CAPÍTULO DIECISÉIS - LIBRO DOS

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CAPÍTULO DIECISÉIS — LIBRO DOS

¿Qué carajos era esto?

¿Y por qué está entre mis cosas?

Ok, se supone que...

—Emma— Me voltee hacia Emma— ¿Se supone que esto usé en Navidad del año pasado?

Mi hermana me prestó atención, dejando de doblar ropa de los bebés. Examinó el vestido y luego miró lo que tenía en la otra mano.

—Si— se quedó viendo la caja pequeña que tenía.

Miré la caja que no dejaba de ver y la alcé

—¿Qué es, por cierto?

Ella tragó grueso y apretó los labios. 

—Ábrelo tu misma cuando estés sola. Supongo que no lo quisiste abrir en Navidad frente a todos por una razón que no recuerdas. Pero te lo regaló él.

Pucky ladró haciéndonos saltar a ambas por la tranquilidad que había antes de sus ladridos. Estaba grande. Su pelaje gris más notorio.

Él está casi siempre encerrado en el patio, debido a que suelta pelos y los bebés empiezan sentarse en su petate/tapete y toman todo lo que ven llevándoselos a la boca. 

Tenían ya cinco meses, y ya estábamos cerca a Navidad, por lo que decidí verdaderamente, sacar las cosas que aún seguían en mi maleta desde que vinimos acá.

El tiempo había pasado muy rápido, ¿no?

Escuché cómo Luciana lloraba y rodee los ojos dejando a un lado lo que tenía en mis manos para dirigirme hasta el primer piso. Vi cómo Francis cargaba a Luciana mientras carcajeaba. 

—¿Por qué te ríes de mi hija?— me acerqué y la examiné para luego desviar mi vista hacia Lucían que estaba jugando con una pelota mediana sobre el petate/tapete 

—Creo que está intentando gatear. Se golpeo su frente— giré un poco a Luciana para ver y su frente estaba rojita, sus mejillas rojas y con lágrimas. 

—Mi bebé— dije en modo de engreimiento. Extendí mis brazos para que se acerque a mí como suele hacerlo. Se inclinó a mí y la cargué.

Ella era un demonio. 

Él era un ángel

Eran definitivamente opuestos, y son hermanos. 

Me senté con ella entre mis piernas, al lado de Lucian, que al verme, no dudo en querer acercarse.

—¡Ah!— gruñó. Reí porque solo soltaba esa palabra. Para todo decía...—¡Ah!— volvió a decir.

—¿Qué pasa?— hice un lugar para él junto a su hermana

Me puse a jugar un rato con ellos, hasta que se escucharon claramente los pasos de mi hermano. 

—Buenas tardes— me saludo dejando un beso en la coronilla para luego sentarse frente mío para estar con los bebés. Se aflojó la corbata y dejó su saco en el mueble detrás de él.

—¿Cómo fue el trabajo?— dije sin despegar mi mirada de Luciana. 

—Pesado pero todo genial— suspiró 

Como era costumbre, cada vez que Francis venía, le agradaba ayudar a mi madre a preparar el almuerzo. Debía admitir que era un buen cocinero. Y algo que mi madre me dijo, era que yo solía hacer los mejores postres, y mi especialidad era la lasaña. 

—Hola, mi amor— dijo Chris a Luciana que alzó su mirada a él y tardó unos segundo para sonreírle y alzar sus bracitos hacia él. 

—¡Pá-pá-pá-pá-pá!— siempre le decía así—y era lo único que sabía decir—, se emocionaba al verlo. Algo se me estrujaba en el corazón porque creo que Luciana lo veía como un... papá..

Tu Mirada [Aidan Gallagher] [Libro 1 y 2] (✔)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora