『Capítulo 30』

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     —Vamos, Tayshell

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     —Vamos, Tayshell. Te necesito de vuelta—. Escucho la voz de Ethan a lo lejos. Además, siento como él me toma de la mano. Poco a poco me siento más fuerte y hago el intento de apretar por un segundo la mano de Ethan—. ¿Tayshell? —dice.

—No me vas a perder tan fácil, Clark —susurro con dificultad y abro mis ojos para toparme con un Ethan sonriente.

—Por fin despiertas, princesa de hielo —exclama y se acerca con su silla hacia mí.

—Sé que me extrañaste —respondo—. ¿Cómo están los demás?

—No lo sé, he estado aquí contigo las últimas cuatro horas —expresa y observo que tiene una aguja en su brazo. Además de que tiene varias puntadas en su rostro y algunas vendas en sus brazos—. Sabes, esto de transferir sangre no resultó ser tan malo —comenta y me da una pequeña sonrisa—. Me traen comida del comedor principal —añade y me enseña un pudín de chocolate.

—No tenías que hacerlo —contesto con voz baja.

—Claro que tenía —dice—. Tengo que admitir que fuiste afortunada, soy sangre O, también conocido como el donante universal —expone con orgullo.

—¿Te importa si duermo?

—Adelante. No tienes ni siquiera que preguntarme —responde—. Yo me quedaré aquí con mi pudín —dice y toma una cucharada de este. Yo le brindo una pequeña sonrisa y decido cerrar mis ojos para poder tomar una siesta real, después de pasar días de dormir sobre el rígido suelo. Pero, al hacerlo siendo un par de labios posarse sobre mi frente y dejar un beso en ella, lo cual logra que sonría levemente ante este tierno gesto.

***

El cansancio acumulado de terribles noches previas logró que no fuera consciente de las muchas horas que tardé en un profundo sueño. Sin embargo, dichas horas me sirvieron para sentirme un poco mejor entre tanto ambiente negativo.

Al despertar, observo que Ethan ya no se encuentra junto a mí, ahora quien está conmigo es Sophie. Ella con una triste sonrisa me recibe.

—No esperé verte aquí —menciono en voz baja.

—Yo... yo lo lamento tanto, si no hubiera salido corriendo del Dair, no te hubieran secuestrado. ¡Todo es mi culpa! —dice ella con la voz rota—. De igual forma, no tendrás que volver a verme en el árbol.

—¿De qué hablas? —pregunto confundida.

—Luego de que te secuestraran, todos comenzaron a discutir. Pero, solo había una culpable y esa era yo —expresa con la cabeza gacha—. Así que le pedí a la directora Shine que me cambiara de habitación y ella aceptó. Ahora estoy en el árbol Nion, por suerte ya he entablado conversaciones con mis nuevos compañeros —añade, dejándome sin palabra.

The Elements College | TerminadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora