Sus ojos se abrieron de golpe, pero pocos milisegundos tardaron para entrecerrarse llenos de pesadez nuevamente. Un suspiro cansado escapó de sus agrietados labios mientras solamente cerraba con fuerza sus ojos, tallándolos fuertemente con sus manos. Había despertado, así que era hora de comenzar con la rutina mañanera: sentirse miserable por unas horas, siendo acechado por pensamientos e ideas estúpidas y corrosivas las cuales desintegran cada pequeño gramo de esperanza que le quedaba, y luego de ello desayunar cualquier pequeñez que le dieran.
De vez en cuando desearía lograr despertar sin sentirse agotado, sin dolor en las caderas, y sin preguntas acerca de que había pasado con exactitud la noche anterior, pero ese era un sueño estúpido, y no tenía tiempo ni energías para algo tan estúpido como sueños. Estaba exhausto. Más que cualquier otra vez en la que pudiera pensar, y sabía perfectamente por que. Bueno, tal vez no perfectamente el por qué, pero la razón de su martirio era fácilmente deducible: Lo habían follado hasta desmayarse.
Despertar con nuevos recuerdos de látigos, esposas, golpes y dolor nunca fue algo nuevo, después de todo, siempre había sido tratado de una forma cruel e inhumana, pero esta vez no lograba recordar nada. No había ni siquiera un pequeño fragmento de lo que había pasado, y eso le aterraba. Sabía que había pasado antes de entrar a la oficina de su dueño, esos eran los últimos recuerdos que su mente había podido guardar.
Dos imponentes alfas entraron al sótano. Sus caras eran borrosas, pero podía recordar rasgos únicos, como la gran nariz de uno de ellos, y los prominentes ojos cafés de otro. Ambos eran altos y bastante corpulentos, no estaban realmente en forma, pero se notaba que estaban acostumbrados a cargar cosas pesadas, lo cual no lo sorprendía.
Ambos usaron su voz para hacerlo arrodillarse... Un alfa arrodillándose debido a otro alfa... Patético, ¿no? Abrieron su boca, y metieron sin ningún tipo de sutileza un par de pastillas, presionaron su mandíbula hasta casi hacer que sus dientes se agrietarán, y finalmente lo arrojaron al piso cuando se vio con claridad cómo había tragado.
Los minutos pasaron, y los hombres solo esperaron con paciencia hasta que Ethan se viera desubicado. Todo a su alrededor se mecía de un lado al otro, y los sonidos eran tan extraños y lejanos, como si cada voz estuviera a metros y metros de su posición, pero, por alguna razón, su respiración acelerada y el palpitar de su corazón retumbaban en su cabeza como tambores en festival. El estruendoso sonido constante que resonaba en su cabeza no era lo peor, sino ese maldito calor infernal el cual lo recorría de pies a cabeza. Ese maldito calor lo cocía vivo dentro de su propia carne. Las lágrimas comenzaron a salir de sus ojos mientras intentaba rogar piedad con quejidos, pero nadie fue lo suficientemente humano para ayudarlo.
Después de eso todo estaba muy borroso, y no había pistas que seguir. Lo único que tenía era un terrible dolor de espalda, y muchas ganas de devolver su última comida. Espalda. La lengua de su dueño había tocado su espalda... La lengua de su dueño había marcado un camino por la curvatura de su espalda, llegando hasta su cuello, saboreándolo como si fuera un helado.
¿Quien mierda pensaría que él terminaría de esa manera? ¿Quién en su sano juicio pudo pensar en algún momento que él, un simple "alfa" promedio podría haber terminado de esa manera.
Nunca había sido diferente a los demás. Todo indicaba que iba a ser simplemente un alfa más de la sociedad. Sus calificaciones eran promedio, su cuerpo era justo como el de los otros niños y niñas alfa, incluso su manera de hablar y ver el mundo. Todo era normal. No había ningún talento oculto dentro de su alma, ni ninguna idea descabellada la cual dejaría boquiabiertos a los adultos. Era solamente un niño más.
Entonces lo vendieron porque sólo era una boca más que alimentar. Tal vez lo escogieron a él porque tenia malas calificaciones de vez en cuando, porque era malo en las matemáticas, porque aprendió muy tarde a cruzar la calle solo, o porque su color favorito era el amarillo y a nadie le gusta el color amarillo. ¿Quién sabe? El solamente sabe que no importa cuantas veces piense al respecto, nunca puede lograr pensar en una razón específica por la cual se desharía de un miembro de su familia de esa manera cruel.
Ahora, después de todos esos años, ya ni siquiera podía ser llamado alfa.
Estaba muy en claro como debería de ser un alfa. Ellos debían de ser fuertes. Imponentes. Estoicos. "Los alfas nunca lloran" Le decían sus hermanos siempre que amargas lágrimas se escapaban de sus ojos. Eran casi como reglas.
El no podía ser un alfa porque los alfas no lloran. Los alfas no se involucran con otros alfas sexualmente. Los alfas usan su voz si es que algo les molesta. Los alfas muestran sus colmillos para advertir al oponente. Los alfas pelean por ellos mismos y sus omegas. Los alfas son libres y fuertes... Los alfas no son violados.
El no era ningún miertero alfa. Ya no podía serlo.
Tal vez nunca hizo esas cosas porque nadie le había enseñado. Tal vez no las había hecho porque era muy pequeño y aún no tenía colmillos. Tal vez no lo hizo porque tenía miedo a la voz imponente de los demás alfas. O tal vez y sólo tal vez él era un maldito cobarde...
Todo era tan diferente ahora... El ya no tenía feromonas las cuales esparcir a su gusto por las habitaciones, ni siquiera tenía un olfato para lograr detectar las de alguien más. No podría proteger a un omega ni aunque su vida dependiera de ello, ¡y esa era la única función de un alfa! No era un alfa. No era nada ni nadie. No era un alfa, tampoco un omega, ni un beta, era algo más. ¿Qué con exactitud? Tal vez nunca lo sabría... Lo que sí sabía era que ya no podía seguir con esto. Prefería morir antes que continuar siendo azotado y follado todos los días por un hombre repulsivo y desagradable, pero todos sabemos que cometer suicidio en un cuarto en el que no hay ni siquiera sabanas es difícil.
Tomó un respiro.
"Deja de ser estúpido, no sirves ni siquiera para matarte. Solo sirves para ser follado." Se dijo a sí mismo soltando un respiro. No era un suicida. No tenía el valor ni siquiera para mostrar los colmillos. Nunca lograra juntar el coraje para matarse. Inhalo tanto como sus pulmones le permitieron antes de intentar levantarse del piso, pero al sentir un peso encima de sus piernas, abrió los ojos llenos de terror.
Sábanas. Sábanas cubrían sus piernas y una parte de su abdomen.
¿Qué?
Sus ojos se levantaron de la cama, mirando a su alrededor completamente alerta. Nunca había estado en una habitación de la mansión. Ni siquiera después de que abusaran de él. Siempre era limpiado y luego llevado de vuelta al sótano al que pertenece. ¿Por qué estaba en una habitación? ¿Qué mierda significaba estar en una habitación? ¿Era mejor? ¿Peor? ¿Era acaso cómo su última cena? ¿Por qué era su ultimo día vivo le dejarían sentir los lujos de una verdadera cama?
Bueno, habrá que averiguarlo.
![](https://img.wattpad.com/cover/278489125-288-k966291.jpg)
ESTÁS LEYENDO
Un Alfa Roto
RomanceAiden era una omega. No un simple omega, era el omega mas codiciado de la ciudad. No era realmente único. No desprendía ningún olor especial, ni tenía una cualidad fuera de ser atractivo ante el ojo. No era realmente diferente a todos esos otros ome...