CAP 18. DESCONFIANZA

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Me sentí completamente obligado a desaparecer de la vida de policía. No había estado mucho, tampoco había hablado lo suficiente como para anhelar el lugar, no fui yo mismo, solo con alguien que me odiaba con la intensidad de mil rayos. Pero aún así, sentía la sensación de anhelo al lugar donde, en teoría, no fui feliz. Era una hipocresía sentirse así si lo pensabas correctamente.

No había vuelto después de la acalorada discusión que hubo con mi hermano. No me sentí bien volver allí. No cuando insinuó cosas que, por aquellos momentos de cólera, me negaba a pensar o creer.

-Te tiraste encima de él, preferiste correr el riesgo por él -su tono lleno de decepción me aseguraba que se desencadenaría una gran discusión por parte de ambos.

-Gustabo... -intenté excusarme.

-¿Gustabo qué? -alzo su tono de voz -. ¡Estaba allí vigilando la situación! ¡Te lanzaste y disparate a nuestro mejor tirador! ¿Eres tonto? ¿¡En qué mierda pensabas!? ¡Estás jodiendo el plan!

Estaba en lo cierto. En serio lo estaba.

No entendía del todo por que me había comportado de aquella manera, pero lo había hecho. Era el perro protector de un hombre, que en teoría, odiaba y quería ver muerto lo antes posible.

-Gustabo fue un reflejo de mierda, perdoname.

-No quiero pensar mal de ti, hermano, querido hermano -su tono indicaba que se esperaba lo peor de mi. Aquello no fue de mi devoción. Una parte de mi sintió un escalofrío al ver su mirada. Frialdad, decepción... -. Siempre has hecho todo lo que te he pedido. Siempre has sido calculador con el trabajo.

-No se que ocurrió.

-Te deje jugar a los policías por que realmente confiaba en ti...

-¿Ya no confías en mí?

Todos tenían la necesidad de desconfiar. Pero me lo merecía. Tan solo era un traidor de los dos equipos. Era tan frustrante estar en medio.

-No.

-¿No? -pregunté dolido.

-No. Hasta que me demuestres lo contrario mi gran confianza se ha esfumado. Ya no está, Horacio. Te olvidaste de en qué lugar pertenecías y le cogiste gusto al entorno, al trabajo, te olvidaste de tu buen hermano. Del que estuvo contigo siempre.

-Gustabo enserio... -intente detener su leve drama lastimero.

-Si quieres cambiar de equipo alzo. No me pondré a ello, ¿Quieres ser algo que no eres? Bien, azló. Pero ten claro que eso te convertirá en mi enemigo. Y creo que no te conviene nada serlo.

Había optado por la decisión, momentánea, claramente, de tomarme unos días para mí.

No entendía el por qué mi mente dudaba de lo que hacía. El por qué odiaba con intensidad pero daría mi vida por salvarle. No entendía en qué momento me cuestione si me gustaba jugar al juego de Gustabo. Tal vez solo jugaba por que nunca cambie de juego.

-No confío en ti. Ya no -el tono decaído de Gustabo me golpeó con fuerza.

Yo solo quiero...

-No me fío de ti -dijo Volkov mirándome con desgana.

Entender...

Pecado delicioso. Volkacio.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora