Sempiterno [Isaac Lahey]

3.9. Ángel de la muerte

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El Jeep frenó junto a la motocicleta de Scott frente a la escuela, Sophie bajó de la motocicleta quitándose el casco esperando a que Stiles bajará del auto. Estaban reuniéndose con Lydia y Allison, dado que, como se estaba haciendo costumbre, la pelirroja había sentido algo que la obligaba a ir a la escuela de Beacon Hills.

—¿Dónde está?

—Aquí —respondió Allison

—¿Lyds? —preguntó la castaña al ver a su amiga

—Es lo mismo. Lo mismo que en la piscina, subí al auto para ir a un lugar totalmente distinto, y terminé aquí... y me dijiste que te llamara si había un cadáver.

—¿Encontraste un cadáver? —exclamó el muchacho con sorpresa

—Aún no.

—¿Cómo que aún no?, Lydia debes llamarnos después de encontrarlo.

—Oh no, no lo volveré a hacer. Ustedes encuéntrenlo desde ahora.

—Lydia, tú eres el ángel de la muerte, ¿cómo vamos nosotros encontrar el cadáver?

—¡Tú siempre los encuentras! —completó Stiles

—¡Chicos! —soltó Scott alejándose del grupo—. Encontré el cadáver.

El cadáver de una de las agentes de policía estaba sobre el gran letrero con el nombre de Beacon Hills High School, la castaña arrugó la nariz al sentir el fuerte olor a sangre fresca, aferrándose al brazo de Stiles para mantenerse con cordura.

—Yo, lo siento, pero creo que lo mejor es que me vaya de aquí antes de que cosas malas pasen —se alejó de Stiles—. Los amo, cuídense.

Se alejó del grupo lo suficiente como para usar la velocidad que su sobrenaturalidad le aportaba para llegar rápido a su casa, subió las escaleras hasta su habitación rebuscando en los cajones una de las bolsitas con sangre.

—Hey... —saludó a Isaac que se asomaba confundido—. ¿Quieres pasar la noche conmigo?, podemos ver películas, jugar un rato —se acercó a él acariciando su rostro

—Hueles a sangre.

—¿Eso es un sí o un no?—sonrió enseñando sus colmillos bañados en sangre—, decide mientras me cambio de ropa. 

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—¡Sorpresa! —gritó Sophie adentrándose a la ventana

Allison estaba sobre Isaac con su cuchillo sobre la cabeza del chico, Sophie se sentó en el suelo, respaldada con la cama con una sonrisa terminando de comerse el chocolate que tenía en sus manos.

—¿Qué creen que hacen?

—Visitarte, ¿no es obvio? —habló con la boca llena

—No fuiste a la escuela —respondió Isaac ante la vaga respuesta de Sophie