CAPÍTULO TRES - LIBRO DOS

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CAPÍTULO TRES — LIBRO DOS

_____ SMITH

¿Qué cosa quería recordar tanto pero no tenía ni idea de qué demonios trata?

¿Qué era eso que sentía en mi pecho? Como un vacío...

¿Por qué lloraba sin sentido?

¿Por qué sentía que me dolía algo emocionalmente y tenía que ver con el engendro que tengo a mis dieciocho años? 

¡Me frustra tanto no poder recordar ni siquiera algo familiar!

Siempre pedía que me contaran algo y siempre el doctor mismo me decía que no podían, que mi mente aprovecharía esas cosas para distorsionar otras y jugar con esto.

—Hey, ____, ¿me escuchas?— la chica que me estaba ayudando con mis ejercicios para poder recuperar muchas cosas que perdí, me habla.

—Eh.. sí— dije volviendo a la realidad

—Vamos, intenta dar pasos, obliga a tu mente y convéncela de que tu sabes caminar

Me apoyo en los barrotes que hay a cada lado y hago esfuerzo, Ada, la chica, me suelta por un segundo y pierdo el equilibrio cuando mi pie pisa el suelo. Me toma otra vez y me hace sentarme en la silla de ruedas con la que me traen al salón donde me capacito

Maldigo en voz baja y cuando trato de tomar la botella de agua se me cae porque de un momento a otro, mi cerebro mandó la orden pero mi cuerpo no la recibió del todo y la soltó haciendo que caiga todo. Me frustro aprieto los dientes para no colapsar. 

Cuando quiero comer, me tienen que dar en la boca, no puedo hacerlo por mi sola porque, alzo el cubierto y lo suelto como si quemara, pero no quema, no me hace daño, solo que mi estúpido cerebro y mi estúpido cuerpo, no coordinan 

Respiro hondo para no gritar desesperada.

—Vamos, una vez más— me anima la chica que debe tener unos veinticinco años.

Me levanta tomándome de las caderas y yo vuelvo a tomar los barrotes que están a cada lado. Ella no me suelta y hace que mi pie toque el suelo.

Vamos, yo sé caminar, yo sé caminar. 

Me repito constantemente. 

Mis piernas parecen gelatinas que no me puedo mantener, así que me apoyo con fuerza de los barrotes. La chica aún me sujeta de las caderas.

—Suéltame— dije convencida

—¿Segura... o...?

—Suéltame,— repetí de mala gana

Cuando lo hice, me sujeté fuertemente de los barrotes y trate de poner coordinación, sentía la mirada de las tres personas que me estaban acompañando en este proceso. Respiré hondo y empecé a coordinarme a través de los números. «Números que me hicieron aprender como si fuera una niña»

—Uno...— susurro y trato de dar un paso. Casi me caigo peor me sujeté fuertemente. Apreté con más fuerza los barrotes, haciendo que mis nudillos se pongan blancos. —Dos...— susurré y cuando di un paso sonreí, pero al instante me desestabilicé.— Oh, okey,— respiré hondo cuando volví a sostenerme.— Tres...— susurro pero antes de dar el paso por completo, mi mente me juega una y se me viene a la cabeza las palabras de alguien que conozco pero no reconozco.

«Jamás te dejaré, cielo»

Y se me aprieta el pecho haciendo que caiga boca abajo rápidamente que no me da tiempo de ni siquiera tratar de sostenerme con las manos.. Ada viene rápidamente a mí y me voltea revisando mi vientre. 

Tu Mirada [Aidan Gallagher] [Libro 1 y 2] (✔)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora