Capítulo 25

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Camila

Mi vida ha dado un giro de 180 grados, pero para bien. Después de mandar indirectamente a la mierda a mi familia y ser muy bien follada por mi sensual jefe, ambos salimos antes de aquel lugar para estar a tiempo en la ciudad de México.

Desde aquel día ha pasado justamente una semana y unos días, las cosas siguieron en lo que cabe normales. Mi familia junto con Chris no me han vuelto a llamar, solo tengo contacto con Amelia.

Marcus se ha comportado como todo un caballero, desde ese día y hasta hoy, de echo me encuentro en estos momentos compartiendo una linda y nada planeada cena con el en la comodidad de mi cama.

Las esperanzas en mi crecieron en cuanto note que el comenzaba a abrirse conmigo y decirme cosas que aunque parezcan insignificantes, son esos detalles que definen como es el.

Verlo tan cómodo acostado, sin camisa y solo un short deportivo en conjunto con su cabello castaño despeinado.

Últimamente el se que ha quedado a dormir conmigo porque como ya no soy su asistente no solemos pasar mucho tiempo juntos. Porque si señores y señoras, jóvenes y niños, ¡Obtuve el trabajo! Marcus me felicito y se alegro mucho. Me hizo tan feliz verlo a él feliz por un triunfo mío.

Aun recuerdo cuando se lo dije...

-¿Podemos hablar? Necesito decirte algo- mencione mientras me acomodaba entre las sábanas junto a mi adonis.

-Claro, dime- respondió este jalándome hacía el para que pudiera acostarme en su pecho.

-¿Recuerdas el día que te pedí permiso por un asunto familiar?

-Como olvidar ese día- una pequeña risa salió de su boca pero por alguna razón no me contagio a mi. Estaba demasiado nerviosa.

-Mentí- sentí como inclino su cara para verme así que me alce un poco para chocar nuestras miradas -. Fui a una entrevista de trabajo, ahí mismo en tu empresa.

-¿Para que puesto?- su cara tomo una expresión seria.

-Jefa de administración- susurre -y me lo dieron.

Su rostro cambio por completo en uno lleno de emoción y alegría, de sus labios se escapo una sonrisa y sentí como mis nervios se esfumaron.

-Felicidades ojitos, yo sabía que tenías una capacidad enorme y si estas en aquel puesto es porque te lo mereces- rompió la distancia entre nosotros y me beso.

Stephi se volvió loca porque ahora estaría más cerca de ella, pero con mi adonis era lo contrario y para ser sincera me causaba un poco de inseguridad el saber que el tendría una nueva asistente, recordando nuestros inicios, pero como siempre, Marcus va a un paso adelante de mi.

Cuándo hice la dichosa pregunta de quien sería su nueva asistente el dijo algo tan sencillo, "No tendré una nueva, nadie podrá ocupar tu lugar". Obvio después de un beso y tal vez algo más, le dije que seria mucho trabajo para el pero me aseguro que Joan y la asistente de este tomarían lo que me tocaba a mi.

-¿Qué tanto piensas?- salí de mi bucle al escuchar su voz.

-En lo mucho que ha pasado esta semana.

-Lo sé, hablando un poco de eso- comentó acomodándose -. Mis padres harán un fiesta por su aniversario de casados, es mañana y es algo elegante- los cables de mis cerebro estaban conectados intentando procesar la información recibida.

Primero el me había invitado con su familia y segundo no tenía nada que ponerme y me decía un día antes. Bueno, lo más importante era lo primero pero lo segundo me desesperaba.

-¿Mañana?- aunque quise decir que me sentía feliz porque me llevará a ese evento, mi ansiedad ganó.

-Si y no te preocupes porque usarás, vendrán unas personas mañana a arreglarte- lo dijo tan tranquilo y casual. Yo sentía que mi pobre cerebro no podía procesar tanto.

Me quede ida y el lo noto -¿No quieres?- una pisca de miedo se escucho en su voz y reaccioné rápido a eso.

-Claro que quiero Marcus, solo que no espere que me invitaras- se desestabilizo un poco ante mi afirmación porque el sabía que todavía había muchas dudas de por medio.

-Se que tienes dudas y prometo aclararlas- lleve mi mano a su mejilla y le di una leve sonrisa mientras asentía.

Yo sabía que no era la única que cargaba con traumas y mi adonis por más duro y frío que se vea, se que tiene una espina clavada que no ha podido sacar.

《》

Al día siguiente me encontraba con Stephi esperando a las personas que venían a arreglarme.

-Cams ¿Tienes tampones en tu baño?- me pregunto mi amiga haciendo una mueca.

-Si ahí hay, fíjate en...- las palabras se quedaron en mi boca al recordar que llevaba más de una semana de retraso. Mi cerebro se desconecto y me quedé helada en mi lugar.

Escuchaba la voz de Stephi hablándome y el timbre sonar, pero no reaccionaba, estaba en shock.

-Dios que linda eres- hablo un chico rubio muy apuesto enfrente de mi -, eres el lienzo perfecto. Ven acá. Me agarro de los hombros y me hizo sentarme en una mini locación que habían puesto en mi sala y ni cuenta me di.

Comenzaron aplicando productos en mi cara y jalando mi cabello.

-¿Estas bien?- Vi a Stephi hablándome por encima de aquel chico rubio que aplicaba no se que en mi rostro.

-Si, ayúdame a elegir el vestido- le dije dándole una mirada de luego hablaremos y esta se dirigió a buscar el vestido adecuado en una mini estantería con un montón de vestidos que habían metido a mi sala y tampoco me di cuenta.

Después de estar lista del maquillaje y el peinado, miramos a Stephi a ver que vestido eligió para que usara esta velada. Ella mostró un vestido rojo largo, de tirantes con un corte recto sobre los pechos y espalda. Lo llamativo y sensual de aquel vestido rojo era la gran apertura que tenía en la pierna izquierda, esta llegaba a la mitad de mi muslo.

-Perfecto, queda genial con el peinado- hablo el castaño que se había encargado de dar unas ondas hermosas en mi cabello dejándolo suelto pero en un orden perfecto y natural.

La verdad, me veía hermosa.

El timbre nos interrumpió, el maquillista que hizo un trabajo genial fue quien abrió la puerta. Entrando por esta un Marcus jodidamente hermoso.

En un traje negro completo con la camisa blanca y un pequeño moño en su cuello, hizo acto de presencia sabiendo que lucia bien y se veía deseable. Su mejor atuendo era la seguridad.

-Te ves demasiado hermosa- mencionó mientras me recorría descaradamente el cuerpo.

-Tu no te quedas atrás- respondí imitando su acción.

Su siguiente acción fue agarrarme de la cintura demandantemente para plantarme un beso, ahí enfrente de todos.

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