Capítulo 45, alternativo 38

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Inglaterra, 1755

Helwater era una mansión que dejaba pequeña a Lallybroch. No sabía como había logrado Lord John que le cogieran como mozo de cuadra, los caballos eran su pasión y los echaba mucho de menos.

Su trabajo consistía en atenderlos, cepillarlos y darlos de comer. No podía poner un pie en la mansión si no era requerido por el señor de las tierras, que se encontraba de viaje en ese momento junto a su mujer y sus dos hijas.

Y eso fue justamente lo que ocurrió al mes de su "traslado". Lord Dunsany regresó de su viaje y Thomas se arregló su uniforme de trabajo para dar una buena primera impresión. Se recogió su largo pelo en una cola baja y se colocó a lado de sus compañeros de cuadra para recibir al señor con una reverencia.

Tuvo el tiempo suficiente para estudiarle a él a y su mujer e hijas. Por lo que había escuchado, sus nombres eran Isobel la hija menor y Geneva la mayor, quien parecía estar enfadada con todo el mundo por la expresión de su cara.

Observó como Lord Dunsany paraba lo justo para hablar con el señor Evans, el mayordomo, y segundos después Thomas recibió el mensaje de reunirse con su señor en la biblioteca de la mansión.

Se dirigió a ella suspirando, no sabía si ese iba a ser su último día. Quizás se había enterado de que provenía de la prisión de Ardsmuir y a pesar de su amistad con Lord John quizás no quería prisioneros trabajando en su casa.

—*Así que usted es el prisionero escocés*—murmuró Lord Dunsany.

—Alexander Fraser, a su servicio milord—se presentó Thomas con una reverencia.

—*El comandante Grey me ha informado de que usted fue soldado y luchó en le levantamiento del 45*—explicó Lord Dunsany.

—Así es, milord—murmuró Thomas.

—También me ha comentado que ha sido un prisionero ejemplar en Ardsmuir, que sabía de dotes medicinales y gracias a eso ha podio salvar no solo la vida de los prisioneros que cayeron enfermo sino también la de los oficiales británicos—siguió diciendo Lord Dunsany.

—Salvar una vida es la mejor de la recompensa tras tantos años luchando los unos con los otros—murmuró Thomas.

Lord Dunsany sonrió asintiendo con la cabeza, Thomas le parecía todo un caballero y a pesar de su pasado algo le decía que podía confiar en él. El señor Evans le había estado poniendo al día del nuevo empleado, sabía que se desvivía por sus caballos y trabajaba duramente sin escuchar una sola protesta de sus labios.

—Yo perdí un hijo en la guerra—dijo de repente Lord Dunsany.

Thomas alzó su mirada del suelo y se le quedó mirando, sabía perfectamente como se sentía. El mismo había perdido a su hijo...no exactamente porque no estaba muerto, vivía 300 años en el futuro pero jamás le había conocido, y para él era como si estuviera muerto...

—Mi mujer aún no ha superado su muerte—susurró Lord Dunsany—Y culpa de ella a todos los jacobitas...usted incluido. Por eso no creo que sea conveniente que sepa quien es, solo que es un mozo de cuadra recomendado por el hijo de un buen amigo.

Thomas asintió con la cabeza, desde que saliera de prisión sabía que tenía que dejar atrás sus raíces escocesas si quería tener una oportunidad de vivir tal y como Lord John le había aconsejado. Y empezó con su nombre, sabía que debía olvidarse de ser un McKaulitz y empezó a usar su otro apellido, Fraser. Y su segundo nombre, Alexander.

Sabía que Thomas McKaulitz podía ser un nombre fácilmente escuchado como el gran jefe del clan McKaulitz...que llevó a su gente a la derrota... Luchó hasta el final, y se salvó por los pelos de morir por una bayoneta.

Once in a lifetime (Je suis prest)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora