Capítulo 24

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Marcus

La miraba de una forma tierna y comprensiva, jamás imagine que ella haya tenido que pasar por todo eso, que haya tenido que vivir con personas que la hacían sentir de esa forma.

Me siento orgulloso y feliz de que por fin les dijo lo que se merecían, de que se haya librado de ellos y haga su vida, sabiendo su valor y amándose a si misma.

Alejarme de ella fue lo mejor, yo no soy el hombre que ella merece o necesita. Lo comprobé hoy viendo el daño que la causo su familia pero es que como puedo resistirme a ella, su cabello le cae por los hombros con ese toque despeinado y rebelde. Sus pestañas largas haciendo brillar sus ojos cafés con tantas emociones en ellos.

Me encantan sus ojos, solo necesitas verlos para poder ver que siente o que le pasa.

Ojitos.

Aún recuerdo el primer apodo que le puse y es que encaja perfecto con ella.

En momentos así solo quiero olvidarme de todo, de mis traumas y miedos, arriesgarme a todo por ella. Porque vale la pena, vale la maldita vida.

Cuando me percate su prima había salido de su casa casi volando, volví a la realidad encontrándome con su mirada cargada de emociones y algo más oscuro. Deseo.

Sin esperármelo ya sus labios estaban sobre los míos, al principio me tomo desprevenido pero al instante reaccione besándola con vehemencia. La deseaba y la quería ahora, me vale un carajo quien venga o quien nos escuche, que sepan que ella es mía y el único que puede ponerla así soy yo.

No es justo de mi parte decir eso, pero ahora que la tengo besándome desesperadamente mientras toca mi cuerpo queriendo sentir cada detalle de el, al mismo tiempo que yo la sujeto por ambas mejillas para asegurar que no intente separarse de mi, justo ahora, quiero pensar que es mía y de nadie más.

Baje mis manos a su cintura que agarre con fuerza para pegarla aún más a mí. Ella empezó a quitar mi playera y yo me deje gustoso mientras baje mi manos a sus nalgas para apretarlas y alzarla haciendo que rodeara mi cintura con sus piernas.

Aproveche este momento para restregarle mi ya notoria erección -, ve como me tienes- gruñí sobre sus labios.

Camine hasta el sillón y la acosté sobre este mientras yo me acomodaba sobre ella. Nuestros labios nunca separándose. Desabroche su pantalón y se lo quite para después meter mi mano en sus pantis.

-Joder estás tan lista para mi- murmure provocándole pequeños jadeos.

Le arranque la blusa junto con su sujetador y ataque sus pequeños pero deliciosos, deseables, sensuales y muchos más cumplidos podría darle a sus pechos. Ella gemía sin control y por un momento pensé en taparle la boca para que su familia no la escuchara, pero que se jodan.

-Marcus...- susurro perdiendo el control.

-¿Mmh?- acelere mis movimientos en su zona -¿Quieres que te folle? ¿Quieres tener mi pene dentro de ti?- sus gemidos me confirmaban que quería pero aleje mi mano de su entre pierna solo para jugar tantito con ella.

-Si, si quiero que me folles- gruño impidiendo que quitara mi mano de ahí.

Me levante y me quite los pantalones y el bóxer siendo vigilado por su mirada cargada de deseo y lujuria. Me coloque el condón antes de ponerme entre sus piernas, jugué un rato rozando nuestras partes provocando que ella gimiera descontrolándome a mi.

-Por favor Marcus- gimoteó, pero yo quería llevarla al límite.

Sin esperármelo ella se levanto quedando a horcajadas sobre mi, ese movimiento suyo me tomo desprevenido y claro que me volvió loco tenerla encima pero yo quería tener el control sobre la situación.

-Nena no- dije cuando vi que se levantaba un poco.

-¿Qué?- sonrió juguetonamente.

-Quiero tenerte abajo de mi- acomodo mi pene en su entrada, quería voltearla pero para que lo negaba, verla sobre mi con su cabello rozando sus pechos y su piel ligeramente sudada me encantaba.

Bajo lentamente haciendo que gimiera, se estaba penetrando ella sola y me estaba volviendo loco.

Comenzó a moverse lento, aumentando sus movimientos poco a poco. Dirigí mis manos a sus caderas tratando de detenerla para poder voltearla pero comenzó a brincar sobre mí y sin poder resistirme más empecé a mover mis pelvis embistiéndola para juntos marcar un ritmo que nos volviera loco a ambos.

Quita mis manos de sus caderas y detuvo mis movimientos, quería llevar el control y se lo permití porque era una diosa cabalgándome.

-Joder Camila si, brinca más rápido estoy a punto- solté gruñendo y volviendo a embestirla.

Ella comenzó a gemir sin control y su cuerpo se lleno de espasmos llegando al orgasmo, por mi parte solo faltó unas embestidas más para que encontrará mi liberación.

Sentí como se recargo sobre mí y la abrace, la envolví entre mis brazos dándole la protección que se que en estos momentos necesita.

-Gracias- susurro cerca de mi oreja causándome un escalofrió. Ella tiene un poder sobre mi que ni se imagina.

-¿Por darte un buen orgasmo?- solté burlón.

Se separó de mi riendo y juro que ver ese brillo de felicidad en aquellos orbes cafés, su sonrisa tan hermosa y real, daría todo por verla así siempre.

-Eres hermosa- ni siquiera pensé lo que dije pero al ver que su sonrisa se engrandeció quede satisfecho.

Siempre fuiste tuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora