༻⎝░⎠༺ sᥲᥒ jᥙᥙ ιᥴhι ༻⎝░⎠༺

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Al día siguiente, al despertar, Ume tuvo muchísima hambre, por lo que bajó de forma cautelosa a la cocina esperando no encontrarse con Hisoka o Illumi, pues no tenía la suficiente valentía para enfrentarlos en ese momento. Por suerte, el piso parecía estar completamente vacío. No había ni un sólo ruido. Así pues se apresuró a buscar comida que pudiera llevarse para volver a encerrarse en su habitación. Encontró fruta y cereal, así que agarró dos manzanas y se llevó la caja del cereal.

Cuando pasó por la sala, escuchó el sonido de desbloqueo de la puerta y por los nervios casi tropieza. La puerta se abrió tan rápido que ya no le dio tiempo de volver a subir y por ahí entró Illumi. Ume intentó regresar a su habitación, esperando que aún no la notara, pero su voz la detuvo.

—Ven —ordenó.

Apretó la comida contra su pecho y bajó hasta quedar delante de él. Trató de mirarlo a los ojos, pero tenía tanto miedo de encontrarse con esa mirada fría y vacía que mejor decidió quedarse con la cabeza baja.

—¿Te duele?

—¿Eh? —Lo miró, incrédula de lo que acababa de preguntarle—. A-algo...

Él suspiró y se acercó más, haciéndola retroceder, así que la tomó del hombro para que se quedara en su lugar y luego tocó su vientre.

—¿Duele aquí?

—No, eso...

—¿Has tenido mareos? ¿Vomitaste recientemente? ¿Tienes antojos?

«Ah, ya veo hacia qué va esto. Sabía que él no podría llegar a preocuparse por mí».

—No tengo nada de eso. Estoy igual que siempre.

Illumi se le quedó viendo para luego alejarse de ella.

—Cámbiate, vamos a salir.

Sin decir nada, ella subió hasta la habitación para hacer lo que le dijo.

●☆●☆●☆●☆●

Llegaron a un hospital, y por supuesto Ume ya sabía porqué estaban ahí, lo que la ponía nerviosa.

Cuando entraron, Illumi fue con la recepcionista, le dio su nombre y con eso ella los guió hasta un consultorio donde ya estaba un doctor esperando.

—Señor y señora Zoldyck, me alegra que vinieran. Los esperaba con ansias.

«Otra vez me llaman con ese maldito apellido, y se supone que no muchos sabían del matrimonio».

—Quiero pasar directo a los exámenes —respondió Illumi con el mismo tono inexpresivo que usa.

—Ah, por supuesto. Entonces comenzaré ahora. Señora... o señorita, si me permite llamarle así. Es que aún se ve muy joven.

—Apenas tengo diecinueve años, y prefiero que me llame Ume, por favor.

El doctor vio de reojo a Illumi, a él parecía no importarle lo que Ume dijera, así que le sonrió y asintió.

—Ume, voy a sacarte sangre para hacer la prueba de embarazo.

Ella tragó saliva y asintió.

El doctor sacó unas guantes de látex, se los puso, abrió un paquete de una jeringa y sacó demás cosas para esterilizar la zona donde insertaría la aguja.

Eso le traía recuerdos.

Su tía era doctora, pero rara vez ejercía. Aún así, era muy buena, y siempre que Ume debía recibir sus vacunas, ella le cantaba una canción para distraerla del dolor y después le daba una gran porción de pastel o helado de chocolate.

Inconscientemente sonrió, y luego cerró los ojos, esperando sentir el piquete.

El doctor esterilizó la zona primero y luego Ume apretó los labios por el dolor y trató de mantener relajado su brazo, pues sabía que si su sangre no salía, tendrían que volver a picarla. Una vez que recolectó la sangre, sacó la aguja y le puso un algodón con alcohol en el brazo.

—Los resultados estarán listos mañana, así que...

—Los quiero ahora —exigió Illumi.

—Ah... Pero...

El doctor estaba a punto de objetar, pero ante la intimidante presencia del Zoldyck, no tuvo más opción que asentir.

—Entonces regresaré en unos minutos. —Hizo una reverencia y salió corriendo del consultorio con la muestra en mano.

Ume se sintió curiosa por la impaciencia de Illumi, no creía que el resultado le fuera a importar tanto.

Esperaron por unos largos e incómodos minutos. No se hablaban, no se miraban, y hasta respirar o moverse ponía nerviosa a Ume.

La tensión en el aire se estaba volviendo muy pesada, haciéndola desesperarse cada vez más. Juraba que pasar un minuto más en ese estrecho lugar junto a él la volvería loca. Por suerte para ella, el doctor llegó poco después.

—Lamento la tardanza.

Se veía sudado y estaba respirando de forma irregular.

«Pobre hombre, seguro estuvo corriendo para llegar pronto».

—Aquí están los resultados. —Se los extendió a Illumi.

Ume se puso tensa mientras veía a Illumi leer la hoja, y en su mente rogaba para que la prueba fuera negativa. Y cuando él frunció el ceño, empezó a sentir esperanza.

—¿Por qué no está embarazada? —preguntó de forma contundente—. ¿Es estéril?

—No, nada de eso. Hicimos otra prueba con la misma sangre y se vio que su mujer es muy sana y fértil, y usted también se hizo pruebas hace unas semanas y salió lo mismo. Ambos están en perfectas condiciones.

—¿Y entonces?

—Las causas pueden ser muy variables. Tal vez infecciones, una ovulación anormal o estrés. Podemos hacerle más estudios, pero como es joven lo más probable es que sólo sea estrés. Ya saben, si piensan demasiado en concebir un hijo, puede que les sea muy difícil lograrlo. Lo que recomiendo es que disfruten el momento y no se centren en eso.

Illumi volteó a ver a Ume, haciendo que se pusiera nerviosa y desviara la mirada.

—Haga más estudios por si acaso. Todos los que sean posibles.

El doctor asintió y la miró.

—Entonces acompáñenme, por favor.

Se levantó, agradecida de poder salir de ese estrecho lugar, pero su alegría duró poco cuando vio que Illumi también se levantó.

«Claro, no se arriesgaría a dejarme sola porque podría escaparme».

Evitó suspirar y sólo siguió al doctor.

𝐁𝐚𝐝 𝐑𝐨𝐦𝐚𝐧𝐜𝐞 |Yᥲᥒdᥱrᥱ Hιsokᥲ, Yᥲᥒdᥱrᥱ Iᥣᥣᥙmι, Yᥲᥒdᥱrᥱ Chroᥣᥣo|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora