2.4. No tienes que ser la heroína de nadie

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⊷⊶⊷⊷⊶⊷ 《🐺》 ⊷⊶⊷⊷⊶⊷

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⊷⊶⊷⊷⊶⊷ 《🐺》 ⊷⊶⊷⊷⊶⊷

Había acompañado a Scott hasta la clínica veterinaria, seguía herido, aunque Deaton nos explicó que era por la herida de un alfa, si jefe le dijo que debían hablar, así que fue mi momento para huir con la excusa de que me vería con Lydia y vería cómo le había ido desde lo que pasó en la pista de patinaje.

Llegué al lugar donde había quedado con Isaac, era un parquecito casi que abandonado, aunque a juzgar por la hora era entendible, me senté en uno de los columpios a la espera del rubio, que no tardó en llegar con una sonrisa.

—Hey —solté con incomodidad

—Hey.

—¿Quieres quedarte aquí o vamos a un lugar más seguro? —hizo una cara de confusión—. Ya sabes, eres fugitivo.

—Sí... vámonos a otro lugar —asentí levantándome del columpio—. ¿A dónde?, no creo que podemos ir a tu casa.

—Tengo el lugar perfecto, busca en tu GPS —sacó su celular mirándome extrañado—. P. Sherman, calle Wallaby, 42, Sydney —soltó una risita que me contagió—. Lo siento, era para alivianar el ambiente. ¿Ya sanaste? —pasé mis manos por su rostro y brazos en busca de heridas

—Ya sané, ¿vamos?

Asentí tomando su mano, caminando por el lugar adentrándonos al bosque, el lugar estaba oscuro y vacío, pero bastante pacifico, caminamos hasta donde solía practicar mis hechizos, en silencio, aunque sin ser incómodo.

—¿Qué le dijiste a Scott para venir hasta aquí?

—Le dije que estaría con Lydia, desde hace tiempo está rara.

—¿Desde que la mordieron? —giré a verlo asustada, tal vez al ser mordido recordó que jugué con su mente—. Derek dijo algo sobre ella.

—Ah, sí, sí —luché por no rascar mi brazo—. Lydia no tuvo efectos bajo la luna llena, así que no es mujer lobo, pero, es algo, ya que como seguro sabes, si la mordida no te mata, te convierte.

—Cómo tú —apreté mis labios sintiendo su mirada sobre mí

—Exactamente, por eso intenté protegerles a todos, porque soy parte de este mundo desde que nací y no quería involucrarles, pero Scott fue mordido, luego Lydia, ahora tú —suspiré pesadamente—. Fracasé en mi misión de protegerles, pero, parece que todos están mejor así. ¿Te gusta ser hombre lobo?

—No tienes que ser la heroína de nadie, y, respondiendo a tu pregunta, sí, me gusta bastante, y antes de que vayas a decir, sí, sé incluso sobre los Argent.

—Entonces no tengo nada más que decir, somos de diferentes bandos, yo estoy con Scott, y tu con Derek —giré a verle

—Oh genial, es un amor prohibido —sonrió—. ¿Puedo preguntar que eres? —lo pensé un momento

Sempiterno [Isaac Lahey]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora