༻⎝░⎠༺ go ༻⎝░⎠༺

774 80 7
                                    

Ume Ikeda

—¿¡Qué es eso!? ¿¡Y eso!? ¿¡Y eso otro!? —Señalé todo con notable curiosidad.

—Tranquila. —Rió Kurapika—. Tenemos todo el día para ver todo.

—¡Ume, mira eso! —llamó Gon.

—¿¡Qué!? ¿¡Qué es!? —Me acerqué rápido a él.

—Es un dulce y está muy rico. ¡Debes probarlo! Disculpe, deme unos cuantos de estos, por favor —pidió a un vendedor.

—Enseguida —le respondió con una sonrisa.

Ese ambiente me hacía olvidar por unos momentos lo que había sucedido apenas el día anterior, pero aún con todas las cosas bonitas y exóticas que veía, no podía olvidar esos dos pares de ojos. Unos que se veían divertidos, y los otros sin emoción alguna.

●☆●☆●☆●☆●

—Kurapika...

—¿Sí?

—¿Por qué nos separamos de los chicos? Ya es de noche, ¿no deberíamos volver?

—Volveremos pronto, antes quería enseñarte un lugar.

—¿Un lugar?

—Sí. Ya verás qué es cuando lleguemos.

—Bien...

Nos adentramos cada vez más al oscuro bosque, y de no ser porque teníamos una linterna, ya me habría tropezado unas seis veces con las rocas.

De vez en cuando veía el cielo estrellado, pero los árboles no me permitían ver mucho, y aún así, podía saber que era una hermosa noche.

—Llegamos —habló de repente y me hizo exaltar.

—¿Es aquí? —cuestioné al no ver nada más que pasto.

—Sí, ven conmigo. —Extendió su mano.

Acerqué la mía poco a poco hasta sentir mi mano en contacto con la suya. Tan cálida.

Sonrió, apagó la linterna y caminó junto a mí a través de la hierba.

Tan pronto nos adentramos en ella, un montón de luciérnagas salieron de sus escondites y volaron a nuestro alrededor.

En la mansión había visto unas cuantas, pero esa cantidad era sorprendente, tanto que no podía hacer otra cosa más que abrir la boca ante tal espectáculo natural.

—Kurapika, esto es bellísimo —dije embelesada.

—Lo sé. Es muy hermoso. —Alargó su mano libre y una luciérnaga se posó en su dedo índice.

Acercó su dedo a mi cara y la luciérnaga voló de su dedo a mi nariz.

Reí cuando sentí como caminaba sobre mí, haciéndome un poco de cosquillas con sus pequeñas patitas. Luego de haberse paseado un rato, voló junto a sus amigas.

—Gracias por traerme, Kurapika. —Apreté su mano con una sonrisa que reflejaba gratitud, alegría y algo de nostalgia.

—No hay de qué —respondió este—. Me alegra verte así de feliz. Eres más bonita cuando sonríes emocionada por algo nuevo.

Agaché la mirada sonrojada, pero aún sin dejar de sonreír.

"—Unos dicen que se siente como si tuvieras mariposas en el estómago, tiemblas de los nervios, sudas, tu corazón se acelera, sientes que podrías desmayarte".

Miré disimuladamente a Kurapika mientras recordaba las palabras de mi tía.

¿Estoy confundiendo la gratitud con el amor, o de verdad estoy enamorándome de él?

●☆●☆●☆●☆●

—¡Kurapika, ¿puedes decirme qué es...?! —Me detuve cuando lo vi empacando sus cosas—. ¿Nos volveremos a ir? —Ladeé la cabeza.

—No, yo me iré.

—¿Qué?

—Tengo que seguir buscando los ojos de mis amigos, y habrá muchos lugares peligrosos a dónde voy, así que no puedo llevarte.

—No soy una niña, no necesito que me protejan. Tal vez no lo creas, pero soy muy buena peleando con armas. Déjame ir contigo, prometo no ser una carga para ti —rogué, sonando un poco desesperada.

—No. Esto es algo que debo hacer solo. No quiero que nadie más se involucre en esto.

—¡Kurapika!

Me miró con una sonrisa triste.

—Prometo volver pronto. —Se acercó para acariciar mi cabeza.

Lo abracé con fuerza, llorando sobre su pecho.

—Gracias por todo lo que hiciste por mí en estas semanas.

—Ume, mírame. —Tomó mi barbilla y alzó mi cara—. No llores. Sólo me iré por un tiempo.

Asentí sonriendo, pero sin dejar de llorar.

Y cuando menos me lo esperaba, Kurapika se acercó con rapidez y me besó.

Solté un jadeo por la sorpresa, y después cerré los ojos y le devolví el beso. Era un beso inexperto, inseguro, pero tierno y cálido. Reflejaba los sentimientos puros que teníamos el uno por el otro.

Nos separamos poco después, y con las mejillas sonrojadas, le pregunté, aunque ya sabía la respuesta a mi pregunta.

—¿P-por qué me besaste?

Él me sonrió.

—¿Acaso no es obvio? Ume, me gustas. Sé que me iré y que no volveré hasta después de un tiempo, pero aún así quiero preguntarte, ¿saldrías conmigo?

Asentí lentamente, sin poder creer que de verdad eso estaba pasando.

—Sí quiero —dije en un murmullo tan bajo que por un momento creí que no me había escuchado.

Me abrió los brazos y yo de inmediato me acerqué y lo abracé.

—Es egoísta, pero por favor no te enamores de nadie más en lo que no estoy.

—¿Cómo podría hacerlo? Lo que siento por ti es tan fuerte que dudo llegar a sentirlo dos veces.

—Entonces espérame. Volveré pronto por ti, lo prometo. —Se separó para besar mi frente.

—Te estaré esperando todo el tiempo que sea necesario.

Levanté mi cara para verlo, y nuevamente nos acercamos para besarnos.

«Tía, ¿es bueno que sea tan feliz incluso cuando ya no estás? ¿Me merezco esta felicidad? No pasará nada malo, ¿cierto? Porque tú me estás cuidando desde el cielo, ¿verdad?».

𝐁𝐚𝐝 𝐑𝐨𝐦𝐚𝐧𝐜𝐞 |Yᥲᥒdᥱrᥱ Hιsokᥲ, Yᥲᥒdᥱrᥱ Iᥣᥣᥙmι, Yᥲᥒdᥱrᥱ Chroᥣᥣo|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora