CAP 21. BESO REPENTINO

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—Ganaré tu confianza —afirme, me había pasado de copas, pero algo tenía seguro, volvería a ser el ala derecha de aquella mafia que tanto nos había costado fundar.

—¿Así? —sonrio con vacile. No me creía, tampoco le culpaba —. ¿Cómo?

—Te traeré por mi mismo al propio comisario.

—No... —dijo sonriendo, se estaba divirtiendo.

—¡Está aquí! ¡Está bien! ¡Señor Horacio! —los brazos de Greco me aplastaba.

Nunca me habían recibido de aquella manera. Jamás en mis 27 años me habían abrazado con aquel cariño que sentía.

Pude notar alivio, amor y tranquilidad.

Lo cual era triste, mi hermano nunca hizo eso, pero aquel desconocido lo hacía como si formará parte de su vida. Como si fuera alguien importante.

—Tranquilicese, estaba bien. Solo....

—No puede ser —oí la voz cansada de alguien, en los brazos de Greco me tense rápidamente, una mano nos separó rápidamente y con mi muñeca agarrada me llevo al trote a un lugar donde pusiéramos hablar solos.

Sin duda el comisario acabaría con lo poco que quedaba de mi.

—Joder —me queje sobando mi muñeca.

—¿Qué coño hace aquí? ¡Te dije que se alejara! ¡Váyase no quiero verle más! Solo causa probl...

—Bla bla bla —dije aburrido tomándole del cuello de su camisa uniendo nuestros labios.

Fue un beso corto, separado por él.

—¿Qué hace? —dijo agitado alejándose unos pasos de mi.

Puse los ojos en blanco —. Yo hago lo que quiero, si me da la gana —sonreí cruzándome de brazos —. Me apetecía besarte, y lo he hecho —me encogí de hombros —. He querido venir y lo he hecho, ¿Y sabes que puedes hacer aparte de nada? ¿Quieres saberlo? —pregunte con tono amenazante, di unos pasos hacia delante, quedando muy cerca del hombre, alce el rostro lentamente, le miraba —. Dejar que le invite a cenar, hoy.

—¿Perdón? ¿Qué mierda le pasa hoy?

Era consciente que no esperaba que estuviera lanzando todas mis fichas en esta partida.

Pero para sucesos arriesgados hay que moverse arriesgadamente.

Y yo quería ganar.

Fuera como fuera lo haría, y si tenía que quitarme del medio al ruso, lo haría.

—Le invitaré a cenar —le repetí —. Luego podemos tomar una copa, y si surge pues oye me encantaría....

—¡Eh! ¿¡La resaca le ha calcinado las pautas neuronas!? ¡No iré con usted! ¡No le soporto! —me gritaba, lo hacía lleno de rabia, realmente no me aguantaba.

Fruncí mi ceño al sentir una angustia que no logré entender. Sus palabras, sin saber por qué de aquello me afectaron de tal manera que terminó haciéndome temblar.

—¡Oh vamos no me joda! —le grite de vuelta, ahora el frustrado era yo, conmigo mismo —. Usted vendrá a cenar, ¡Me dijo que quería respuestas ¿¡No!? Pues venga. A las nueve le quiero en la puerta de comisaría. Le quiero allí puntual.

Pecado delicioso. Volkacio.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora