Capítulo 23

101 18 2
                                    


Esa tarde y tras la fantástica comida que Thomas había compartido con sus primos, subió a la habitación a asearse en condiciones. Apenas había visto a Bill en todo el día y le encontró en la habitación preparándole un baño caliente.


Habían colocado una gran tina de madera ante la chimenea y llenada con agua calentada a su lumbre.

En el ambiente flotaba un dulce aroma que Thomas identificó como lavanda, no era la primera vez que tras un duro día de trabajo en el campo su madre le preparaba un baño caliente y echaba lavanda en el agua. Sabía que esa hierba ayudaba a relajar los músculos y aliviaba las contracturas.

Y en esos momentos, necesitaba un baño así con urgencia. Dejó su espada sobre la mesa y empezó a desnudarse entre gruñidos. Se había caído del caballo y hecho daño en un hombro, que se masajeó una vez se hubo librado de la camisa.

Bill lo vio y corrió a su lado.

—Déjame echar un vistazo—pidió con voz firme.

Thomas le dejó mirar, viendo como arrugaba la frente al ver el hematoma que tenía en su hombro.

—Thomas, ¡me lo tenías que haber dicho antes!—riñó Bill al verlo—Has estado todo este tiempo bebiendo y comiendo como si nada...

—Es que no es nada—dijo Thomas resoplando—He tenido heridas peores, créeme. El caballo se asustó y me hizo caer.

—Podías haberte dislocado el hombro—siguió Bill con su enfado—Y si no se coloca bien podías quedar lisiado. En mi época se curaría con cirugía, pero aquí...

—Me gusta cuando te enfadas—cortó Thomas sonriendo.

—Eres peor que un niño pequeño—gruñó Bill de nuevo—Bajaré a por algo que te ayude. Métete en la bañera antes de que se enfríe el agua.

Salió de la habitación antes de que Thomas pudiera replicar, bajó a la cocina y fue al armario donde Claire guardaba sus hierbas, dando con lo que buscaba.

Minutos después regresó a la habitación donde Thomas le esperaba metido en la bañera tal y como le había ordenado. En sus manos llevaba una cataplasma caliente que acababa de hacer y colocó son suavidad en el hematoma.

— ¿Qué..?—empezó a decir Thomas.

—Es una cataplasma que te he hecho con margaritas—explicó Bill arrodillándose en el suelo—La margarita tiene efectos anti inflamatorios y cicatrizante, te ayudará con el hematoma.

—Se te ve cansado—comentó de repente Thomas.

Tendió una mano y la llevó a su mejilla, acariciándosela con suavidad.

—He pasado un mal día—murmuró Bill, estremeciéndose bajo su contacto.

—Un baño caliente te ayudará—susurró Thomas alzando una ceja.

No hacía falta que dijera más, Bill sabía que le estaba invitando a que le hiciera compañía en la bañera. Y no pudo negarse. Se puso en pie y desnudó ante la atenta mirada de Thomas.

La bañera era lo suficientemente grande para que entrara Thomas y él apenas ocupaba nada. Cogió la mano que Thomas le tendía y entró en la bañera, sentándose cómodamente en su regazo. Se recostó en su pecho y cerró los ojos suspirando.


El agua olía a lavanda y estaba a la temperatura ideal. Y gracias al masaje que Thomas le daba en los hombros logró relajarse entre sus brazos.

Once in a lifetime (Je suis prest)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora