11. Biblioteca

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— Pues no hay mucho que explicar realmente —contestó Harry ahora mirando al pelirrojo— la invité a nuestra practica para ver si le interesaba el Quidditch.

— Oh —musitó el pelirrojo— ¿y qué tal? —ahora me miró a mi haciéndome la pregunta.

— Bastante bien, se ve un juego pesado pero entretenido.

— Lo sé, deberías jugar un día con nosotros —respondió Ron.

— Lo tomaré en cuenta.

Madame Pomfrey regresó con un frasco con líquido amarillo mostaza y solo hice un gesto raro.

— Esto te alivianará el dolor, bébelo hasta el fondo Weasley —ordenó Madame Pomfrey.

Ron hizo un gusto de asco al inhalar el aroma de la bebida.

— Esto es desagradable.

— No espere jugo de calabaza señor Weasley, bébalo —dicho eso Ron se lo tomó con desagrado hasta el fondo y le entregó el frasco vacío a Pomfrey— perfecto, ahora descanse unas horas y se sentirá mejor después.

Las puestas se abrieron de golpe llamando nuestra atención y Hermione entró preocupada, se acercó a la camilla y miró a Ron.

— ¿Todo bien? —preguntó la castaña.

— Solo se ha golpeado en la practica, pero dice Madame Pomfrey que se recuperará —contestó Harry.

— Gracias por preocuparte Hermione —habló Ron.

— Claro —sonrió— para eso están... los amigos.

— Eh bueno, nosotros los dejaremos solos —Harry interrumpió la tensión levantándose de la camilla— ______ y yo tenemos un trabajo pendiente por hacer.

— Pero-

— En un rato vendré a ver como sigues —dije tomando la mano de Ron por dos segundos antes de levantarme de la camilla.

Harry y yo salimos de la enfermería pero detuve a Harry para avisarle que mi mochila se había quedado en el campo así que tomamos dirección allá. Su práctica ya había terminado y llegamos cuando todos estaban en camino a las duchas, subimos a las gradas y al llegar pude ver mi mochila en el suelo con todo regado.

— Oh diablos —musité— seguro se me cayó cuando bajé corriendo a ver a Ron.

— Déjame ayudarte entonces —dijo.

Me pasé de un lado para agacharme y tomar mis cosas al igual que Harry, tomé la mochila y comencé a guardar mis cosas, el espacio que compartíamos era pequeño y cada que cruzábamos miradas yo volteaba a otro lado de los nervios que tenía.

— ¿Me pasas ese rollo que tienes ahí? —pregunté una vez que estábamos terminando pero vi un rollo debajo de el, justo en medio de sus rodillas que tocaban el suelo.

— ¿Dónde? —preguntó mirando ambos lados.

— Olvídalo —me acerqué a tal punto que mi cara quedó cerca de sus abdominales y cuando estaba por tomar el rollo el también lo tomó.

Levanté la mirada y pude ver de cerca su rostro, la boca ligeramente abierta con la respiración un tanto acelerada y sus ojos verdes me miraban a través de sus gafas. Sentía el impulso de acercarme a el para besar aquellos labios que me habían fascinado aquel día pero tal vez me vería mal así que mejor tomé el rollo y volví a mi espacio.

— No me digas que te pusiste nervioso Potter —bromeé mientras cerraba la mochila.

— ¿Qué te hace pensar eso? —preguntó encarnando una ceja.

𝐒𝐞𝐜𝐫𝐞𝐭 𝐬𝐦𝐢𝐥𝐞 harry j. potterDonde viven las historias. Descúbrelo ahora