CAP 45. LA NICOTINA DE TUS LABIOS

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Nunca olvidaré el momento en el que tente a la suerte, ni mucho menos cuando opte por reírme en su cara en vez de mirarla con el respeto que todos lo hacian. 

─Horacio... ─susurro el comisario dejándome un café a un lado de mi, seguramente azucarado demás ─, dime que...

─No he venido aquí para contarte lo ocurrido ─dije en un tono tranquilo posando una pierna sobre la otra, dejando la suela de los zapatos sobre el taburete, me encontraba sentado sobre la isleta ─, solo quería verte, quería recordar el motivo del por qué peleaba contra quien más confiaba ─alce la mirada, algo borrosa al hombre que me miraba de pie en una distancia moderada de mi.

─¿Por qué peleabas?

─Por ti ─asegure asintiendo repetidas veces, aun asimilando la cruda verdad ─, toda sangre derramada, cada gota de esta, merece la pena solo por ver que estas bien ─sonreí inconscientemente ─. Eres un gran comisario, uno con el que he peleado como Dan y me he visto en apuros, he reído como Horacio. Hace un mes, lo di todo, sin llegar a mucho, como Dan y Horacio, por una única razón, no era para quedarme con la mafia, tampoco para quedarme con el dinero, únicamente lo hice por ti ─rebusque en el bolsillo, tome el paquete, casi vacío, saque un cigarrillo, y con su atenta mirada lo deje en mis labios, de reojo, mientras encendía dicho cilindro de nicotina, observe como el comisario fruncía el ceño llevando una mano a su pecho, con una media sonrisa encendí la flama del mechero ─. Tranquilo Viktor ─dije seguido de dar una calada ─, no te estás muriendo, eso es amor. Lo descubrí no hace mucho gracias a ti. Uno de mis mejores descubrimientos sin duda.

─Horacio... ─me llamo lentamente, caminando hasta mi.

─No hables muy alto ─le implore en susurro echando la cabeza hacia atrás mirando al techo ─, si lo haces despertaré en mi realidad, y creeme que no quiero irme de esta.

Note como sus manos estaban en mis rodillas, me acerque lentamente hasta estar más cerca de su intensa mirada azul, solté el humo retenido en mis pulmones dándole de lleno en su rostro, el cual me contemplaba desde su inmensa altura, con mi mano libre coloque el cuello de su camisa bien ─. No deberías desaparecer así de nuevo ─me pidió lentamente acariciando con la yema de sus dedos mi mejilla.

─Desgraciadamente lo tendré que hacer una vez más, ya no volveré ─comencé acariciar la nuca de este.

─Quédate ─imploro en susurro rozando con su nariz mi frente ─, daré mi vida por protegerte. No te vayas.

─Ese es el problema, darías tu vida por mi ─aseguré con lamento ─, eres como una droga, una que te lleva a la locura si quieres dejarla ─di una larga calada hasta dejarlo casi consumido, me acerqué hasta sus labios, haciendo que el humo chocara con sus labios entreabiertos, intento acercar los míos, mordiendo mi labio inferior me aparte.

─No lo hagas. No desaparezcas ─me arrebato la colilla consumida, tirándola al fregadero. El ruso quedó entre mis piernas, colocó una mano en la parte baja de mi espalda, quedando algo inclinados, y otra en mi barbilla, inconscientemente sonreí.

─¿Qué haces? ─le pregunté con emoción en mi voz.

─Lo que quiero ─me susurro cerca de mis labios.

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CAP 46. ¡JODER GRECO!




Pecado delicioso. Volkacio.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora