Capítulo XXV

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Y... hemos llegado a un nuevo final. Me cuesta decirle adiós a esta parejita, porque son, por lejos, mis favoritos al momento de escribir, así que espero poder traerles pronto una nueva aventura protagonizada por Stephanie y Nate. 

Como siempre, gracias a todas y a todos. Por todo. 

Gracias totales. 

Capítulo XXV

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Capítulo XXV

Stephanie aún no se lo podía creer. Todo dentro de ella era un revoltijo de sensaciones y emociones. Por un lado, Tori volvía a estar en sus brazos. Su pequeña dormía con la paz de los inocentes, acurrucada entre sus padres. Había despertado brevemente luego de su regreso y, tras sonreírles, se había vuelto a dormir, agotada. La mujer acarició los rizos de la niña, aspirando su suave aroma. Se sentía tan bien tenerla de regreso, saberla a salvo, saberla a su lado para siempre... era todo lo que había deseado por meses y al fin se había hecho realidad. Sin embargo, no podía evitar sentir también una profunda tristeza. Su hermano, su cuñada, sus amigos, su equipo, su familia, su mundo, su vida entera había desaparecido. Cientos de millones de vidas extinguidas para siempre, convertidas en una mota de polvo, como había dicho Aisha.

Polvo.

"Polvo eres y en polvo te convertirás", fueron las palabras del clérigo el día que despidieron a su madre en el cementerio. Polvo. Todos no eran más que una mota. Nate, Tori y ella era todo lo que había quedado de su realidad. Sólo ellos tres. O, bueno, cuatro. Había estado a punto de desmayarse en el momento que Nate le explicó que estaba embarazada. Embarazada. De nuevo. Ellos habían acordado, luego del nacimiento de Tori, que no tendrían más hijos. Su trabajo no era compatible con una gran familia. De hecho, Victoria había sido una sorpresa. La doctora Erskine le había explicado que, debido a la exposición a una alta cantidad de rayos Vita, probablemente no podría tener hijos. Luego, ella y Bucky habían caído al hielo y con eso, sus planes de casarse con Maurice Carter habían muerto.

Pese a ello, Victoria había nacido y había puesto su mundo de cabeza. Y ahora, un nuevo integrante se sumaría a su familia... a su pequeña familia de cuatro. Solos en medio de un mundo desconocido.

─ ¿En qué piensas? ─ susurró Nathaniel, evitando despertar a la niña dormida entre ellos.

─ Creí que dormías...─ respondió la mujer, intentando desviar el tema.

─ No puedo dormir. Tengo demasiadas cosas en la cabeza─ fue la sincera respuesta de su marido.

─ También yo─ admitió Stephanie con un suspiro pesado─ ¿Qué vamos a hacer ahora?

Nathaniel permaneció en silencio unos segundos, pensando. También él había estado ponderando sus posibilidades. Ellos no existían, legalmente, en aquella realidad. No tenían nacionalidad, ni documentos, ni dinero, ni posibilidades. Su familia estaba creciendo, ¿qué haría él para mantenerlos a salvo, para darles la vida que se merecían? Sus ojos se encontraron con los irises azules de su mujer y se dijo así mismo que no le importaban los obstáculos. Pasara lo que pasara, él haría lo que fuera necesario, todo lo que estuviera en su mano para cuidar de ellos. De los tres.

Whatever it takesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora