Detonante

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¡Kaoooruuuuuu! —se escuchó una voz cantarina detrás de la puerta principal de la habitación del adolescente.

— ¿Sí?

¿Ya nos vas a dejar entrar?

—Ustedes siempre han podido entrar, ¿no? —respondió el muchacho con sarcasmo.

Eddie y Richard entraron con cautela.

Habían pasado ya algunos días desde el incidente donde habían sedado a Kaoru y las cosas en la casa estaban algo tensas, pues el adolescente se encontraba enojado con todos y se rehusaba a cooperar con sus entrenamientos, sus clases y sus revisiones.

— ¿Cómo estás? Siento que tiene una eternidad que no te vem... Ah...

Richard comenzó a hablar, pero Kaoru inmediatamente los sometió a ambos con sus feromonas, haciendo que los dos hombres cayeran al suelo con dificultades para respirar. Apenas y les dio tiempo de ponerse las máscaras de gas que no habían querido usar desde un inicio para no incomodar al muchacho.

— ¡Kaoru, espera! —pidió Eddie.

— ¿Qué quieren que espere? ¿Ustedes esperaron a que me calmara aquella vez para acercarse? No, ¿verdad? —respondió el pelirrosa.

—Estabas demasiado alterado, nadie podía lograr calmarte.

—Ni siquiera lo intentaron. Qué excusas son esas.

A ninguno de los dos les quedó más remedio que salir de ahí lo más rápido posible antes de terminar más sofocados.

Nadie podía hacer nada porque básicamente si alguien se le acercaba más de lo que él consideraba como aceptable, los repelía sin dudarlo con sus feromonas tal y como había hecho ahora, incluso sus padres comenzaban a verse ligeramente afectados y eso era algo que nunca antes había ocurrido. Aunque claro, él no lo hacía con la intención de lastimar a nadie, solamente de alejarlos.

Gracias a que únicamente había permitido a Kojiro acercársele durante las noches, descubrió que si no se rodeaba de tantas feromonas distintas las suyas se potenciaban todavía más, y por eso era que el peliverde le daba más control corporal como ya había ocurrido anteriormente. También gracias a eso fue que las feromonas de Kojiro se intensificaron, pues estaba adquiriendo demasiada resistencia a las feromonas del superdominante y su cuerpo debía adaptarse rápidamente.

Los dos muchachos estaban conviviendo tanto juntos que incluso sus cuerpos habían comenzado a madurar al mismo ritmo, esto debido a la exposición que tenían a las feromonas del otro.

Kaoru sabía que su rut se acercaba cada vez más, pues constantemente se sentía excitado por ratos y de repente esa sensación desaparecía. Y honestamente en parte era por eso que no quería que nadie se le acercara.

Había transcurrido otro día difícil para todos en la casa hasta que llegó la noche y su cuerpo comenzó a calentarse nuevamente.

Estando en su cama, él mismo pudo sentir cómo su propio aroma se intensificaba. No dudaba que del otro lado de la puerta Kojiro pudiera percibirlo también, y él mismo admitía hacerlo con toda la intención de que el peliverde reaccionara.

Aunque se encontraba preocupado por lo que ocurriría el día de su rut, en ese momento no podía pensar en otra cosa que no fueran todas las ganas que tenía de coger, así que se le hizo fácil quitarse los pantalones y la ropa interior cuando su miembro básicamente le pidió desesperadamente que le prestara atención.

Todo el día se le había pasado así: se endurecía y se calmaba, se endurecía y se calmaba.

Comenzó a acariciarse él mismo sin poder evitar imaginarse todas las veces anteriores en las que Kojiro lo había acariciado de la misma manera. Siempre que lo masturbaba lo hacía poniendo mucha atención a su rostro mientras gemía, pues como Kaoru no podía concentrarse mucho por la acción, entonces eran sus expresiones las que comunicaban su aprobación hacia sus caricias.

Proyecto Sakurayashiki || OMEGAVERSEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora