"No importa quien sea, Ethan incluso podría ganarse el corazón de la persona más indiferente..." Eso había pensado Aiden en el momento en que Adriana, Amanda y Edwin se habían decidido para ponerse en su contra, pero Aiden nunca pudo prepararse para el nivel de encantos de aquel alfa, quien logró robarse el corazón de cada empleado en la mansión en poco tiempo. Había vida y luz en cada rincón.
El omega nunca lo había pensado realmente, pero sus empleados no disfrutaban demasiado la monotonía de sus días. El cocinero estaba cansado de hacer las mismas comidas cada semana, el jardinero cansado de únicamente arreglar un trabajo de hace años, las mucamas de limpiar los mismos lugares. Ethan lo había cambiado todo. Había cierto nivel de encanto en su presencia el cual Aiden nunca podría haber pensado.
El cocinero tenía la oportunidad de aprender nuevas recetas y descubrir nuevamente la pasión que había en crear piezas de arte, sin mencionar el gusto que le daba ver que cada vez que los platos volvían había siempre uno que estaba completamente limpio.
El jardinero amaba volver a usar su imaginacion para resaltar el trabajo de la madre naturaleza, y nuevamente usar plantas para llenar de color y vida un simple patio cada semana. Más flores, y más detalles, y tomar cuidado de su trabajo se había vuelto un sueño hecho realidad, sin mencionar que el gran aumento de trabajo también había provocado un ostentoso aumento en su salario de una manera instantánea.
Los de limpieza amaban que había alguien que no los molestaba en su trabajo, y que, por el contrario, prefería cambiar de habitación o ir al jardín mientras ellos terminaban. No solo eso, las jóvenes de limpieza, e incluso algunos chicos adoraban al joven alfa, no solo por la distancia que este mantenía entre ellos, ya que les daba la facilidad de limpiar en cualquier lado sin ser interrumpidos, sino por las cosas pequeñas que hacía. Colocaba flores para ellos por todos lados, con notas las cuales agradecían por su trabajo, y por tomar cuidado de la limpieza de su habitación. Procuraba ser cauteloso y a comparación de en otros trabajos se negaba a ser condescendiente o tratarlos de otra manera que no fuera como iguales, lo cual era un soplo de aire fresco. Aiden nunca había sido irrespetuoso, pero nadie lo veía nunca, siempre estaba trabajando, estaba ocupado, y cuando alguien iba a limpiar su oficina usualmente se disculpaba y decía que estaba ocupado y no podía distraerse. Ethan no era así.
Edwin amaba enseñar al joven lleno de dudas y curiosidad. Amaba que no importa cuantas preguntas contestara siempre habían mas y mas, y el cielo era el límite. No importaba que decía, desde preguntarse la fisiología de algún animal, hasta preguntarse qué había más allá en el espacio. Había tantas cosas que quería saber. Quería comprender cómo todo funcionaba a un nivel que era refrescante y emocionante. Edwin adoraba enseñar, y adoraba saber que aún había personas que querían aprender con tanta pasión.
Amanda adoraba ser capaz de recordar por que era una terapeuta. Adoraba saber que siempre habrá aunque sea una persona que necesitaba desesperadamente alguien que lo escuchara, y que escucharía sus consejos para mejorar y volverse una mejor persona. Ethan escuchaba cada consejo, hacía cada tarea, mejoraba a cada sesión, intentaba con fervor volverse la mejor versión de sí mismo, y amarse como fuera posible. Intentaba olvidar que era un "alfa roto" y enfocarse en que era un humano que ahora era libre, y Amanda le gustaba pensar que ese avance tuvo mucho que ver con su ayuda.
Adriana estaba loca por la pasión del chico. Amaba la manera en que la golpeaba o por lo menos lo intentaba. Le hacía pensar que el chico realmente estaba peleando por su vida. Cuando caía intentaba con toda su alma ponerse de vuelta de pie, y no se rendía nunca. Era como pelear contra un toro, uno que si la mandaba al suelo se disculpaba en repetidas ocasiones y la ayudaba a levantarse. Los momentos en el gimnasio eran casi tan encantadores como en los tapices de lucha. Ese alfa tenía gran resistencia, y no importaba que, siempre se ponía mas desafios fisicos. Ese joven era la definición de perseverancia.
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Un Alfa Roto
RomanceAiden era una omega. No un simple omega, era el omega mas codiciado de la ciudad. No era realmente único. No desprendía ningún olor especial, ni tenía una cualidad fuera de ser atractivo ante el ojo. No era realmente diferente a todos esos otros ome...