No sabía el por qué estaba en dudativa, eran las nueve y cinco minutos, había luchado internamente por ni siquiera salir de mi despacho, era evidente que no quería ir a una cena y menos con su desagradable presencia.
Pero el ser humano es curioso, morboso y errático.
¿Qué quiere decir esto? Que somos como polillas yendo a la luz. Y podríamos decir que la curiosidad que Horacio me hacía tener era como mi luz. Me sentía como una estúpida polilla, si iba a la luz posiblemente moriría calcinado. Pero siendo sinceros era lo más emocionante que había vivido en mis 34 años. Si tenía que arriesgarme a morir calcinado por matar está curiosidad, lo haría.
Sé que había dicho que no quería saber nada más de él, pero aquello era una cruel mentira que había sacado. No quería verle por que el odio estaba disminuyendo, por que su rostro no tenía traición si no dolor.
Eso no significaba que confiara en él, naturalmente seguía desconfiando del chico, por que por muy dolido que alguien esté, puede seguir siendo un cabron, uno que seguramente mandé todo a la mierda. Y yo, como comisario del CNP, no dejaría pasar estas sospechas.
Me crucé de brazos posando me tras él.
—Veinte minutos tarde —canturreo aburrido —. Empiezas a refrescar, ¿Sabes? ¿Quiére matarme de una gripe? No creí que fuera tan cruel.
Podía ver al verdadero chico cuando solo están conmigo. Uno que no sonreía y te miraba con desgana, sarcástico, y poco inocente. Alguien tan ácido como la oscura mirada que poseía. Supongo que eso fue lo que llamó mi atención desde las pruebas de policía. Eso fue la luz que me atrajo como polilla suicida.
—Agradezca que he optado por venir.
—Oh WoW, muchas gracias señor Volkov —dijo haciendo una reverencia —. Vamos en su coche, yo no tengo —me tomo de la muñeca haciéndome el amago de arrastrarme junto él. Me separé bruscamente con su mirada.
—No se confunda, no siento nada por usted, solo le detesto —le dije tajante, cortando su extraño número de chico enamorado.
—No recuerdo haber preguntado —dijo pensativo —. Me da igual lo que sienta por mi. Eso no me importa lo más mínimo.
—Tampoco quiero que ocurran más errores.
—¿Errores? —pregunto confundí, me puse nervioso internamente —. Oh, te refieres al...
—Si, eso —exclamé seriamente evitando que continuará hablando.
—Tampoco le he pedido que me haga "eso" —dijo la última palabra entrecomillado —. Solo quiero cenar con mi compañero de trabajo ¿Hay algún problema? Por qué si lo hay me va a dar igual, pero al menos le dejaré comentar cuál es.
—Oh, que buena persona —dije con sarcasmo.
—¿Si verdad?
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Pecado delicioso. Volkacio.
FanficTengo un problema... -¿Qué coño hace? -oí el grito del ruso desde la otra esquina de la recepción de aquel infierno llamado comisaría. Bueno tengo muchos problemas. -¡No me decepciones hermano! -exclamó Gustabo -, te deje jugar a los policias por qu...