Epílogo

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1 año después

Nuestras pequeñas Alice y Ava ya tenían un año recién cumplidos, después de su fiesta de cumpleaños estamos todos listos y ansiosos por unir mi vida con Marcus porque sí, hoy me casaba con aquel hombre necio y terco que me enamoro como una tonta.

Todo el proceso de la boda junto con el tener que acostumbrarnos a una nueva rutina con nuestras niñas fue abrumador al inicio pero tenía que agradecer a mi prometido que estuviera como mi pilar en todo momento.

Después del parto las hormonas siguen alteradas y no podía decidirme hasta que tipo de arreglo quería, también tenía que agradecer a Amelia y la mujer de Esteban; vinieron unos meses después a conocer a las gemelas y estuvieron unos días apoyándome con todo el desastre que había.

Las cosas con mi familia habían mejorado en parte, no todo era como antes pero al menos pudieron aceptar que tome un camino diferente que ellos.

Ahora me encuentro esperando por Esteban que será el que me llevara al altar, había decidido que fuera el porque sin importar era lo más cerca que tenía a un hermano.

-¿Nerviosa?- su voz erizo mi piel -, jamás creí que te vería a ti vestida de blanco.

Mi vestido era de un corte de corazón en la parte con una capa transparente de encaje que cubría hasta mis muñecas, esa misma tela cubría hasta la falda la cual tenía un esponje lo suficiente normal para permitirme caminar decentemente.

-Siempre tuve en mente que quería casarme en un futuro lejano pero jamás imagine ahora y...

-Mucho menos con alguien como Marcus- completo mi frase.

-Parece una piedra cuando lo vez pero no es así- afirmo al recordar la cara de amargado de mi prometido y futuro esposo.

Río -anda, vamos antes de que Marcus venga y te saque a rastras.

Salí de la pequeña cabaña reservada como mi tipo "camerino". Nos encontramos en una finca, la boda sería en un amplio jardín con faroles alumbrando el lugar.

No quise una boda de salón y de gala, quería algo sencillo y fresco, cuando vi este lugar supe que tenía que ser aquí. El clima era fresco y el inicio de la noche se hacía presente.

Cuando vi a lo lejos la entrada para caminar hacia el altar mi corazón comenzó a acelerarse, mi pulso era mucho más rápido y mis manos empezaron a sudar mientras que el pequeño ramo se intentaba resbalar de mis manos.

-Hey ¿Qué te pasa Cami?- Esteban me miraba fijamente -, ¿Estas segura que quieres casarte?

-¡Dios claro que si! Es solo que estoy demasiado nerviosa.

Estaba completamente segura que quería compartir mi vida con Marcus pero jamás imagine vivir esto.

Tengo dos pequeñas niñas que amo con mi vida y a un hombre que me ama de igual manera que yo el.

-Viví toda mi vida creyendo que todo lo que estoy viviendo no era para mi, que yo no sería este tipo de chica pero ahora estoy aquí y me asusta un poco que todo sea un sueño- de mi boca salían palabras que creo que ni mi cerebro procesaba.

Hace muchos años no me abría de esta forma con Esteban y me sentía cómoda haciéndolo ahora.

-Cami- hablo suavemente -el hombre que te está esperando al altar te ama con su vida y si quieres comprobar que no es un sueño ve y míralo a el.

Pasado unos segundo volvimos a retomar el paso, cuando pude ver a mi futuro esposo mi pulso volvió a acelerarse. Este hombre estaba tallado por los mismos Dioses o era uno.

Se veía tan elegante con un traje completo de negro haciendo contraste con su camisa blanca, un moño negro decoraba su cuello.

Era simplemente hermoso y ante mis ojos el llamaba mucho más la atención.

Sin darme cuenta Esteban ya me había puesto a su lado y se retiro no sin antes darle un leve golpe en el brazo en forma amistosa.

Marcus busco mi mano para sujetarla y susurrando me dijo al oído -no es un sueño nena.

Me conocía tan bien, supo claramente lo que me pasaba y no pude evitar sonreír un poco ante sus palabras y apretar su mano.

El padre comenzó el típico discurso que dan en todas las bodas, que yo claramente no estaba escuchando en lo absoluto hasta que vino la esperada pregunta:

-¿Marcus Lancaster recibe usted a esta mujer para ser su esposa, para vivir juntos en sagrado matrimonio, para amarla, honrarla, consolarla y cuidarla, en salud y en enfermedad, guardándole fidelidad, durante el tiempo que duren sus vidas?

-Sí, acepto- una sonrisa coqueta inundo su cara.

-¿Camila López recibe usted a este hombre para ser su esposo, para vivir juntos en sagrado matrimonio, para amarlo, honrarlo, consolarlo y cuidarlo, en salud y en enfermedad, guardándole fidelidad, durante el tiempo que duren sus vidas?

-Sí, acepto- me sorprendió lo fuerte y segura que escucho mi voz, creí que no podría ni siquiera formular una palabra.

-Yo Marcus Lancaster, te recibo a ti Camila López para ser mi esposa, para tenerte y protegerte de hoy en adelante, para bien y para mal, en la riqueza y en la pobreza, en salud y en enfermedad, para amarte y cuidarte hasta que la muerte nos separe.

Jamás pensé ver a este hombre que parece una piedra por fuera verlo tan sonriente, le brillaban los ojos y el pequeño pero notorio sonrojo en sus mejillas lo hacía ver como ángel.

El demuestra esta faceta solo con nuestras hijas y conmigo pero ahora estaba aquí enfrente de un montón de gente mostrando esa parte tierna de el, aunque sea por un rato.

-Yo Camila López, te recibo a ti Marcus Lancaster para ser mi esposo, para tenerte y protegerte de hoy en adelante, para bien y para mal, en la riqueza y en la pobreza, en salud y en enfermedad, para amarte y cuidarte hasta que la muerte nos separe.

Pude ver como Joan apareció con las alianzas, se le veía tan feliz porque Marcus y yo aceptamos que el diera los anillos en vez de mi pequeño sobrino.

-Yo, Marcus Lancaster te coloco esta alianza Camila para amarte por lo que me queda de mi vida, respetarte y siempre recordar no hacerte enojar- reí ante su intento de ser romántico mientras ponía el anillo.

-Yo, Camila López te coloco esta alianza como muestra de mi amor por ti, Marcus, prometo amarte y cuidarte por el resto de mi vida y siempre ayudarte con tu papeleo- finalice poniendo el anillo en su dedo.

-En virtud de la autoridad que me conceden las leyes del Estado, los declaro marido y mujer. Puede besar a la novia.

Marcus tomó mi cara entre sus manos para unir sus labios a los míos en un beso lento, suave que llegaba al punto de ser tierno cosa que me sorprendió de mi ahora marido.

-Me estoy conteniendo por toda la gente que nos esta mirando- y ahí estaba el verdadero Marcus que amaba con el alma.

Nos trajeron a nuestras niñas para poder tomar una foto de aquel bello y único momento. Ahí, con todos nuestros seres queridos, con mis hijas en brazos y el hombre que amo es cómo me di cuenta que no es sueño, es mi realidad.

Siempre fuiste tuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora