3.8. Revelaciones.

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⊷⊶⊷⊷⊶⊷ 《🐺》 ⊷⊶⊷⊷⊶⊷️

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Los brazos de Isaac se aferraban a la cintura de Sophie, con su cabeza apoyada en su pecho escuchando los latidos de su corazón, ambos estaban en la habitación de la chica, sumergidos en el silencio escuchando las gotas de lluvia golpear contra el vidrio de la ventana. La mano derecha de la castaña se enredaba en el cabello del chico dándole caricias vagas mientras que con la otra estaba apoyada en el hombro del chico.

Desde que salieron del hogar de Derek no se habían dignado a abrir la boca, todo el trayecto hasta la casa de los McCall había sido puro silencio, más que simples tomadas de mano acompañada de caricias vagas, la castaña sabía que, pese a no mostrarlo o decirlo, la muerte del moreno la había afectado bastante al chico, al igual que a su alfa, tal y como ocurrió semanas atrás con la muerte de Erica.

Sophie enfocó su mirada en el pecho del muchacho observando como subía y bajaba lentamente respirando con tanta tranquilidad que le sorprendía, se movió en la cama levantando el rostro del chico besando la punta de su nariz.

—Sé que no soy buena consolando —comenzó a hablar—. Y tampoco voy a ofrecer borrarte de la memoria lo ocurrido o tu amistad con él —Isaac hizo una mueca ante esas palabras—. O volver a proponer el hechizo para revivirlo...

—Ni siquiera tienes magia —murmuró dejando caer su cabeza sobre la almohada

—Déjame hablar, cachorro —se sentó en la cama—. Cuando de niña estaba triste, mi madre o el padre de Stiles solían llevarme a comer a mi lugar favorito de ese entonces, porque tenía el estúpido decir que la comida curaba todo mal —rodó los ojos recordando su versión infante—. Así que, levántate de la cama, baja conmigo a la cocina, porque te prepararé algo que te saque de la tristeza un rato.

—Con razón eres tan caprichosa —comentó aun contra la almohada

—Ja, ja, muy gracioso —se subió a su espalda—. Estoy tratando de ayudar, Isaac —deslizó su mano hacia la cabeza del chico—. ¿Quieres venir y cocinar conmigo?, luego podemos volver a subir —se recostó sobre el cuerpo del hombre lobo—. Mamá y Scott no están en casa, por lo que la casa es nuestra —susurró cerca de su oído

—No me voy a acostar contigo.

—Yo nunca... —se quedó callada—. Estaré abajo por si me necesitas. 

Se levantó de la cama agarrando un kimono que reposaba en la silla de su escritorio desde hace semanas, llegaba más abajo que el short el pijama que traía, bajó descalza hasta el piso principal, buscando por ahí sus sandalias para andar en casa.

Se adentró a la cocina tomando los ingredientes para comenzar a cocinar algo para los dos, decir que no se sentía mal por la muerte del chico era mentira, si bien no se había relacionado tanto como Isaac o Erica, o incluso Derek, pero el hecho de verlo ser asesinado tan injustamente realmente había sido algo que les pegó a todos.

Sempiterno [Isaac Lahey]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora