CAP 43. ¿DÓNDE ESTA?

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Confiar es dar el poder absoluto de que en quien confíes pueda dañarte en cualquier momento, sin tan siquiera esperarlo. Antes pensaba que había que ser muy necio para entregar tal poder en ti a una persona, ahora entiendo que tal vez si fui demasiado necio en haber hecho tal desfachatez, pero lo que estaba claro es que, sin saber de por que aquello, lo volvería hacer. Volvería, sin dudar, a pecar en la «confianza» , volvería a caer en el pecado de su sonrisa.

Aunque mi ánimo estaba en decadencia no era tan importante como para darle aún más atención de la poca que le daba. El excesivo dolor era el causante de mis principales pensamientos, me habían disparado en diversas ocasiones, pero aquella dolía tanto que me llegaba al alma.

─¿Dónde está? ─no sabía con exactitud cuántas veces había repetido aquella pregunta a lo largo de la intensa y eterna semana.

Por desgracia siempre recibía la misma respuesta ─; no hay nada, no sabemos dónde está... ─parecía que las palabras le costaron salir de sus labios ─, Conway ya no lo busca vivo...

Me había enterado de aquello cuando había salido del hospital a causa de la radio que, Greco, se dejó accidentalmente.

─Está vivo ─aseguré casi sin dudar ni un apéndice. Posiblemente era mi desesperación por saber que aquello estaba bien, que él lo estaba.

─No debería decirte esto ─dijo dudoso tendiendome una taza de cafe, Greco había insistido en traerme a mi hogar y ayudarme ─, pero...

─¿Qué ha pasado?

─El día en el que tu apareciste herido, comenzaron a sonar alertas, un tiroteo en el norte ─tomó una lenta pausa sentándose a un lado de mí ─, muchos de los aliados de la mafia de los hermanos estaban muertos por varios tiros; ¿Una discusión entre Fred y Dan? ¿O entre otras mafias? Esa eran nuestras principales preguntas, estabamos cien por cien seguros que sería una de las dos.

─Pasado ─asegure una vez escuche su pausada narrativa.

─A unos pocos metros de esa brutal escena del crimen se encontró un arma, y sangre ─mi piel se erizo ─. Huellas de Horacio Pérez. 

─¿Y la sangre de...?

─De él... ─aquello fue dicho en un leve y casi silencioso susurro, como si le doliera tanto como a mi la idea ─. He estado ahí, eso fue una carnaza jodidamente turbia ─aseguro con la mirada ida, tal vez recordando ─, pero tampoco mentire que la sangre de él estaba en abundancia, seguramente ocasionado por un disparo. Nadie sabe qué creer, ¿Por qué estaba ahí? Y preguntas parecidas se hacen todos, comenzaron a sospechar de él, y ahora lo toman por muerto, es normal, ¿No? ─se giró a mirarme, tenía un gran nudo en la garganta. 

Horacio había asegurado que quería hacer las cosas lentas y bien, como yo lo haría, prometió ayudarme, pero había comenzado la partida, y al parecer el alfil no andaba con rodeos.

¿Había decidido hacerlo a su manera por mi culpa?

─Volkov...

¿Estaba vivo? ¡Claro que lo estaba! ¡Era Horacio!

Lo estaba.

¿Verdad?

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PRÓXIMAMENTE: CAP 44. NO...


Estoy escribiendo esto casi dormida, ¡No lo toméis en cuenta!

Pecado delicioso. Volkacio.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora