CAPÍTULO NUEVE

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CAPÍTULO NUEVE

_____ SMITH 

El aroma de alguien puede ser tan irrelevante que no te das cuenta de lo bien que se siente sentir el que más te agrada, pero a mi me es relevante... en especial el de él que calma cualquier trazo roto de mi... y es inexplicable porque simplemente hace dos días le dije sobre mi padre y nuevamente me estoy volviendo a abrir con él y dejarme llorar en sus brazos mientras me dice cosas lindas. 

Respiro su aroma una vez más en un intento de calmarme, y lo logro, mi llanto se va poco a poco y lo estrecho un poco más a mí. Su aroma delicado a coco hace que cree cosas en mi estómago que juro nunca antes he sentido. La calle está sola, no pasa ni una mosca por lo cual no me preocupo en si alguien me ve abrazada a él.

Él me acaricia la espalda y me deja llorar lo que quiera sin rechistar o gruñir de fastidio, y me agrada saber que por lo menos él no me aparta en mis momentos como estos.

Con vergüenza me aparto de él agachando la mirada para no verlo a los ojos con los míos hinchados, suspiro entrecortadamente y miro a mis costados en espera de que alguien pase para buscar una excusa de caminar sin decir nada de lo que acaba de pasar. 

Él me toma del mentón y me hace verlo, aprieto los labios y miro a sus ojos verdes perdiéndome en ellos, en la magia que ocasiona en mí. Él me sonríe tratando de buscar mi lado pasivo, y lo está, no estoy con ganas de hacerme la ruda con él, prefiero sentirme diminuta a su lado y dejar que él me abrace. 

—Esta vez si déjame llevarte al parque con columpios y no malograr el buen momento que tenemos como lo hice hace días— suprimo una sonrisa de felicidad por su trato tan gentil y delicado hacia mi y asiento

Él toma mi mochila y no lo impido, se lo pone en su otro hombro para llevarlo y caminar hacia dicho parque. No sé que me pasa con él, pero estoy segura que me agrada que no me  eche a un lado cuando estoy mal. 

Llegamos a dicho parque y se me aprieta el pecho al ver todo, sonrío con tristeza y mis ojos se nublan al recordar una escena en el mismo lugar donde ocurrió.


—¡Papi mírame!— la voz de Emma de unos cinco años hace eco

—¡Hermosa mi hija!— dice papá al final del tobogán esperando a Emma con los brazos abiertos para recibirla cuando baje.

Emma se deja resbalar de ahí y cae en los brazos de mi padre. Yo con mis nueve años, arrodillada detrás de mi madre sentada viendo la escena mientras yo le peino su hermoso cabello castaño. En ese entonces no se lo había teñido de rubio.

—Mami, ¿yo también hacía eso con papá?— pregunto viendo a mi padre y hermana con los ojos entrecerrados por el sol que caía

—Si— dice con una risita 

Papá voltea a vernos y me llama con la cabeza, dejo a un lado el peine y le doy un beso en la mejilla de mi madre para ir hacia aquel hombre. 

—Ven,— me toma de la cintura poniéndome en lo alto de dicho tobogán para resbalarme— es el turno de mi princesa mayor

—¡Papá!— me río— Tengo nueve años, ya no estoy para estos juegos

—¿quién dice que no?— frunce el ceño con una sonrisa

Admirando los ojos de papá en lo bajo del juego me dejo resbalar cayendo en sus brazos y dejándome besar la cara por sus labios.


Días como estos jamás se olvidan... Quisiera haber sabido que mi padre moriría a mi corta edad para haber disfrutado hasta el más mínimo momento con él... Sorbo mi nariz llena de mocos por el llanto que ha salido de mi sin querer y me limpio la cara con las manos

Tu Mirada [Aidan Gallagher] [Libro 1 y 2] (✔)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora