Después de cincuenta años de espera, el Colegio de los Elementos, vuelve a abrir sus puertas. Jóvenes de todas las partes del mundo serán convocados a tomar sus papeles como guardianes de la naturaleza.
Sin embargo, algunos sucesos extraños y una an...
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—Ten —dice Ethan, brindándome una cargada taza de chocolate caliente. Yo la tomo y comienzo a beber un poco de ella.
—¿Nos vas a contar que te sucedió? —pregunta Hunter desde su cama. Asiento y tomo un lugar para sentarme.
—Todo empezó anoche, alguien estuvo en el Dair y robó cantidad de mi sangre, incluso me dejó una cicatriz. Al principio pensé que era una pesadilla, pero llegué a la conclusión que no lo fue —explico y tomo un sorbo del delicioso chocolate—. En clase de Combate, un chico del elemento tierra, tenía la misma cicatriz y al parecer tuvimos la situación en la noche.
—Pero, ¿por qué tomar sangre de guardianes? —pregunta Kang.
—El amo la necesita —comento en un susurro.
—¿Quién? —interroga esta vez Sophie.
—Luego de patinar me encontré con un grupo de criaturas —expreso—. Ahí estaba Emily —susurro.
—¿Emily? —dice Vale.
—Sí, solo que tenía un aspecto muy distinto. También estaba la princesa Kaysa, creo que eran los posibles pecadores de la teoría que tiene Hunter.
—¿Los pecados originales? —expresa Hunter sorprendido—. ¡Ja, lo sabía! —dice él con gran orgullo y todos le brindamos una mirada desconcertada—. Continúa —añade al notar el silencio en la habitación.
—Había alguien a cargo de todos, le llamaban «el amo». Intenté ver su rostro, pero terminé cayendo. Así que intenté huir de ahí, pero un hombre lobo estaba buscándome, entonces me lancé al río. Era la única forma —explico—. Y ahora no tengo reproductor de música —añado tomando este mientras aún goteaba.
—Solo sé que el amo estaba en busca de sangre de criaturas indefensas y de guardianes elementales, también en busca de escamas. Solo escuché eso —comento y continúo bebiendo el chocolate.
—Esto está cada vez peor —menciona Hunter con un suspiro de cansancio—. Encontramos respuestas a preguntas, pero estas no cesan.
—¿No creen que es hora de hablarlo con la directora? —comenta Ethan—. Hoy fue Tayshell, mañana quizás sea otro —añade mirándome y todos nos quedamos en silencio.
—Ethan tiene razón, esto se está saliendo de nuestras manos. Además, tenemos muy poco conocimiento sobre este lugar, llevamos muy pocos meses en el mundo feérico —dice Kang.
—Tayshell, ¿te molesta acompañarme mañana a hablar con Shine? —pregunta Hunter.
—Claro que no —contesto.
Luego de nuestra plática nocturna, intenté dormirme. No voy a mentir, me costó demasiado, incluso Sophie se quiso pasar a dormir a mi cama para sentirme más segura. Sin embargo, aún con la compañía de mi amiga, me resultó difícil el conseguir cerrar mis ojos.
