Capítulo ocho

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El de orbes oscuros se quejó desde el suelo mirando de mala manera al de orbes verdes, éste ultimo solo se mantenía apoyado en una de las cuerdas sin poder retener sus risas por la forma en que el castaño se mantenía desde que había perdido, de verdad había llegado a creer que podría ganarle.

—. Oye, Tobi, ¿Dónde están los baños? — Cuestionó el de cabellos teñidos inclinándose hacia la mayor para que solo ella pudiera escuchar su voz.

—. ¿Ves ese pasillo? Al fondo hay dos puertas, la de la izquierda da al baño de hombres y la de la derecho son las duchas. — Señaló el pasillo que estaba detrás del ring viendo como su amigo se levantaba de su lugar.

El chico desapareció por el mencionado pasillo tras haber cruzado la entrada a este, el pelirrojo le observó irse de reojo mientras seguía escuchando las quejas del castaño de mechones largos, cuando se aburrió, bajó del ring acomodando sus cabellos con una sola mano, tomó su botella de agua para darle un trago largo.

Cuando vio que el chico se había ido con la chica de orbes azules aprovechó dicha distracción para encaminarse hacia el pasillo que llevaba a los baños y vestidores despidiéndose de Krist, su entrenador, y sus demás compañeros que estaban conversando con él.

Kurt no solía tener crisis estando en público, esto se debía a que siempre intentaba mantener su cabeza distraída en conversaciones o en lo que hacían los demás, por lo mismo siempre salía con sus padres, ellos sabían de su problema para no divagar y trataban de conversar con él incluso de la cosita más pequeña sobre sus vidas. Podía saberlo de memoria pero le encantaba el entusiasmo con el que le hablaban sobre dichas cosas.

Cuando sobrepensaba solía estar solo en su habitación amenazando con quitarse la vida con un cúter oxidado o amenazando sus electrodomésticos con quitarles la vida a ellos, el problema fue que Tobi le había dejado encerrarse en su burbuja por mucho tiempo, incluso habría disfrutado que le molestara haciendo comentarios sobre el atractivo del pelirrojo pero no, entonces empezó a plantearse cómo mierda se había podido fijar en alguien que parecía ser tan inalcanzable para él teniendo en cuenta que al ojiesmeralda lo rodeaban personas demasiado atractivas y de buen físico.

Se encerró en uno de los cubículos tomando grandes bocanadas de aire que dejaba salir en suspiros, no tenía su libreta consigo, tampoco un televisor que pudiera tirar contra una ventana para no pensar en todas sus inseguridades que le causaban ganas de vomitar su pobre desayuno. John le había preparado hotcakes pero ni siquiera había podido comer la mitad, no se molestó y le pidió que con su tía abuela Mimi comiera un tanto más, al menos que hiciera el intento pues ella era consciente de su situación.

Se colocó de rodillas acercando su cabeza a la taza del inodoro cuando sintió el sabor ácido asomarse a la punta de su lengua, pero por un momento todo se detuvo al escuchar como la puerta del baño se abría, no podía darse el lujo de que alguien le escuchara, menos sus amigos porque podrían decirle al profesor Rose lo que sucedía y hasta ese momento no quería que le viera en una segunda crisis, pero sentía que todo se iba a regresar incluso aunque los pasos estuvieran acercándose a los cubículos.

No sabía si iba a aguantar, su mirada iba de un punto del suelo al otro hasta que los pasos dejaron de escucharse estando cerca de él, se llevó una mano al estómago cuanto sintió que se le revolvió provocando un burbujeo.

—. Mierda... — Murmuró al no poder soportarlo más se inclinó hacia la taza del inodoro dejando salir su desayuno y junto a eso lo único que había en su estómago, los jugos gástricos.

Escuchó como la puerta se abría con brusquedad y alguien entraba casi corriendo, no podía prestar mucha atención porque estaba más ocupado intentando controlar el ardor en la boca de su estómago, sintió las manos de esa persona apoyarse en sus hombros logrando tensarle por el mismo temor que vivía en él desde hacía años.

—. Kurt, ¿Te sientes bien? — La voz del pelirrojo le hizo sentir otro revoltijo pero no fue como el anterior, fue un tanto más extraño y se sintió agradable escuchar preocupación en la voz de alguien.

Negó con su cabeza a forma de respuesta bajando la mirada, sintió ganas de echarse a llorar por no saber controlar sus impulsos, por no saber manejar las crisis, por ponerse a sobrepensar y creer que no se merecía las cosas que tenía cuando todos merecen ser felices si no han dañado a nadie, él no recordaba haber dañado a alguien.

—. De acuerdo, ven. — Le ayudó a levantarse del suelo, le volteó llevando sus manos a acomodar sus mechones castaños con delicadeza. —. No soy quién para decirte que hacer, así que te propondré algo: vas a cancelar tu salida con tus amigos, esperas a que me duche y te llevaré con mi psiquiatra o te quedas con ellos y disfrutas tu tarde.

—. ¡No! — Una de las manos del teñido fue a aferrarse a la muñeca del mayor con un gesto de súplica. —. Lleveme con usted, necesito su ayuda.

—. Bien, ve a decirles que no podrás ir. — Le señaló hacia la puerta recibiendo un asentimiento por parte del menor, el chico se apresuró yendo a lavarse las manos al lavabo y enjuagarse la boca.

Salió encontrándose de nuevo con sus amigos, tuvo que mentirles diciendo que sus padres lo habían llamado porque surgió una situación en la casa y le necesitaban allá, se lo habían creído pues sabían que solía ayudarlos a organizar cosas del trabajo de sus padres con el proyecto musical en el que estaban trabajando, ya fuera tocando la guitarra o la batería.

Esperó a que Dave se fuera a las duchas y se quedó con Tobi unos minutos, la chica tuvo que ir a los baños de chicas y fue cuando apareció el pelirrojo con su cabello húmedo, vestía una camisa blanca con imagen estampada, un pantalón de mezclilla azul desgastado y unas botas negras de cuero sintético. Le hizo un gesto con su cabeza para que fuera detrás de él y no tardó en obedecerle, casi que corrió para poder alcanzarle.

En la calle tuvo que ir un paso detrás para que el mayor ubicase su auto entre todos los que estaban estacionados al lado de la acera, al identificarlo este abrió las puertas para que pudieran subirse, estuvo a punto de subirse a los asientos traseros pero éste le pidió que se subiera de copiloto.

Al estar ambos dentro del transporte, el mayor dejó su mochila en los asientos traseros, el silencio no era molesto para el pelirrojo pero sí para el rubio teñido de castaño, por alguna razón sentía mucho miedo.

—. Kurt, eres un ángel. Eres una de las personas más hermosas que he podido conocer, tienes un corazón tan puro y amable que nunca lo había encontrado en alguien más, si te estoy llevando con mi psiquiatra es porque quiero que te veas de la misma forma en que yo te veo: como un ángel.

໒❛ 𝐉𝐄𝐀𝐋𝐎𝐔𝐒𝐘, 𝐉𝐄𝐀𝐋𝐎𝐔𝐒𝐘 ♡ ❫ ◗ ʚ₍ᐢ 𝙠𝙪𝙧𝙩𝙖𝙭𝙡 ᐢ₎ɞ ᵕ̈Donde viven las historias. Descúbrelo ahora