Capítulo 35: Masoquista.

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Valerie:

*2 Semanas después*

-¿Tienes todo en tu maleta? -le pregunté a Patrick.

-Todo menos a ti.

-¿Y como quieres que entre en tu maleta?

-No lo sé -respondió sin ganas.

-Vamos, no estés triste...

-Te recuerdo que es un año.

Bueno, en eso tiene razón y no tengo ánimos de debatirlo.

Mi perro, como si supiera que las cosas no iban bien...se metió solo a su jaula de viaje. No, él no me va a abandonar, es solo que Patrick insistió en llevarlo al aeropuerto para despedirse.

-Llevas tus...¿Sombreros? -mis intentos para sacar temas de conversación son un asco.

-Ajá - respondió con la vista fija en la nada.

-Entonces, creo que ya tenemos que irnos.

Se tomó unos segundos antes de levantarse a abrir la puerta, luego nos dirigimos a los estacionamientos.

Me subí en el asiento del copiloto mientras que él guardaba las últimas cosas.

-Si quieres, puedo conducir yo  -propuse al ver la cara que tenía.

-No -me dijo secamente.

Como ven, el día de hoy tiene un lindo humor.Encendió el auto y partimos...pero unos cuantos metros más allá se detuvo.

-Lo siento -dijo soltando un suspiro- Debería aprovechar bien las últimas horas que nos quedan juntos...

-Patrick, no nos vamos a morir ni nada -reí- Solo será... un año.

No respondió nada.

- Hablaremos por Skype...¡Te mandaré mensajes a cada hora!, será como si estuviera contigo -dije sonriendo débilmente.

-Pero no estarás...

-Lo sé -suspiré llevando mi vista al frente.

-Te voy a extrañar demasiado

Mi vista comenzó a nublarse... pero rápidamente sacudi mi cabeza, este no es momento para llorar.

-No me hagas esto ahora -dije tapando mis ojos para evitar que las lágrimas salieran.

-Lo lamento...-susurró antes de volver a encender el auto.

PATRICK:

El resto del camino al aereopuerto fue en silencio... bueno, hasta que entendi la radio y comenzó a sonar una canción extremadamente melancólica. Tipico.

-Yo bajo eso, no te preocupes -dije al ver que Valerie intentaba tomar uno de mis bolsos.

-Quiero ayudarte -respondió haciendo un puchero.

-Bueno -sonreí- Pero lleva este, pesa menos.

Hicimos el intercambio y bajamos del auto.

-¿Recuerdas cuando me regalaste la guitarra el día del M&G? -me preguntó mientras caminabamos.

-Claro que sí, era mi guitarra cuando iba en la escuela.

-Alto ¿¡QUÉ!?

-Es cierto -reí- No te lo dije porque pensé que no querrías aceptarla.

-Oh por Dios, oh por Dios, oh por Dios  -susurró un montón de veces- ¡No puedo creerlo!

-No se aceptan devoluciones.

➸ Recuérdame por siglos || Stump |Editando|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora