Melodías de Verdad

Una creación fiel a la Verdad llamada Iaverah

Gran tranquilidad le brindó la Esencia nombrada como Iaverah a Tikvah por medio de la Ubraia que por incontables tiempos no dejó de entonar, siendo esto además de su presencia en ese lugar, el motivo que le permitió a Tikvah sentir algo que en un principio poco reconoció mas pronto identificó, aquello fue una sensación que en el pasado al lado de Tavh disfrutó, antes que la Esencia decidiera retirarse para no volver más; provocando tan inesperado suceso que Tikvah lograse recordar los momentos que tuvo al lado de su igual, los cuales pronto concluyeron cuando le hubo abandonado y posteriormente olvidado, originando esto como consecuencia que Alefh terminase deambulando en la oscuridad sin saber qué rumbo tomar; olvidando su propósito y convirtiéndose en nadie hasta la aparición de Iaverah, por lo que, como primera reacción simplemente a la Esencia le agradeció y aún cuando ésta última poco comprendió, aceptó cada palabra sin saber que a Tikvah había arrebatado de la oscuridad al brindarle fortaleza para volver a confiar y no dudar, ocasionando todo esto aquella grata sensación que Tikvah no había sido capaz de volver a padecer tras la partida de Tavh, pero tal suceso ya no importó al sentirse nuevamente como Alguien para otra creación, que si bien de ésta poco conoció, le fue de satisfacción saber que la abrumadora soledad ya no le perturbaría mas, además de tener la oportunidad de unirse a Iaverah para cumplir con su encomienda al ayudar a los lejanos Birkath que hubo dejado atrás y de los cuales no evitó mencionar en la Ubraia que emitió esperando alcanzar la Eternidad, dirigiéndose a la Existencia de El que Todo lo puede contemplar, que tras haber dejado pasar incontables tiempos nuevamente volvió a recordar, hablando Palabras que la brillante Creación poco comprendió al hacer referencia a acontecimientos del pasado en donde se destacó el encuentro de Alefh con los Birkath que en ese tiempo esperó ayudar al alejarlos de su inminente final, sin embargo el Eterno Creador que desde el Inicio de todo Principio a las Esencias observó, se dirigió hacia Tikvah por medio de Iaverah, pues solo ésta última fue capaz de escuchar la Verdad que le otorgó El que Todo lo puede contemplar, ello a través su Voz fue como le compartió a la avergonzada Creación que cada Palabra captó, reconociendo finalmente su error y aceptando ante el Eterno Creador que no debió olvidar aquella Promesa brindada tiempos atrás, mas en ese momento ya no le era tan importante quien fuese su igual, esa Esencia que le hubo dejado por perderse en la oscuridad, yéndose a un apartado lugar para unirse a otra Creación que le otorgó la oportunidad de comenzar algo mas mientras de Alefh se llegó a olvidar; causando dichas palabras por parte de Tikvah que la brillante Creación llegase en ésta a confiar, pues para Iaverah le resultó un poco difícil al encontrar semejanza entre Tikvah y la existencia de quien fuese su igual, pero todo se resolvió y una grata tranquilidad a la radiante Creación envolvió tan pronto escuchó la Voz del Eterno Creador que les indicó no alejarse una de la otra hasta cumplido su tiempo, ya que aún existió una encomienda que debían realizar y para cumplir con ello fue necesario no apartarse de la Verdad: —... Porque Yo les guiaré por el Caos al lugar en donde deberán por un tiempo morar, ahí aprenderán a prosperar antes de encontrar su final; pero de esto no deben temer porque Yo siempre les acompañaré —Fue gracias a las Palabras del Eterno Creador que Iaverah en su acompañante confió, además de percibir en ésta aún un poco de esa cálida y amena sensación relacionada a la Verdad que Iaverah tanto defendía y nunca llegó a olvidar, lo cual le ayudó a tener seguridad al saber que no cometería una equivocación como así sucedió con su igual, por ello a Tikvah se dirigió y con una maravillosa Ubraia a El Todo le agradeció por el nombre que le brindó, acción que Tikvah imitó, pues más allá de lo cual ella pudo considerar, Tikvah le hubo mencionado a Iaverah parte de su propósito en la oscura inmensidad, además de agregar respecto al nombre que le otorgó El que Todo lo puede contemplar.