Capítulo 31 Fin de año

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Ray

      
     Es lindo querer a alguien, andar de la mano con esa persona, tener a alguien en quien poder confiar plenamente, poderle mostrarle mi niño interior sin ser juzgado, es hermoso conocer a alguien que te acepte conociendo primero tus defectos y no tus virtudes.Todos necesitamos eso, cuando lo encuentres, quédate en ese lugar, aférrate fuerte y conviertelo en tú hogar, personas como esas no se encuentran dos veces en la vida.

      Yo creo que la he encontrado, viene en 1.60cm, enojona, inteligente, rubia y con un ligero rencor hacia los aguacates; tal vez es muy pronto para pensar de esa forma, pero mi corazón manda.

—¿En qué piensas?—me pregunta Noah mientras vamos caminando a la cabaña de Rubén.

—En lo feliz que me hace tú presencia—sus mejillas se sonrojan y se tapa la cara con sus manos—¿Qué pasa?—la abrazo riendome.

—Me da vergüenza—susurra mientras yo la aprieto más a mí.

—¿Que te da vergüenza?—le hago cosquillas y ella ríe inflando sus cachetes.

—Que me demuestres tanto amor, me haces ponerme como un tómate.

—¿No te gusta qué te demuestre mí amor?—le sigo haciendo cosquillas, ella solo se ríe mientras intenta alejarse—Pues te aguantas, me tendrás que soportar toda la vida.Mi cariño es infinito—le sostengo las mejillas y empiezo a besarle toda la cara.

—Rayyyy—protesta mientras intenta liberarse de mis brazos y mis besos—Ray ya para—me pega en el brazo y me mira seria.

—Ok,Ok—cruzó mis brazos—Ya me detengo.

—Vamos a ver si no han quemado la cabaña—se acerca y pasa sus manos por mi cuello, vuelvo a sentir la calidez de sus labios sobre los míos y su sabor cereza—Estoy cansada— murmura dándome varios picos seguidos.

—Vamos pitufa.

         Fuimos caminando por la orilla de la playa, entre chistes, empujones a Noah, empujones que ella me devolvió y terminé de cara a la arena, hasta que logramos llegar a la cabaña.Entramos a la casa—Rubén me prestó su llave por si llegábamos más tarde y todos estaban durmiendo—, es raro encontrar el lugar vacío, conociendo a los chicos ya hubieran hecho un incendio en el lugar.

—No hay nadie creo—le comunicó a Noah ya dentro de la sala.

—Deben estar durmiendo.

 
   No era muy tarde, pero debido a que mañana se viene un gran día, de fiesta, ellos debieron acostarse a dormir para ganar fuerzas para disfrutar el día.Noah  y yo nos dirigimos hacía la habitación que nos corresponde.Nada más entrar Noah me pidió que me volteara.

—Es estupido—le explico—Ya te he visto desnuda y soy tú novio—digo lo último sonriendo.

—Deja de protestar o duermes en el piso—me amenaza—No mires—me advierte cuando intento virarme.

Una vez cambiados de ropa, con nuestros cómodos y calientes pijamas, nos metemos bajo las sábanas.Nos quedamos mirándonos, su mano viaja a mi cara y comienza a acariciarme, incluyendo el pelo.Se siente tan bien.

—¿Tienes sueño?—me pregunta y yo solo asiento con los ojos cerrados, tratando de disfrutar lo máximo posible de sus caricias.

—Ven—la jalo hacia mi y enrosco mis brazos en ella, quedando mi nariz en su cuello, su olor a coco inunda mis sentidos—Sigue haciéndome cariñitos en el pelo—le pido y ella continúa acariciandome.

    
      Nuestro cómodo e íntimo silencio fue interrumpidos por gritos de la habitación de al lado.

—¿Que fue eso?—saco la cabeza de mi escondite en el cuello de Noah.

El final de mi arcoíris (Wattys 2022)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora