, pero tú no les importas.

—Pero estoy muy aburrida. ¿Cuándo podré salir de aquí? ¿Tendré que pasar toda mi vida huyendo de ellos?

—No, no estarás encerrada toda tu vida.

—Killua, si estás diciendo eso con tanta seguridad, ¿acaso tienes un plan?

—Illumi se toma muy en serio su trabajo como asesino y ten por seguro que él siempre acaba con su objetivo.

—Se oye como alguien muy peligroso —comentó Ume.

—Pero si algo le pasa a su contratador, entonces abandona el trabajo. Si encontramos a la persona que lo contrató y lo asesinamos, entonces él no tendrá motivos para matarte.

—El que lo contrató... Ahora tengo un motivo más para encontrarlo —apretó los puños.

«¿Qué clase de horrible persona es aquella que pagó para acabar con nosotros, con mi familia? Cuando lo vea, pediré explicaciones y después lo haré rogar por su vida».

𝐁𝐚𝐝 𝐑𝐨𝐦𝐚𝐧𝐜𝐞 |Yᥲᥒdᥱrᥱ Hιsokᥲ, Yᥲᥒdᥱrᥱ Iᥣᥣᥙmι, Yᥲᥒdᥱrᥱ Chroᥣᥣo|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora