CAP 15. LE QUIERO

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En los días siguientes en los que el señor Horacio había recibido esa extraña visita todo había estado lo suficientemente tranquilo como para llegar a sorprenderme.

—Usted irá con el comisario Rodriguez a realizar un par de denuncias —le notifique cerrando la taquilla de un leve portazo.

—De acuerdo —dijo dudativo —, ¿Dónde estará usted? —preguntó segundos después de que su respuesta, para mi suficiente, había formulado.

—No le importa —le respondí brevemente

—Si, me importa —insistió haciéndolo cansino.

Con un suspiro me gire mirándole —. No —dije obvio.

—¡Me importa! ¡Deje de querer saltar su trabajo! ¡Usted esta a mi cargo! ¡Ocúpese! —me estaba gritando, lo hacia con su típica fachada angelical.

—¿¡Pero que coño esta diciendo!? ¡Si le dejo a cargo de un superior diferente es por que debo realizar un trabajo que usted, un alumno el cual no confió, no debe, ni puede ejecutar! —le grite ahora yo, hice el amago de caminar hasta la puerta para salir de aquella tan extraña situación, mas mi camino solo fue retrocedido por un empujón del chico evitándome así poder caminar —. ¿¡Pero qué hace!? —exclamé colérico —, ¿Me explica que mierda le pasa? ¡Lleva desde que llego ese tipo raro siguiéndome!

—Eso es verdad —afirmo Greco entrando por la puerta, ambos miramos a este de muy mala manera.

 —¡No se meta en nuestros asuntos!—exclamamos Horacio y yo al mismo tiempo, nos miramos con el ceño fruncido.

Observe el rostro lleno de burla, parecía que quería decir algo de lo que presenciaba, pero termino alzando sus manos con rendición y abrió su taquilla.

Aun que siendo sinceros conocía a Greco lo suficiente como para saber que ahí jamás dejaría el tema.

—¡Déjeme tranquilo! —le dije ahora a Horacio separando cada palabra lentamente.

—¡No! ¡Ocúpese de su trabajo! —exclamo posándose delante irrumpiendo, de nuevo, mis planes de escapar.

—¿Usted es mi trabajo?

—¡Evidentemente! 

Estábamos entrando en un bucle, en un tira y afloja que se podía ver, de lejos, que no iríamos a ninguna parte en esta situación.

La pequeña risa de Greco, que intentaba ser retenida llego a nuestros oídos —. Perdóneme —dijo entre pequeñas risas asomando la cabeza de la puerta metálica que tapaba su rostro —. Pero... —intento regular su respiración debido a las risas —. Parecen una pareja adolescente, ¿Acaso están enamorados y no lo dicen? —pregunto con burla.

—¿Qué?

—¿Que? —preguntó Horacio a la misma vez que yo mirando como si hubiera perdido la cordura al completo.

—Es lo que parece —continuo con su burla.

—Pues estas en lo correcto —dijo de repente Horacio.

—¿Como?

—¿Disculpa? 

El turno de sorprendernos nos había tocado a Greco y a mi ante la descabellada afirmación del chico.

—Estoy enamorado de usted, por favor no me abandone con mi gran amigo y comisario Greco —imploro.

Toda sorpresa mía cayo al oírle, fruncí el ceño.

Me estaba mintiendo, eso lo hacia mas sospechoso.

—Le quiero Volkov.

—Vayase a la mierda —exclame empujándole para pasar.

—¡Pero no sea así con el chico! —grito Greco.

Pecado delicioso. Volkacio.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora