Capítulo 66, alternativo 59

44 4 0
                                    


Edimburgo, año 1764

Cuando despertó, sonrió al ver donde estaba. Al lado de su esposo, la persona que más amaba. Sentía su brazo dolorido, pero no quería despertar a Bill. Habían pasado ambos una noche larga y se merecía descansar.

Se le quedó observando dormir plácidamente, su frente no estaba arrugada como lo había estado desde que se enteró de que se había vuelto a casar y no se había atrevido a contárselo por cobardía.

Pero ya lo habían aclarado todo y sentía que volvían a ser los de antes, y que nada ni nadie lograría separarlos nunca.

Sonrió al verle suspirar en sueños, no se pudo reprimir y bajando la cara se apoderó de sus labios. Le besó con suavidad una vez, otra más hasta que separó los labios ansioso por recibirle dentro.

Y así lo hizo, deslizó su lengua dentro de su cálida boca y se la recorrió con suavidad sintiendo como le respondía al beso gimiendo por lo bajo mientras que sus manos acariciaban su desnudo pecho.

No podía detenerse, ansiaba por hacerle el amor. Se movió en la cama, gruñendo cuando sintió una punzada de dolor que hizo que el beso se terminara con brusquedad y Bill abriera los ojos con preocupación.

— ¿Te duele?—preguntó Bill tratando de separarse de su contacto.

—No es nada...sigamos...—murmuró Thomas contra sus labios.

Pero Bill negó con la cabeza y se incorporó en la cama suspirando.

—Se te pueden abrir los puntos—explicó Bill por encima—Aún son muy recientes. Necesitas descanso, y conmigo en la cama descansar sería lo último que hicieras.

Thomas gruñó como respuesta al verle salir de la cama, sonriendo al ver como colocaba las sábanas y le arropaba con mimo como si fuera un niño pequeño.

—Debe ser la hora de comer—murmuró Bill, mirándose por instinto su muñeca.

Sonrió sin poderlo evitar, echaba de menos un reloj donde mirar la hora que era.

—No tengo hambre—dijo Thomas acomodándose en la cama—Bueno si...pero no me dejas alimentarme...

Bill sacudió la cabeza resignado, nada de lo que dijera o hiciera le haría volver a meterse en la cama por mucho que lo estuviera deseando. Era su paciente en esos momentos, no su esposo caprichoso.

—Tienes que comer para recuperarte cuanto antes—dijo Bill con firmeza.

—Me recuperaré más rápido con un whisky—murmuró Thomas acomodándose en la cama.

—*Ya has bebido bastante*—dijo con firmeza Bill—*Necesitas líquidos. Agua o caldo*

—*El whisky es un líquido*—apuntó Thomas.

—No, no lo es—negó Bill con rotundidad—Bajaré a subirte algo para comer. Luego, descansarás el resto del día sin rechistar.

A Thomas no le quedó otra que obedecerlo, Bill se había metido en su papel de curandero y mejor no llevarle la contraria cuando le hablaba en tono firme.

Salió de la habitación dejándolo a solas, encontrándose con Jamie en el pasillo con una bandeja en las manos.

—Pensé que Thomas necesitaría comer algo—explicó Jamie, sonriendo a su yerno.

—Gracias, iba a bajar a prepararle algo—dijo Bill tendiendo sus manos.

Pero Jamie negó con la cabeza y aferró con firmeza la bandeja.

Once in a lifetime (Je suis prest)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora