CAPÍTULO CATORCE - LIBRO DOS

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CAPÍTULO CATORCE — LIBRO DOS

—Solo dales de mamar. Solo eso. —Emma dice media aburrida. Estamos en media madrugada. Los bebés no se callaban y fui a ver qué era exactamente a pesar de saber la razón. 

Miro a Lucían en la cuna. Él está plácidamente dormido. Pero Luciana llora. Miro un rato más al bebé y luego volteo a verla. Ella está en su cuna llorando. Ok, no puedo. Lamento comunicar que fue otro mes sin darles de mamar. Ellos ya tienen dos meses y siguen sin probar la leche materna. 

Frunzo los labios y me encamino a la puerta sin decir nada. Antes de irme por completo, hablo:— Tráelos, a los dos.

No veo a Emma, peor puedo sentir aquel alivio que ha querido tener hace mucho. 

Me siento en la orilla de la cama pensando. Escucho la puerta con los llantos de Luciana. Emma tiene una pequeña sonrisa. Me apoyo en la cabecera de la cama y suspiro. Mi hermana se acerca a mí y con cuidado, me entrega a la bebé. Mis nervios se ponen a mil porque es la primera vez que la cargo. Mi corazón quiere salirse y mi saliva se ha ido. Miro a la pequeña que tengo entre mis brazos. 

La escucho quejarse pero se calma al sentirme. Se calla cuando la tengo contra mí. Desesperada mueve su cabecita en busca de algo. Algo que solo una madre puede darle. Le quito los guantes que tiene en las manos. Siento sus pequeñas manitas tomar mi mano y tratando de llevársela a la boca. Su mirada choca con la mía y eso fue tan... único

Ella estornudo y sonrió un ratito, sus muelas rosadas se vieron. Sus ojos era celestes, como los míos. 

—En un rato traes a Lucían— murmuro— Sal por favor— pido.

Emma sale sin decir nada. 

Alzo desde la orilla de mi playera hasta que quede sobre mi hombro, bajo mi brasier  exponiendo un pecho que al instante Luciana mete a la boca haciendo que suelte un suspiro asustadizo. Miro cómo sus manitas lo tocan y me hacen sentir escalofríos. 

Cuando empieza succionar echo la cabeza hacia atrás ante aquella sensación. Mi respiración se corta. Tengo un nudo en la garganta. Me canso de estar sentada y alejo a la bebé que se desespera al no tener mi pecho a su tacto. me acuesto de lado dejando que la bebé se adueñe de mi pecho. 

—Dios— murmuro mirándola. La bebé cerró sus ojos. Escuchaba cada vez que tragaba y se sentía tan raro. 

Unos minutos después, ella empezó a sentirse ligera, soltó su agarre de mi pecho y dio un pequeñito suspiro. La miro atentamente, su pecho sube y baja lentamente. Sus labios pequeños y rosados entreabiertos, sus manitas a cada lado de su cabeza. 

Mis ojos se llenaron de lágrimas al instante. 

—Lo siento mucho— jadeo bajo, tomo su manita con delicadeza, su piel suave se siente caliente. —Tu mami no es muy fuerte como desea ser... Yo no.. No estoy bien emocionalmente... Quiero sanar para que ustedes estén bien. Los tres, juntos. Lucían me da la sensación de que se parece a su papá... pero ni siquiera recuerdo...— beso su mejilla. —Lo traeré para alimentarlo.

Me levanto con mucho cuidado, vuelvo a acomodarme el brasier y la playera para ir hacia Lucían. Entro a su habitación y veo a Emma dormida en un asiento mecedor. Le toco el hombro y ella se sobresalta. 

—Anda a descansar, le daré de mamar a Lucían—ella mira al bebé y suspira. Asiente y sin decir nada, se va.

Miro al bebé desde lejos

Me acerco y lo tomo con cuidado sacándolo de la cuna. Él se remueve y empieza a chillar. Pero lo acerco a mi pecho temerosa y me muevo un poco para que me sienta. Inmediatamente, su reacción fue la misma a la de su hermana. 

Tu Mirada [Aidan Gallagher] [Libro 1 y 2] (✔)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora