Sempiterno [Isaac Lahey]

1.11. Un Hale más

⊷⊶⊷⊷⊶⊷ 《🐺》 ⊷⊶⊷⊷⊶⊷

Me responderé a mí misma, todo puede salir mal. Mi magia por buena que fuera, no sabía utilizarla, y aunque el hechizo estaba funcionando, algo salió mal y terminé sangrando por la nariz casi que desmayada. Lo bueno, o tal vez no, es que descubrieron de donde provenía el mensaje de la otra noche, proveniente del hospital, en específico, de parte de Melissa McCall, maravilloso, ¿no? 

En compañía de Derek y Stiles estábamos yendo directo al hospital. Los dos chicos hablando con mi hermano acerca del collar, no había mucho que sacar de él, estaba plano, sin nada.

—¿Dónde están?, ¡se supone que deben estar aquí!, Stiles, eres titular.

Mordí mi labio sintiéndome mal, era su primer partido y en lugar de jugar estaba aquí, en el hospital averiguando que mierda estaba pasando con el alfa y demás preocupaciones, se escuchó la voz del entrenador buscando por Bilinski, eso solo me hizo sentir peor encogiéndome en mi lugar.

—No vas a jugar si no estás al comienzo —agregó Scott

—Ya lo sé —Stiles alzó su voz—. Si ves a mi papá, dile... —se quedó en silencio un par de segundos—. Dile que ya voy, que llego un poco tarde.

Cortó la llamada, preferí guardar mis palabras, era evidente que no iba a llegar para el partido, Derek gruñó observando a mi amigo.

—No le dijiste lo de su madre.

—Primero debemos saber qué es lo que ocurre —dije con firmeza

—Ah, y otra cosa... —esperé a que terminara su oración

Sin decir nada más tomó la nuca de Stiles golpeándolo contra el volante de su auto, abrí mi boca sorprendida ante eso, dispuesta a golpear al idiota hombre lobo por el golpe a mi amigo, Stiles pasando sus manos por la zona dolorosa le preguntó el porqué.

—Él sabe por qué fue —por supuesto que averiguaría porqué—. Ahora vayan —señaló el hospital—. ¡Ahora!

Ambos bajamos del auto caminando al interior del lugar, caminamos en silencio por la calle al lugar, aunque antes de entrar detuve a Stiles tomando su mano. 

—Stiles, ¿por qué no vas?, creo que Derek y yo podremos lidiar con lo que sea que tengamos que lidiar —murmuré apretando su mano 

—No puedo —ladeé mi cabeza intentando decir algo, sin embargo, él fue más rápido—. Por Scott, necesitamos saber quién, con la computadora de tu mamá, envió ese mensaje.

Asentí en silencio, sé que él quiere ayudar, aunque no estoy de acuerdo con que sea sacrificando uno de sus sueños de jugar, por darle fin a todo este asunto sobrenatural en el que estábamos envueltos. Continuamos caminando por el hospital, era raro verlo totalmente vacío, sabía que mamá estaría en el partido con Scott.