Horacio Pérez había muerto.
Bueno, eso era lo que se decía y confirmaba el propio superintendente. Lo habían estado buscando por semana y media, pero al no recibir nada, nada en lo absoluto, afirmaron que, posiblemente, estaría muerto.
Desde lo sucedido hacía un mes, la mafia de los hermanos no había hecho nada, nada en lo absoluto que me diera la pista de si Fred estaba vivo, solo teníamos una aterradora tranquilidad que me dejaba un mal sabor de boca.
El mes paso lento, volviéndose casi eterno, sentía que me faltaba algo, me faltaba ese algo que había estado junto a mi este pequeño tiempo, inexplicablemente quería oírle maldecir cuando algo no le gustaba, quería verle reír ante una estupidez, quería verle caminar por mi casa como si fuera suya.
Desgraciadamente solo me quedaba de él un teléfono y algunas prendas de ropa.
Solo quería saber en este largo mes si Horacio estaba bien, era lo que mas priorizaba, no me importa que no vuelva a casa, tampoco que me odie con una intensidad de mil soles, solo quería que estuviera bien.
Mi rutina se volvió aburrida, volvió a ser la que era antes de conocer al chico de la cresta, Trabajar, y casa, casa, y trabajar...
Todavía sigo completamente impactado y preocupado por lo que ocurrió hace un mes, gracias a los archivos pude comprobar las imágenes de la sanguinaria «disputa» entre los dos hermanos. Aquello lo había hecho completamente solo, sin ayuda de terceros. En mi borrosa memoria de aquel día, había visto que Horacio tenía tras él dos hombres, pero aquellos solo tenían la misión de tirarme al Hospital mas cercano, había estado solo.
No sabía que hora era, lo que si sabía es que no era hora de recibir llamadas.
─¿Qué coño quiere? ─pregunte sin humar cerrando con fuerza el cajón de la cocina.
─¡Comisario Volkov! ─exclamó Greco en modo de saludo ─, ¿Le he despertado? Me pidio que le diera las noticias del caso de los hermanos...
Mi sangre se heló completamente, deje el cuchillo sobre la encimera de la cocina ─, ¿Qué ha sucedido? ¿Ha ocurrido algo? ¿Quién?
─Conway a dado la orden, no van a seguir buscando a Horacio ─un silencio, algo incomodo se formo ─, El superintendente ha firmado la defunción de Horacio.
Un fuerte ruido se escuchó en el oscuro pasillo.
─¿Comisario...? ─una sombra me observaba desde la oscuridad del pasillo, disimuladamente tome el cuchillo ─, ¿Está bien?
Sin responder colgué el teléfono dejándolo lentamente. Con sigilo camine hasta dicha sombra sujete con fuerza el mango del cuchillo.
─Baja el cuchillo anda ─murmuró una voz cansada, mis latidos se aceleraron con gran fuerza ─, estoy cansado para tan siquiera intentar algo.
El cuchillo de cocina resbalo de mi mano impactando contra el impoluto suelo, por impulso me lance contra la silueta más baja, ante aquel brusco e impulsivo movimiento la luz fue encendida, tal vez encendida por el choque con la pared que seguramente le propine sin intención.
─¡Horacio! ─exclamé dejando que mi alegría se desborda, me aleje de este sin apartar mis manos de sus hombros, tenía una gorra negra, y unas gafas de sol. Parecía no querer ser visto. Llevaba un enorme chandal del mismo color que los dos complementos anteriores ─, estas... ¡Vivo! ─pero mi sonrisa se esfumó cuando vi la tranquilidad y silencio. Estaba vivo, pero... ¿Estaba realmente bien?
La mano de Horacio se posó sobre mi herido brazo ─. Perdoname ─murmuró acariciando el lugar donde no hacía mucho había una herida de bala reciente.
Quite la gorra que me impedía ver su rostro desde la altura en la que me encontraba ─. No importa ─le susurre observando más minuciosamente, aunque mi alegría casi se esfumó por completo. Una cicatriz desde la ceja bajaba hasta donde las gafas no me dejaban ver.
Coloque las mano en su mejillas, con mis dedos pulgares alcé levemente las gafas, su ojo derecho tenía una enorme cicatriz, desde la ceja hasta bajo de este ─, ¿Qué pasó allí? ─murmure, con una mano deje las gafas sobre la cabeza de este.
─Han pasado muchas cosas ─me susurro con la mirada perdida, parecía que aquel no estaba, ni de lejos, en sus mejores momentos ─, solo he venido porque necesitaba verte. La conciencia no es que la tenga muy tranquila.
El recuerdo de Horacio disparandome azotó de lleno mis pensamientos, sin titubear y con su helada mirada, todo aquello me transporto a cuando veía a Dan como uno de mis enemigos más grandes.
Había olvidado con quien compartía techo por unos días, había olvidado de quién era mi ilusión y preocupación, sencillamente había olvidado que él era Dan, un antiguo miembro de una de las mafias mas jodidas de Los Santos. Uno de las personas mas sanguinarias de todas.
─¿Fue él? ─le pregunté con cuidado, refiriéndose a la gran y llamativa cicatriz, estaba seguro que no veía como antes, eso me atormentaba aún más.
─¿Me puedes dar café? ─me preguntó apoyando su frente sobre mi hombro.
──────────────────────────────
PRÓXIMAMENTE: CAP 45.
¿?¿?¿?¿?¿?¿?¿?¿?¿?¿?¿?¿?¿?¿?
Tan tan tan, ¿Cuál será el título?
ESTÁS LEYENDO
Pecado delicioso. Volkacio.
FanfictionTengo un problema... -¿Qué coño hace? -oí el grito del ruso desde la otra esquina de la recepción de aquel infierno llamado comisaría. Bueno tengo muchos problemas. -¡No me decepciones hermano! -exclamó Gustabo -, te deje jugar a los policias por qu...