Capitulo 20

148 18 8
                                    


Amaneció un nuevo día, y Thomas aún con los ojos cerrados recordaba la noche que había pasado. Como Bill le hizo derramarse de puro placer, y cómo luego fue testigo de como él mismo empezó a masajear su cuerpo, tocándose ante él hasta que se derramó también.


Entonces se apoderó de sus labios y no dejaron de besarse hasta caer dormidos abrazados, y así amanecieron ese día.


Thomas jamás pudo imaginarse como sería estar casado con alguien, y menos con una persona de un futuro lejano, mucho más experta que él y que día a día le enseñaba algo.

Quería saber más, experimentar todo lo habido y por haber. Quizás al principio se sintiera algo cohibido, pero con Bill podía dejar a un lado su vergüenza y mostrarse como era.


Suspiró pensando que más le podía enseñar...

—Buenos días...


La adormilada voz de Bill le hizo abrir los ojos. Le había sentido suspirar y eso fue lo que le había despertado.

— ¿Estás bien?—preguntó Bill frotándose los ojos.


Thomas asintió con la cabeza al tiempo que le estrechaba en sus brazos.

—Creo que anoche me pasé un poco—confesó Bill mordiéndose un labio.


— ¡Para nada!—se apresuró a decir Thomas.

No quería que se sintiera mal o avergonzado por su comportamiento, entre esposos eso no debía ocurrir jamás. Lo que habían hecho había pasado de mutuo acuerdo, ninguno de los dos debía sentirse mal.



— ¿No te he escandalizado?—quiso saber Bill.

—Me has enseñado—puntualizó Thomas—Cierto es que me sentí avergonzado los primeros minutos, pero luego...me hiciste muy feliz.


Bill sonrió al escucharlo y alzando la cara separó los labios, que no tardaron en ser besados por los de Thomas. Sonrió contra sus labios, bajando una mano por su cuerpo hasta rozar su entrepierna.

— ¿Puedo escandalizarte un poco más?—pidió Bill sonriendo con picardía.



—Creo que me toca a mi—susurró Thomas también sonriendo.

Se movió con rapidez, haciendo que Bill se girara dándole la espalda. Sabía que no le gustaba de esa manera, pero la noche anterior fue él quien llevó las riendas, y esa mañana como ya había dicho era su turno.


Se acercó todo lo que pudo a su cuerpo, empezando a frotarse contra sus nalgas. No hizo falta esperar mucho tiempo, sentía que cada mañana se levantaba duro al sentir a Bill desnudo dormido junto a su cuerpo.

Bajó una mano y separó sus nalgas, colando dos dedos con cuidado para prepararlo. Y una vez le sintió listo, entró con suavidad en su cuerpo.


Bill gimió al notarlo, no había usado el aceite pero ya no hacía tanta falta. Su cuerpo se adaptaba a Thomas con facilidad, y pronto le sentía entrar y salir con más soltura, arrancándole gemidos de placer.

Cerró los ojos sonriendo, sentía los labios de Thomas en su cuello. Como su lengua lamía su piel y besaba, apresando su piel en sus labios y succionando, sabiendo que le dejaría una marca que llevaría con orgullo.


Sintió su mano sobre su miembro, y dejó que le masajeara hasta que tal y como él había hecho la noche anterior, rozó su próstata y le hizo estallar entre jadeos, sintiéndole derramarse en su cuerpo.

Once in a lifetime (Je suis prest)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora