CAPITULO UNO

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CAPÍTULO UNO

_____ SMITH

 Tengo 17 años y vivo en Los Angeles California. (Buena forma de empezar, eh)

Se supone que a esta edad debo enamorarme y preocupar por caerle bien a todo el mundo, pero solo me preocupo por mi cuerpo... Lo sé, pero me importa más eso que todo lo demás. No es fácil ser una chica común y linda

Me encuentro en la cocina preparándome mi almuerzo; filete de pollo con verduras y poco arroz

—¡_____! —gruñe mi madre— Te dijeron que no podías entrar a la cocina, advertida estabas— me aleja de mi plato y me saca de la cocina —Quedaron en que empezarían por dejar que yo te cocine y no tu

—Solo me aseguro de que no cocines algo que tenga muchas calorías

—¿Ya hablamos de eso, no? —me mira enojada —cambiate que en una hora irás a tu cita

—¿Compraste lo que te pidió?

—Todo esta en el auto —dice cocinando —Compré todo

—Bien

Me voy a mi cuarto y busco una ropa cómoda para cocinar, hoy haré mi terapia con mi psicóloga y tendrá que ver con lo que me gusta; cocinar.

Sin que mi madre se dé cuenta, voy al cuarto de invitados y me veo al espejo. Hago una mueca al verme que aún no he bajado de peso lo suficiente. Los huesos de mi muñeca se notan pero no me es suficiente. Salgo de ese cuarto frustrada, me prohibieron tener espejos en mi habitación, me sacaron lo único que tenia para ver mi cuerpo. Dijeron que eso era un paso a mi terapia ¿Qué tiene que ver?

Vuelvo a la cocina y mi madre me sirve la comida para sentarme en la mesa. Veo mis huevos fritos y veo que brillan un poco por el aceite. Busco con la mirada papel higiénico para pasarle encima y quitarle eso pero mamá se aseguró de no poner nada que me ayude a mi alrededor.

—Tienes que dejar de pensar en eso y también dejar de verte al espejo, _____— dice parándose a mi lado

La ignoro y me dispongo a comer o intentar. Me da ganas de después de comer esto, vomitarlo. Pero me niego a hacerlo, hace tiempo no lo hacía. Había superado eso. Mi mente y yo misma entendí con el tiempo de estas terapias, que llevan más de un año (con pausas breves de meses), yo estaba "mal". O como le decían: Llevar todo a un extremo no sano.

 Saco ese pensamiento de mí, y me concentro en comer. Llevo una cucharada a mi boca mirando cualquier otro lado menos el plato. Mastico y mastico con lentitud pero mi cuerpo me falla y hago una arcada maldiciendo en mi interior. 

Mi cuerpo quería que vomitara la comida, pero no lo iba a hacer. Ya llevaba varios meses sin vomitar (unos dos quizá), sin embargo mi cuerpo aún lo quería y yo siempre luchaba con él. Mi madre me miraba en silencio mientras tomo aire para pasar mi comida. 

La llego a pasar pero no lo recibo bien. Ahogo una arcada generando que mis ojos se pongan llorosos. No. Me niego a llorar por esto. Maldita sea. 

—_____, no— miro a mamá asustada — Respira— me acaricia la espalda con calma— Te traeré agua.— asiento obligando a alejar ese pensamiento de vomitar

No, no aguanto,  ya no. Joder, joder, ¿qué hago? ¿Qué más hago para no vomitar?

Niego. Cierro los ojos que se me humedecen por miedo, abro la boca para respirar pero la cierro al sentir otra arcada.

Salgo corriendo al baño y vomito todo lo que comí en el día. Mamá viene detrás mío y me aparta el cabello sobándome la espalda. Es lo único que puede hacer.

Tu Mirada [Aidan Gallagher] [Libro 1 y 2] (✔)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora