Era una tarde bastante tranquila, teniendo en cuenta que últimamente su madre no paraba de insistirle en que debía unirse a la marina. No es que tuviese algún problema con ellos pero no se veía matando a piratas, lo único que quería era ayudar a la gente y matando seguro que no era la respuesta teniendo en cuenta que lo que ella quería era salvar vidas.
Caminaba cerca de la orilla del agua, cuando oi un chapoteo y gemidos de dolor. Intrigada por el ruido me encaminé en dirección de los sonidos de dolor. Allí, medio metida en el mar había una joven que tenía pinta de pirata aunque claro, no podía confirmarlo, al fin y al cabo las apariencias pueden engañar.
-¿Te encuentras bien?-la joven levantó la vista, sus ojos estaban vidriosos y no acababan de enfocar. Me percaté que la chica no tendría más de 19 años. Un feo corte iba desde la barbilla hasta por debajo del ojo, tenía suerte de que el corte no le llegase encima del ojo o podría haberlo perdido.
-¿Te parece acaso que me encuentro bien?- su voz sonaba débil mientras se llevaba la mano a un costado, desde donde me percaté, no dejaba de sangrar. Lo más probable es que tuviese una herida bastante grave.
-esta bien, haremos esto, te voy a sacar del agua y llevarte a un lugar seguro- la joven no pudo contestar ya que había acabado por desmayarse, su piel se tornaba de un alarmante tono blanco.
Hice acopio de fuerzas y como pude la levanté a pulso en mis brazos. Mi pelo blanco iba tiñéndose de rojo conforme iba entrando en contacto con la ropa que tapaba su herida.
Me alejé de la playa y me adentre por las calles del pueblo, esquivando las calles que sabía estaban concurridas de gente, hasta que encontré un sitio por el que sabía que no pasaba nadie y mucho menos mi madre, eso si que podría llegar a ser un problema, no podía arriesgarme que la atrapase antes incluso de que pudiese salvarla, si es que lo conseguía. Agité la cabeza para liberarme de los malos pensamientos y me puse a trabajar para ayudarla.
Le corté la blusa justo por la parte del pecho y se la raje hacia abajo, hasta que al fin pude ver la magnitud de sus lesiones. Como me imaginaba un enorme corte le tapaba todo el costado, seguramente de una espada. Pequeños cortes le tapaban el pecho, esos eran fáciles de curar, el difícil seria el del costado, seguramente tendría que cosérselo y hasta podría infectarse. Yo no soy medico no sabia que más podría hacer así que hice todo lo que sabía para curarla.
Volví a mi casa a escondidas con cuidado de que mi madre no me viese, mi padre no me preocupaba tanto y cogí el botiquín de primeros auxilios. Volví hasta donde había escondido a la chica. Enseguida me puse a desinfectar los pequeños cortes en el pecho, luego pasé al de la cara, algo más difícil pero nada que no pudiese curar y finalmente pasé a la enorme herida que le cubría todo el costado. Esa era una herida difícil y no estaba segura si lo que pensaba hacer era algo bueno y lo empeoraría, pero como no sabía que más hacer me puse manos a la obra. Lo primero fue desinfectar la herida y detener la hemorragia, una vez hecho esto aunque aun sangraba mínimamente, me puse a coser la herida, en el momento en el que le pase la aguja por la piel sus ojos se abrieron de golpe y me sujetó la mano con fuerza durante unos segundos antes de volver a caer desmayada. Hice el mejor trabajo que pude cosiendo la herida y limpiándola, hecho todo esto solo tenia que esperar a que no se le infectase y le diese fiebre. Como hoy ya no podía hacer nada más, la puse lo más cómoda que pude y volví a casa, la examinaría al día siguiente o al menos esa era mi intención.
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ONE PIECE. CONOCIENDO A NUESTROS DESCENDIENTES
Fiksi PenggemarUNA TORMENTA ARRASA POR TODO EL MUNDO, CUANDO DE UN MOMENTO A OTRO EMPIEZAN A DESAPARECER GENTE, ENTRE ESTOS ESTAS ALGUNOS REVOLUCIONARIOS, MARINES Y PIRATAS, TODO GRACIAS A LA DIOSA DEL TIEMPO QUE DECIDIO QUE DEBERIAN CONOCER A SUS HIJOS.