CAP 33. ENTRE TOSTADAS

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No sabía cómo había llegado al punto de tener a Horacio pérez, infiltrado de una mafia que tanto llevaba investigando durmiendo en mi sofá, bajo mi techo, bajo mi ayuda. Tal vez había perdido el juicio y por ello estaba haciendo aquella locura que podría ser considerada una traición al cuerpo de policía, pero sentia, por primera vez en mucho tiempo, que aquello era lo que quería hacer, quería proteger al chico, había encontrado una motivación para no querer seguir mi rutinaria vida. Para querer seguir con esto.


Quite el seguro de la puerta que separaba mi habitación del pasillo que unían despacho y salón. Una vez pise fuera de mi pequeño lugar tranquilo un olor a quemado azotó de lleno todo mi cuerpo. Con pies de plomo camine hasta el salon. 

Ahí estaba. La cresta estaba a un lado, estaba vestido con un chándal simple, ese chandar era mío, le venía un tanto grande por lo que tenía las mangas arremangadas.

─¿Quién te ha dicho que puedes coger mi ropa? ─pregunte con una sonrisa, parecía que la presencia de aquel malhechor me había alegrado la mañana a pesar de un tremendo olor a quemado estaba molestando.

El chico se giro dejando las tostadas, algo quemadas sobre la isla de la cocina, me miró unos segundos ─. ¿Quién te ha dicho que deba pedir permiso bombón?

─Estás en mi casa ─le recordé caminando a uno de los taburetes, me sente, un cafe oscuro y la tostada, casi igual de oscura, me esperaron allí.

─¿Me estas echando? Por que de ser así no comes mis tostadas ─dijo estirando la mano con intención de apartar el plato de mi, lo aleje aún más.

─¿Tostadas? ─pregunté alzando una ceja ─. Quedras decir carbón.

El chico torció el gesto ─. Estaba ocupado pensando en mis problemas, se me han quemado ─dijo obvio caminando al taburete que estaba junto al mío ─. Si no te gusta tirala y ya.

Con el cuchillo comencé a raspar las zonas quemadas de lo que quedaba de la pobre tostada.

─Oye ruso ─me llamo serio, parecía enfadado con algo, le di una mordida a la tostada mirándole, este entendio que debia continuar ─. Creo que debería volver a mi casa cuanto antes ─aseguró pensativo, deje la tostada a un lado sintiendo un sabor poco agradable.

─Me parece muy mala idea ─exprese mi pensamiento con total sinceridad ─. ¿Tu hermano sabe donde vives verdad? ─pregunté ya sabiendo la respuesta ─, es un peligro Horacio, de momento, como consejo, deberias de quedarte.

─¿Tanto deseas que esté a tu lado? ─dijo en tono meloso.

─Es para que no te maten idiota ─exclamé en un arranque de ira. No sabia por que me había alterado aquella pregunta tanto ─. ¿Puedes tomarte esto en serio? ─le pregunté.

Horacio alejó el plato de las horribles tostadas ─. ¿Sabes? A pesar de ser tan pasional en la cama eres un capullo de primera, uno de los grandes que tu ves y dices "joder capullo a la vista".

─¿A dónde quieres llegar con todo esto? 

─Que seas un poco más amable coño ─estalló, su ira era desmesurada se levantó del taburete ─. ¿Te toca trabajar, no? Yo entraré en el otro turno, me voy. 

Vi como no espero mi respuesta y salió por la puerta, parecia que tenia que ir algun lugar. Tal vez sí había estado siendo un capullo.

Pecado delicioso. Volkacio.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora