Jamás en mi vida he sentido lo que siento en estos momentos. Ni siquiera con mi ex novio. Mi piel quema y una capa fina de sudor adorna mi cuerpo haciendo conjunto con mi respiración acelerada e irregular. Estoy agitada y por momentos creo que voy a explotar por la inmensa bola de emociones que soy.
Y es que estoy entre los bíceps de mi adonis mientras nos devoramos la boca como si el maldito mundo se fuera a acabar y esto sea lo único que puede salvarnos.
-Joder ¿Qué mierda es lo que tienes?- pego su frente a la mía -necesito tenerte. Quiero tenerte- me miro a los ojos y el deseo que vi en ellos me descoloco.
Este hombre de verdad me deseaba.
Y no sabía si esto era bueno o malo, porque yo lo deseaba tanto como el a mí. O incluso más. Pero es que yo jamás he estado con un chico solo por sexo y ya, y mucho menos con mi jefe. Me entregue a una persona y porque la amaba -o eso creía- pero en sí me considero una inexperta en este tema y me avergüenza un poco.
No me malentiendan, yo siempre he creído que las mujeres podemos tener la misma libertad sexual que los hombres sin ser juzgadas, y admiro a una chica que disfruta de su sexualidad libremente pero en mi. Siendo yo. Me asusta.
-No haré nada que tu no quieras- parece que lee mis pensamientos -solo dímelo porque me estoy volviendo loco.
Lo mire, sus labios rosados e hinchados por nuestra sesión de besos, sus pómulos tenían un leve sonrojo y sus ojos estaban de un café más intenso y oscuro. Sus pupilas estaban dilatadas haciendo que sus ojos se vieran más profundos. Este hombre era hermoso.
A la mierda.
Jale su cortaba atrayéndolo hacia mi para unir mis labios a los suyos y seguir en lo que estábamos. Si bien jamás había echo esto no me importaba que el fuera la primera vez, quería ser tomada por él, fundirme en su piel y ser uno solo. Me estaba yendo de pico en un acantilado y no sabía que tan fuerte sería la caída pero la vista en estos momento valía la pena. Valía toda la maldita pena.
Pero no todo es perfecto ¿Verdad?
Justo cuando sus manos querían adentrarse en mi blusa Joan entro de golpe a la oficina y por instinto aleje a Marcus de mi con un golpe en el pecho.
Joan no decía nada, solo alternaba su mirada de su primo a mí, yo estaba roja y Marcus solo me miraba.
-Chicos. Dios. De verdad lo lamento, yo no quería frustrar su encuentro- el maldito se quería reír.
-Joan es suficiente. Retírate- Marcus por fin dejo de mirarme.
-¿Tienes mucha prisa querido primo?
Tengo que salir porque siento que mi cara puede explotar de lo roja y caliente que esta de la vergüenza, mientras que mi corazón amenaza con salirse de mi caja torácica. Lo sé ok el sexo es normal y besarse también, pero que te cachen no es lo mejor.
-Yo me iré ya, es tarde- me encamine a la puerta. -Nos vemos mañana. Hasta luego- salí de aquella oficina como un rayo.
En cuanto el aire fresco de la noche llego a mi cara decidí marcarle a mi amiga.
-¿En donde estás?- necesito hablar con ella.
-En mi casa ¿Qué fue lo que te paso? Te escuchas agitada.
-Voy para allá- colgué y me dirigí a la casa de Stephi.
Estando enfrente de la puerta de la casa comencé a tocar el timbre como una maniaca y es que así me sentía en estos momentos.
Bese a mi jefe. Bese a mi jodido jefe y me encanto.
De solo pensar que quería llegar a algo más y que el también quería. Si Joan no hubiera entrado en estos momentos yo estaría recién follada y no tocando el timbre de mi amiga casi causándole un infarto.
-Dios, ¿Qué pasa?- me miro y en su cara se puso una expresión de confusión -Camila ¿Qué tienes? Estás roja, alterada y con el cabello alborotado.
Pase sin pedir permiso y me senté en su sofá, aún con el corazón en la mano. -Tráeme una copa de lo que tengas y después vienes y te sientas. Te contaré todo pero necesito alcohol en mi sistema para decirlo- tome una bocanada de aire.
Stephi fue directo a su cocina a buscar lo que yo creí que fuera mi copa.
Pude observar su casa, era la primera vez que estaba aquí y realmente me sorprendió. Era demasiado futurista con todo en color blanco y plata.
-Bien, aquí está- llego hacía mi con una botella de tequila y dos caballitos.
Bien tequila era muy fuerte pero realmente lo necesitaba y fue ahí cuando le conté a mi amiga todo lo que había pasado está noche.
-Mierda- ¿En serio solo iba a decir eso? -MIERDA- gritó y di un pequeño salto en mi lugar del susto que me dio.
-¿Solo dirás eso? ¿En serio?- toque mi sien ya algo irritada. Necesitaba que dijera algo.
-No no no, en serio, es que estoy en shock- se sentó a mi lado. -Es que si era obvio amiga, la tensión entre ustedes era tan notable que toda la empresa lo veía. Solo se necesitaba tiempo para que esto pasará.
-¿Pero de que hablas?, Marcus y yo solo nos la pasamos peleando- mi boca habló pero en realidad por mi mente si cruzaba esa idea de que verdaderamente esta tensión entre el y yo siempre estuvo ahí. Solo lo disfrazamos en peleas.
-Por eso, en parte ustedes piensan que esta mal lo que les pasa y en vez de matar las ganas pues pelean- mierda, era cierto.
No podía ser. La tensión entre Marcus y yo era algo que jamás había vivido ni sentido.
-¿Y que se supone que tengo que hacer?- me pare exaltada -jamás había pasado esto y estoy asustada.
-No lo niegues, ni te contengas. Marcus te beso así que lo desea tanto o más que tú- la mire confundida.
-¿Más que yo?
-Dale eso es lo que menos importa. El te desea y tu a el. Ambos son solteros y sin compromisos- me jalo y me hizo sentarme. Bien estaba muy alterada.
Recuerdo que mi mamá siempre me decía que me lanzara sin ver, que la vida eran riesgos que yo tenía que correr. Para el amor jamás cerré las puertas pero soy un ser humano así que el miedo es normal que este en mi.
-Al carajo- lo que iba hacer iba cambiar mi vida por completo. -Lo haré, seguiré con todo este rollo- Stephi me miro con una sonrisa de oreja a oreja.
Me iba a lanzar a ciegas como me decía mi madre y no sabía si abajo me iba a esperar una caída no tan larga en un hermoso río y poder sentir el agua cubriéndome por completo, fresca y natural. Sin embargo también podía ser tan alta y que ese impacto con el agua podría destrozarme.
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Siempre fuiste tu
RomanceCamila López era la típica pueblerina que parecía tenerlo todo, una familia grande y que la amaba, el novio dulce y tierno que daba todo por ella. Todo en su vida se estaba alineando hasta que por obras del destino -y tragedias-, sale de su pueblo s...