Capitulo 16

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A la mañana siguiente, Bill despertó gimiendo sin poder evitarlo. Sentía a Thomas a su espalda, abrazándole con un brazo y usando el libre para tocarle. ¡Y de qué manera!


Cualquiera diría que hacía un día que había dejado su virginidad, en una noche se había vuelto en todo un experto, ¡que manera de tocarle!

Gimió de nuevo entre risas, lo que hizo que las caricias de Thomas se volvieron más suaves para torturarle un poco más. Bill protestó moviendo las caderas contra su mano.

—Eres muy malo—susurró volviéndose.

Se tumbó de espaldas, dejando que Thomas se acostara sobre él y empezara a besarle el cuello, y al igual que él le hiciera la noche anterior empezó a bajar por su desnudo pecho hasta sustituir su mano por la boca.

Bill se retorcía bajo sus caricias, mordiéndose los labios para no gritar. Solo faltaba que todo el castillo fuera testigo de sus gemidos y jadeos.

Arqueó la espalda y levantando las piernas las puso a ambos lados de la cabeza de Thomas. Era una dulce tortura, no sabía cuánto iba a poder resistir sin dejarse llevar.

Bajó las manos y las puso sobre el pelo de Thomas, acariciando y tirando de sus mechones cuando sentía que iba a explotar al contacto de su lengua.

No tuvo que esperar mucho, sentía el orgasmo a punto de llegarle y tiró mas de su pelo hasta que Thomas alzó la cabeza sin entender.

—Termina....con la mano...—pidió Bill sintiendo cierta vergüenza.

Thomas así lo hizo, se apoderó de sus temblorosos labios y dejó que se derramara entre sus dedos, moviendo las caderas contra ellos entre jadeos hasta quedar exhausto.

—Thomas...—susurró Bill suspirando.

Thomas sonrió al escucharle y le atrajo a sus brazos, era pronto aún y acomodándose en la cama cayeron dormidos de nuevo...




Despertó cuando sintió protestar su estómago, Bill seguía acurrucado entre sus brazos y se levantó con todo el cuidado de no despertarlo. Se vistió sin apartar los ojos de la cama, viéndole dormir con una amplia sonrisa que le iluminaba la cara.

Sonrió también sin poder reprimirse, se le veía feliz y él también lo estaba. Jamás llegó a imaginarse como sería su vida cuando encontrara la persona adecuada con la que compartirla. Y lo había hecho, una tarde salió a pasear y acostado sobre la hierba encontró su alma gemela.Bien era cierto que apenas se conocían y la boda había sido muy precipitada, pero tras la noche que habían compartido y las confidencias que se habían hecho, sabía que había hecho la elección adecuada y pasaría con Bill el resto de su vida.

Suspiró y terminó de vestirse, le dejaría seguir durmiendo mientras que él bajaba a desayunar con su familia.

Encontró a Gustav por el pasillo, quien por su sonrisa supo de inmediato que Bill había sido una buena elección como marido.

—Felicidades primo, te lo mereces—dijo Gustav sonriendo.

Thomas asintió con la cabeza, Gustav era su mejor amigo además de primo suyo. Había pasado parte de su niñez en Lallybroch y habían crecido juntos. Era el único con el que podía compartir confidencias sabiendo que nunca jamás se las revelaría a nadie.

Y tras la maravillosa noche que había pasado, necesitaba hablarlo con alguien que no se centrara solo en el hecho de haber perdido su virginidad y qué tal era Bill en la cama.

Once in a lifetime (Je suis prest)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora