Capítulo uno

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Estaba arrepentido de haber pasado sus vacaciones encerrado en su habitación, de haber comido solo el almuerzo todos los días y haber rechazado las salidas junto a sus figuras paternas. Había teñido su cabello en dos ocasiones, en una de púrpura y en otra de azul en medio de sus crisis nocturnas, culpa del insomnio; acababa de cumplir diecisiete años cuando salió de vacaciones, ni tanto, los cumplió en febrero y sus vacaciones de verano empezaron en junio debido a su buen promedio.

Eso no borraba el bullying, su falta de habilidad social y el hoyo de desgracias en el que se había sumido desde que cumplió doce años, justo cuando su desarrollo había iniciado.

Era la quinta vez que lo cambiaban de instituto, estaba casi seguro que sus padres estaban hartos de tener que cambiarle por las constantes quejas que se recibían en dirección de su parte.

Escuchar cada día de su vida los típicos: "ja, ja, eres adoptado", "¿también eres gay? igual que tus padres?" y así podría seguir recordando, pero era horrible tener que soportar burlas también sobre su aspecto físico, golpes, comentarios innecesarios, bromas pesadas que ya ni debían ser llamadas bromas.

En todos los institutos era igual, ¿Por qué este tenía que ser la excepción? Estaba seguro que no lo sería, aunque tal vez ya no tanto por su físico, había pasado de pesar casi doscientas libras a pesar más o menos, unas ciento cuarenta libras o menos.

Sus padres habían cortado y lavado su cabello, a pesar que una noche antes tuvo una crisis y terminó tiñendolo todo de un color chocolate que logró ocultar el rubio natural de sus mechones. Parecía haber renovado su imagen, pero el miedo seguía ahí, era muy tortuoso.

Ya tenía su uniforme, una camisa de color celeste pastel, un pantalón de color azul negro y agregando su Cardigan de color beige que nunca se quitaba. Estaba sentado al borde de la cama mirando su celular, veía las fotos de sus ex compañeros durante las vacaciones, ¿Por qué se veían tan felices? ¿Cómo lo hacían? ¿Es que su dolor era parte de la felicidad de ellos?

La puerta se abrió con lentitud dejando ver a un hombre alto de cabellos azabaches, ojos cansados de color hazel y pestañas largas, tenía facciones suaves y vestía con un traje bastante formal.

—. ¿Puedo pasar? — Su voz también tenía un tono bastante suave, un acento británico muy marcado junto a una expresión de preocupación.

El joven de orbes azules apagados se encogió de hombros guardando el celular en su bolsillo, se escuchó un suspiro por parte del mayor mientras se sentaba a su lado en la cama.

—. Sé que es difícil, pero es un nuevo año, vas a empezar a ir con el consejero escolar y hablamos con la señorita Seymour que será tu orientadora tal y como querías, si algo sucede ella nos lo va a informar. — La mano del mayor fue hacia los cabellos recién lavados de su hijo adoptivo. —. Solo inténtalo, por favor, si te quieres cambiar de nuevo estará bien, no dudes en decírmelo a mí o a John, ¿De acuerdo?

—. De acuerdo... — Asintió con su cabeza levantándose al mismo tiempo que su padre para encaminarse juntos a la salida de la habitación.

El muchacho se pasó llevando su mochila para irse con su padre hacia la sala de la casa, era irónico, no tenía una mala familia. Sus padres eran, en verdad, muy amorosos y dedicados a él, tenían buenos trabajos, por tanto, también le daban una "buena vida".

Eso hacía curioso que sufriera tanto bullying en su escuela, nunca logró entender bien porqué sucedía, tampoco cómo había podido pasar tantos años sin tener un solo amigo cercano aparte del gatito que le regalaron sus padres cuando cumplió quince años, el gatito al cual llamaba Bucky.

De la cocina salió otro hombre de cabellos castaños descuidados, bien rasurado, orbes oscuros y pequeños, traía puestos sus anteojos y un traje negro pero en vez de una camisa blanca vestía un suéter de cuello de tortuga por debajo.

—. Hay que irnos, George dice que Ringo se puso nervioso y no quiere ser el primero en presentar su proyecto para la nueva canción. — Explicó mirando al de orbes hazel para luego dirigir su mirada al más pequeño. —. Y tú, te iremos a recoger luego tu cita con el consejero escolar e iremos por una pizza para cenar, ¿Qué dices?

De alguna forma, el único momento en que sonreía o mostraba algún tipo de brillo en sus ojos era cuando sus padres intentaban animarlo.

—. Está bien, es una idea muy buena. — Les mostró una sonrisita llena de sinceridad, si iba a ser un nuevo año, quería que empezara con el pie derecho.

Al menos haría el intento.

En el garaje se montaron al auto cada uno en su respectivo lugar, siendo John quién solía conducir todo el tiempo, de vez en cuando, rara vez que Paul solía tomar el volante porque no era su fuerte.

No tardaron en estar frente a la entrada del instituto, había un camino rodeado de un hermoso césped verde recién regado, al final el camino daba a la entrada de la institución y tenía los caminos más que seguro daban al patio trasero.

—. Pásala bien, tesoro, y no faltes a la cita con el consejero. — La advertencia del azabache fue con un gesto serio pero que no perdía ese aire protector.

—. Y no olvides prestar atención en clases, también consigue una novia que ya hace falta. — El de anteojos se encogió en su lugar al recibir un puñetazo de su marido en el hombro.

—. Je, je... No se preocupen, estaré bien, o eso espero. Los amo. — Se asomó por el asiento dejando un beso en la mejilla de ambos mayores antes de bajarse del vehículo.

Iban llegando varios de sus nuevos compañeros y chicos de otros salones, un par de chicas que iban en grupo platicando de quién sabe que cosas. Tras ellos se fue a la entrada tratando de pasar desapercibido, todo bien hasta que llegó a la entrada, al cruzarla y seguir su camino en busca de su salón una mano se colocó sobre su hombro haciendo que con temor se volteara.

Sintió que se le fueron todos los colores del rostro y que estaba a punto de tener un ataque de ansiedad de solo ver ese rostro.

໒❛ 𝐉𝐄𝐀𝐋𝐎𝐔𝐒𝐘, 𝐉𝐄𝐀𝐋𝐎𝐔𝐒𝐘 ♡ ❫ ◗ ʚ₍ᐢ 𝙠𝙪𝙧𝙩𝙖𝙭𝙡 ᐢ₎ɞ ᵕ̈Donde viven las historias. Descúbrelo ahora