Capítulo 33

112 16 0
                                    

Al día siguiente Bill abrió los ojos y por un momento no supo donde estaba. Entonces un suspiro a su lado le hizo volverse y sonreír ampliamente al ver a Thomas dormido a su lado plácidamente


Entonces...no lo había soñado. Al irse a dormir la noche anterior tenía mucho de miedo de que llegado el día siguiente despertara y descubriera que todo había sido un bonito sueño.

—No estás soñando—murmuró Thomas sobresaltándolo.

— ¿Cómo sabías lo que estaba pensando?—preguntó Bill acomodándose entre sus brazos.

—Tantos meses compartiendo cama, he aprendido a leer tu mente—contestó Thomas suspirando—Miro tu rostro y si sonríes sé que es porque piensas en mi y en lo feliz que te hago.

—Soy muy feliz de tenerte de nuevo a mi lado—confesó Bill en voz baja—Cuando volví a mi época, pensé que jamás te iba a volver a ver y que tendría que darte por muerto...

Dejó de hablar y se incorporó de golpe, mirando a Thomas con una extraña expresión en su cara.

— ¿Sassenach?—llamó Thomas asustado.

—Vi tu tumba—susurró Bill llevándose una mano a los labios.

— ¿Mi tumba?—repitió Thomas alzando una ceja.

—Sé que te lo prometí, pero no podía seguir sin saber que te había pasado y busqué toda la información que pude en Internet—explicó Bill—Me llevó toda una noche, y llegada el alba descubrí una fotografía de un cementerio antiguo de Escocia, y había una lápida con tu nombre grabado en ella.

Thomas le escuchaba con atención, le notaba muy nervioso por lo que había descubierto y que le hizo pensar que él había muerto.

—Solo aparecía tu nombre, nada más—siguió contando Bill—No había fecha, estaba todo muy deteriorado para verla. ¿Quizás tus padres fingieron tu propia muerte para ocultar tu ausencia? ¿O para que la guardia británica no siguiera indagando por la desaparición del capitán Jost?

—En los diarios que aún no has leído mi madre me cuenta que pasó tras su muerte, pero no tiene relación con esa lápida que tú has visto—dijo Thomas—Ya lo podrás leer más adelante, con calma.

— ¿Y cómo es posible que haya una lápida con tu nombre?—preguntó Bill en voz alta.

Thomas no sabía que responderle, él mismo estaba igual de extrañado...hasta que cayó en la cuenta de su error y pudo respirar aliviado.

—Soy un tonto por no haberlo pensado antes—se riñó resoplando— ¿No lo leíste en el diario de mi madre? Llevo el nombre en honor a mi tío, el hermano mayor de mi padre que murió por defenderle.

— ¡Es verdad!—saltó Bill sacudiendo la cabeza—Entonces, es su lápida la que vi y...sentí que me moría pensando que podías ser tú...

—No pienses más en eso sassenach—pidió Thomas atrayéndole a sus brazos—Fue una confusión, ahora estamos juntos y solo debemos pensar en nuestro futuro hijo.

Bill asintió con la cabeza mientras se acomodaba contra su pecho, no podía evitar sentirse triste. Había pasado de pensar que Thomas estaba muerto a tenerlo en sus brazos en esos momentos, dejando atrás a toda su familia.

Siguieron en silencio disfrutando de la mutua compañía hasta que el estómago de Bill protestó.

—Será mejor que desayunemos—comentó Thomas moviéndose con pereza—Recuerda que debes comer por dos.

Once in a lifetime (Je suis prest)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora