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—¡Kurapika, están justo detrás de nosotros! —gritó Gon.

—¡Más les vale tener sus cinturones! —advirtió antes de girar el volante hacia la derecha, en dirección a un pequeño precipicio.

Tuvieron que apoyarse de los asientos con fuerza para no golpear su cabeza con estos al momento en que el auto cayó desde gran altura a otra carretera.

A Kurapika le costó tomar el control del vehículo luego de eso y estuvieron a punto de volcar, pero logró estabilizarlo y seguir conduciendo.

Gon se asomó a la ventana, mirando hacia arriba para ver dónde estaba el auto rojo.

—¡Kurapika, Illumi va a...!

La oración de Gon fue interrumpida cuando escucharon que algo caía sobre ellos. Poco después, otro peso cayó y empezaron a llegar golpes y cortadas desde arriba.

—¡Van a desgarrarlo! —exclamó Kurapika.

Ume sacó la pistola y disparó hacia el techo del auto repetidas veces.

—¡Perdón si mato a tu hermano, Killua!

—¡Sujétense! —Kurapika empezó a mover el auto en zigzag, intentando echar a los que estaban sobre él. Al no conseguirlo de esta forma, frenó de golpe, y tanto Illumi como Hisoka cayeron sobre el asfalto.

—¡De reversa, de reversa, reversa! —gritó Ume.

Al igual que ellos, Chrollo empezó a ir de reversa para seguirlos. Mientras, Illumi y Hisoka se apresuraron a levantarse y correr detrás de ellos.

Al verse acorralados, Kurapika giró el volante de nuevo para guiar al coche hacia otro acantilado, pero esta vez se fueron de reversa.

—¡Vamos a morir! —gritó Ume y cerró los ojos.

El auto volcó y dio demasiadas vueltas hasta que llegó al final del acantilado y cayó de cabeza.

—Hay que salir rápido —dijo Killua, desabrochando su cinturón y ayudando a Gon con el suyo.

Ume se zafó del cinturón y empezó a patear el cristal de la puerta para salir.

—¿Cómo es que el auto no explotó? —interrogó, intentando recuperar la calma.

—Usamos un auto reforzado, pero eso lo hizo muy lento. Aún así no podemos quedarnos cerca de él —explicó Kurapika.

Los demás asintieron y empezaron a correr lejos.

Mientras estaban corriendo, Ume habló muy extrañada.

—Hay algo que no termino de entender.

—¿Hmm? —Volteó a verla Kurapika, sin dejar de correr.

—Si ellos ya tienen a mi tío, ¿por qué me querrían a mí? Se supone que me iban a usar para atraerlo a él —explicó.

—Posiblemente quieran torturarte para obligarlo a hacer algo —dijo Killua.

—Se supone que querían matarlo, no manipularlo.

—Tal vez te quieren también para acabar con todos los Ikeda existentes, para erradicarlos —dijo Kurapika.

—Entonces nunca dejarán de perseguirme...

—¡Chicos! —gritó Gon y enseguida todos dejaron de correr, pues delante de ellos estaba Chrollo.

—Tú otra vez —gruñó Kurapika.

—Niños, no tengo problemas con ustedes dos, si se alejan con calma, los dejaré ir —dijo, refiriéndose a Gon y Killua.

𝐁𝐚𝐝 𝐑𝐨𝐦𝐚𝐧𝐜𝐞 |Yᥲᥒdᥱrᥱ Hιsokᥲ, Yᥲᥒdᥱrᥱ Iᥣᥣᥙmι, Yᥲᥒdᥱrᥱ Chroᥣᥣo|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora