CAP 7. ENGAÑO

1.1K 167 6
                                    


Llevaba casi un mes en aquella infiltración, nadie sospechaba del bueno de Horacio, a excepción, obviamente, de aquel odioso ruso. Nunca llegue a saber que ocurrió aquella noche de viernes, nunca supe que paso entre el ruso y yo, y lo que más me enfurecía, con diferencia es que él parecía recordar todo con lujo de detalles, odiaba que me viera de aquella manera burlona, como si lo supiera todo sin saber nada.

—Se te extrañaba hermano —dijo amigable Gustabo, este tenia un pasamontañas, se encontraba de brazos cruzados apoyado en la columna de aquella desolada y abandonada nave industrial alejada de la mano de Dios.

Hoy nos encontrábamos esperando un importante cargamento de una mafia medianamente conocida en Los Santos, algo aburrido pero para mi desdicha traído a la fuerza por Gus.

—Yo no te extrañe nada, ¿Pero sabes lo que si extraño? Una cama en condiciones. 

Gustabo se carcajeo levemente —. Ya me he disculpado por meterte en esa chabola, ¿Nunca lo olvidaras? 

—Jamás, me has jodido la vida —afirme de broma.

El buen ambiente se desvaneció rápidamente al escuchar un chirrido de ruedas, derrapaban a toda velocidad en dirección nuestra —, ¡Mierda! —maldecimos Gutabo y yo a la vez cubriéndonos tan rápido como las pistolas nos apuntaban por las ventabas de aquel todo terreno.

Los disparos comenzaron a sonar agresivamente, cualquier ruido se intensificaba con el eco de aquella nave, aquello era peligroso, pues no podías detectar de donde venían ni donde iban.

Me asome de los escombros en los que me refugiaba, disparando hacía aquellos —. ¡Fred cabrón! —grité frustrado saliendo de aquel escondite y corriendo sin dejar de disparar, quería terminar con aquello para poder volver a la chabola.

—¡No me jodas Dan! Creí que eran de fiar —me grito de igual manera, no supe donde podría estar, tampoco intente localizarlo.

—¡Jodete! —me detuve tras una columna, lance el cargador vacío y rápidamente busque otro, una vez lo agarre me dispuse a colocar... —. ¡Joder! —jadee colocando el cargador rápidamente, un disparo sonó a un lado de mi, gire mi rostro viendo que Gustabo disparo algo, o mejor dicho alguien, tras de mi.

—No hay tiempo para desangrase y sentir dolor —me gritó acelerado, estábamos en problemas —. Muévete, tenemos que irnos de una puta vez.

Gustabo García veintiséis años, mi hermano. Una persona sin sentimientos que solo le importaba matar y dinero, algo que siempre admiré de él, es que no sentía nada, jamás se retracto de algo, y siempre podía hacer lo que quería con hablar un poco. El pico de oro.

Apreté con fuerza mi mandíbula comenzando a correr, intentando seguir el ritmo de mi hermano tanto como me dejara la cojera.

Mi muslo ardía, y podía sentir la sangre chorrear por toda esta.

—¡Me cago en tu puta madre Fred! —le grité adolorido.


Pecado delicioso. Volkacio.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora