32. Navidad

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Y así como dijo eso, me tomó de la cintura y me movió a su comodidad. Mis manos quedaron sobre el espejo y mi trasero frente a él.

Se bajó los pantalones y seguido la ropa interior. Me mordí el labio al verlo de esa manera y se dio cuenta. Colocó su mano en mi mentón y me obligó a mirarlo a través del espejo.

— Te gusta la vista, ¿no es así? —asentí—, que linda chica.

Besó mi cabeza y volvió a su posición anterior. Sus labios pasaron por mi espalda hasta que sentí su miembro rozar mi trasero. Me vería muy necesitada si le pedía que lo hiciera pero me aguanté.

— ¿Quieres que te folle?

Me leyó el pensamiento. Asentí y el sonrió victorioso.

Sentí cada centímetro dentro de mi pero me tapé la boca con la mano y conforme se movía, sentí pequeñas lágrimas recorrer mi mejilla pero sentía tan delicioso que no quería que parara. Tomó mi trasero con más fuerza y continuó con los movimientos. Nuestras respiraciones cada vez estaban más aceleradas y cuando aceleró el movimiento, sentí mi segundo orgasmo llegar.

Pero al parecer no fui la única. Ambos llegamos al orgasmo y nuestros fluidos salieron.

Harry se recargó sobre la pared con la respiración acelerada y yo me puse de pie.

— Déjame ayudarte o haremos un desastre aquí.

De la bolsa de mi chamarra, Harry sacó el papel que nos habían dado en la heladería por si se nos derretía, se puso de rodillas y me ayudó a limpiarme. Besó mi muslo y cuando terminó se puso de pie, se limpió y cuando ya había terminado, se colocó la ropa; al igual que yo.

— Bueno, entonces ese vestido será.

En lo que yo terminaba de cambiarme, Harry tomó el vestido y lo acomodó. Los dos salimos del probador y actuando lo más normal posible nos acercamos a caja.

— Buenas tardes jóvenes, ¿encontraron todo lo que deseaban?

— Si —contesté con una amplia sonrisa y sentí la mano de Harry en mi cintura.

— Déjame pagarlo cariño —susurró en mi oído—, te lo debo por tus piernitas que deben temblarte.

Y vaya que estaba en lo cierto.

Saqué mi dinero pero Harry lo prohibió y le dio primero el dinero a la muchacha.

— Aquí esta su bolsa, gracias por su compra.

— Gracias —Harry tomó la bolsa y aún con su mano en mi cintura salimos de la tienda.

— Eso no era necesario Harry, pero te lo agradezco.

— Sabes que por ti haré lo que sea.

— Está bien, pero me dejarás comprarte algo.

— En tus sueños.

— Ya verás que si.

Tomé a Harry de la mano y lo arrastré, prácticamente, a las tiendas que nos faltaba. Cuando sentí mis piernas como nuevas, le dije a Harry que me esperara en la banca y el con mucha confusión se esperó. Corrí a una de las tiendas que vimos al inicio y me acerqué a buscar aquella bufanda que Harry había visto, solo que no pudo llevársela.

Cuando la encontré, vi el gorro con su pompón que hacía par con la bufanda, me imaginé a Harry con eso puesto y me emocioné así que pasé a la caja a pagar.

El día siguiente sería Navidad y tenía que conseguirle un regalo a la familia, especialmente a Harry, así que me di otra vuelta rápida por las tiendas para encontrar los regalos perfectos y cuando fue así, regresé a la banca donde se suponía que estaría Harry. Pero no fue así.

𝐒𝐞𝐜𝐫𝐞𝐭 𝐬𝐦𝐢𝐥𝐞 harry j. potterDonde viven las historias. Descúbrelo ahora