『Capítulo 31』

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     Esa misma noche luego de que ambos limpiáramos toda el agua del suelo, nadie volvió al Dair, tan solo estábamos Ethan y yo

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     Esa misma noche luego de que ambos limpiáramos toda el agua del suelo, nadie volvió al Dair, tan solo estábamos Ethan y yo. Así que cuando llegó la noche, cada uno se acostó en su respectiva cama y apagamos todas las luces del lugar.

En un principio, logré dormir sin dificultad alguna, pero ante una horrible pesadilla en la cual me encontraba en aquella jaula de paredes luminiscentes, desperté de forma inmediata y me senté en mi cama, para mi sorpresa Ethan estaba al otro lado de la habitación, aún despierto sobre su cama con la tenue luz de su lámpara encendida.

—¿Pesadillas? —pregunta el chico rubio quitándose los audífonos.

—Algo así —respondo y un silencio tranquilo se hizo presente por algunos segundos—. Me preocupan Hunter y Vale —añado observando sus camas.

—Supongo que Hunter se quedó en la biblioteca, no creo que alguien sea capaz de alejarlo de los libros y Vale, me imagino que se quedó con la directora —exclama Ethan—. Tampoco sabemos qué sucedió con Emily y los demás pecadores.

—Cierto... Emily —respondo recordándola en aquel aspecto extraño como pecadora.

Observo como Ethan se pone de pie y se dirige a la cocina, mientras enciende las luces del lugar, las cuales consisten en varios faroles de metal con una llama de fuego en el centro, esta se enciende luego de girar una perilla y dejar el gas hacer lo suyo.

Pocos minutos después, Ethan vuelve con dos tazas de té de manzanilla.

—Esperemos que ayuden con la falta de sueño —dice con una pequeña sonrisa y me brinda una de las tazas. Él se sienta en mi cama, quedando frente a mí.

—Me encantan esos calcetines —exclamo y tomo una de las orejas del conejo.

—Me las regaló mi hermana y dice que siempre las tengo que usar —responde riendo.

—¡Eso es muy tierno! —expreso y me tiendo a reír—. No sabía que tenías una hermana.

—Sí, se llama Hailey y tiene once años. Me ha hecho hacer muchas cosas penosas en mi vida —dice y se ríe—. Para su cumpleaños de nueve años me llevó a su habitación para que jugara con sus amigas. Ese día acabé vestido de princesa y con niñas riéndose alrededor de mí.

—¿Hay fotos de eso? Si es así, necesito verlas —respondo riendo.

—Sí, si las hay, pero jamás te las voy a enseñar —comenta y se acomoda mejor en la cama—. ¿Tienes hermanos?

—Sí, un hermano mayor. Se llama Mason, es un insoportable —exclamo—. Es parecido a ti.

—Entonces, es muy guapo —expresa riendo.

—Me refería a que ambos son muy repugnantes —respondo con una ceja levantada—. Pero, al menos Mason ya es adulto, aunque a veces no cumple con su papel.

The Elements College | TerminadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora